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La debilidad de las finanzas públicas fue uno de los factores internos que afectaron a la depreciación del peso frente al dólar en las más recientes jornadas, reconoció el Banco de México (Banxico).

De acuerdo con la minuta número 46 de la reunión de política monetaria del pasado 29 de septiembre, uno de los miembros de la Junta de Gobierno destacó los persistentes y elevados requerimientos financieros del sector público y un acelerado crecimiento de la razón deuda pública a PIB en los últimos años.

La deuda pública, que en 2012 era equivalente a 34.3% del PIB, para el cierre de este año la Secretaría de Hacienda prevé que llegue a 48.5%. En ese lapso, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (la versión más ampliada de la deuda) pasó de 37.7% y se calcula finalice en 50.5% en este ejercicio.

A consecuencia de este deterioro, la mayoría de los integrantes destacó que ciertos indicadores de prima de riesgo se han incrementado.

Para la mayor parte de los reunidos en la Junta de Gobierno, la percepción de esta fragilidad fiscal se confirma con las advertencias emitidas este año por las agencias calificadoras, detalló el texto del Banxico.

Durante 2016, las agencias Standard and Poor’s y Moody’s revisaron la perspectiva de la nota crediticia del país, de estable a negativa, argumentando el tema de la deuda como la principal causa del ajuste.

En la reunión a la cual asistió por primera vez la subsecretaria de Hacienda, Vanesa Rubio —quien tiene voz pero no voto— los cinco integrantes de la Junta de Gobierno decidieron subir medio punto la tasa de referencia para quedar en 4.75%.

Si bien la decisión de apretar la política monetaria fue por consenso, no así el respaldo al paquete económico 2017, sólo cuatro lo apoyó.

La mayoría dijo que si bien se va por el camino correcto, es indispensable el aval y la adecuada ejecución de las acciones fiscales planteadas.

Además, cuatro de los cinco integrantes destacaron que con el paquete fiscal propuesto se prevé alcanzar un superávit primario a partir de 2017 y estabilizar la razón de deuda pública a PIB también a partir de ese año, lo que permitirá absorber choques del exterior de manera más eficiente y propiciar mejores saldos de la cuenta corriente.

Uno señaló que, de cumplirse estas acciones, sería un primer paso hacia una estabilización y un cambio de tendencia en el saldo de la deuda.

Pero otro puntualizó que es indispensable tomar todas las medidas necesarias para convencer a los mercados del compromiso de las autoridades para garantizar la reducción del saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público en los próximos años, principalmente ante la perspectiva de bajos precios y producción del petróleo.

Señaló que existen límites de seguir sustentando el ajuste a través de un menor gasto de inversión dado el ascenso en el gasto corriente.

Incluso uno advirtió que ante un entorno incierto y cambiante, las autoridades fiscales deben estar preparadas para realizar más ajustes.

Finalmente, un integrante apuntó que es necesario mantener la estabilidad financiera y continuar con los esfuerzos de ajuste estructural.

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