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Nueva York.— Se ubica a la vuelta de la esquina del edificio sede del Mercado de Valores de Nueva York, pero en últimas fechas se ha convertido en uno de los puntos clave para los turistas que visitan la zona de Wall Street.

Los guías hacen paradas para hablar un poco de esta edificación a los viajeros que encabezan, y casi es obligatorio tomarse una selfie, o foto grupal, con la gran leyenda a sus espaldas: The Trump Building.

A dos semanas de que concluya el proceso en el que el electorado estadounidense definirá al sucesor del presidente Barack Obama, se precibe un sentimiento de hartazgo ante una campaña en la que el buen gusto y el sentido común siguen ausentes.

Un día después del tercer y último debate en el que se enfrentaron los candidatos demócrata, Hillary Clinton, y republicano, Donald Trump, las personas que trabajan en el distrito financiero de Nueva York parecen haber perdido el entusiasmo respecto a la elección del 8 de noviembre.

Daniella trabaja en un edificio comunitario, en el cuál a través del pago de una membresía tiene acceso a una comunidad profesional dedicada a las artes y humanidades, y no duda al ser cuestionada: “Los dos candidatos son malos, pero el caso de Trump llega al ridículo”, comenta sin dejar de ver su smartphone. “No conozco a nadie que simpatice con él”, remata.

Y es que entre los profesionales del sector de los negocios, el veredicto parece unánime: escoger a un candidato significa descubrir cuál de los dos es el menos malo.

Gian trabaja en el sector de bienes raíces y duda un poco antes de responder que la ignorancia del estadounidense común fue lo que llevó a Trump a convertirse en candidato y que le permitió competir, hasta que se reveló la grabación con comentarios denigrantes hacia el género femenino que provocó su caída en las encuestas. “Son los ‘rednecks’ quienes han hecho llegar a Trump a donde está”, explica.

En el edificio de Trump, y en general en el Distrito Financiero neoyorquino, no hay señales de la campaña electoral, pues aquí escasean las tiendas de souvenirs. En el vestíbulo de la torre predominan los semblantes serios, pero tiene que ver más con la solemnidad que caracteriza a la comunidad de negocios de esta zona.

En la recta final del proceso electoral, el sentimiento común que se percibe es que ha sido suficiente de insultos y descalificaciones. Aquí lo que importa es mantener vivo el ánimo para hacer negocios.

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