Los jóvenes nini (ni estudian ni trabajan) reflejan una realidad que muchas veces no quiere verse o quiere disfrazarse de necesidades de creación de empleos o impulso al emprendimiento con fines de autoempleo. Sin embargo, hay razones de fondo causales de esta condición que si se van resolviendo con el paso del tiempo, las estadísticas del mercado laboral cambiarán radicalmente.

En el IMEF analizamos distintas problemáticas que afectan al mercado laboral y una circunstancia a mejorar es el mercado del empleo de la población joven del país.

Tradicionalmente se concibe que exista de manera natural una transición del proceso de preparación educativa para la inserción en el mercado laboral.

Y es ahí donde surge el acrónimo de los jóvenes entre 15 - 24 años de edad que ni estudian, ni trabajan (nini) y quienes por alguna razón tienen que dejar sus estudios o bien que al terminarlos no encuentran oportunidades de trabajo.

Se quiere ver que esta es una condición temporal y que se resolverá con la creación de empleos, pero ya hay estudios donde se demuestra que principalmente en la población de escasos recursos, los nini son tolerados o consolados por sus familiares, pues consideran que son parte de las consecuencias socioeconómicas familiares, del entorno y del país.

Incluso, esta situación es fomentada por sus padres, durante varios años, entendiéndose el fenómeno como si fuese en realidad una decisión tomada en los hogares.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicó el 26 de julio de 2016 un artículo donde se analiza la problemática del empleo juvenil.

Se destacan cifras preocupantes para los países de Latinoamérica y el Caribe respecto a los jóvenes nini, las cuales reflejan una realidad que muchas veces no quiere verse o quiere disfrazarse de necesidades de creación de empleos o de impulso al emprendimiento con fines de autoempleo, y aquí se anotan:

1.- Uno de cada cinco jóvenes de 15 a 24 años es nini, hay 19.9 millones de ninis en estos países.

2.- 77% de los ninis son mujeres (por un nini varón, hay tres mujeres nini).

3.- Las altas tasas de embarazo adolescente y el cuidado de los niños hacen que muchas mujeres tengan que ser ninis.

4.- En comparación de desempleados, el 14% están en edades de 15 a 24 años y contrasta con el 4% que son adultos mayores de 64 años.

5.-El 54.4% de los jóvenes tienen un empleo informal que desencadena una espiral de carencias en protección social y en derechos legales. Esta alta informalidad, unida a aspectos como la alta rotación laboral o la falta de inversión en capacitación, alimenta la espiral de carencias y el empleo precario.

6.- Dos de cada tres jóvenes que trabajan, tienen empleo precario.

En el estudio de la OCDE, publicado este año y titulado: Perspectivas del empleo, se reporta que en México el 14% de los jóvenes de 15-29 años es nini, siendo la mayoría de bajo nivel educativo y de bajo nivel de desarrollo de competencias básicas. Esto representa a más de 7.5 millones de jóvenes.

Complementando el entendimiento de la problemática, recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que casi la mitad (43%) de todos los desempleados del país son profesionistas con nivel medio superior y superior, situación que para el IMEF es preocupante, ya que indica con alta probabilidad que la población con estudios técnicos o profesionales, que no encuentran empleo, en realidad carecen de la preparación que están buscando las empresas en sus perfiles de atracción de talento.

Para ayudar a mejorar estas cifras que reflejan una grave problemática, el IMEF propone la implementación de medidas que reduzcan la deserción escolar a nivel medio superior y superior y realizar programas sociales de comunicación, para que las familias de escasos recursos entiendan los beneficios de seguir estudiando.

Aunado a ello, debe continuarse con las mejoras a la calidad de la enseñanza.

Por otra parte y específicamente, la academia debe comprender y anticipar los requerimientos de talento de las empresas, de los sectores productivos y con ello enfocar el desarrollo de habilidades y competencias mediante el reforzamiento de los planes de estudio en preparatorias técnicas y universidades.

Si a esto se le suma la posibilidad de facilitar la transición de la escuela al trabajo por medio de programas académicos duales (escuela-empresa) se reducirá la falta de experiencia laboral al concluir sus estudios.

Sin duda alguna, esto promoverá en los jóvenes el desarrollo de las capacidades que requerirán las fuentes de empleo en el mediano plazo y podrá cambiar radicalmente las estadísticas actuales respecto a los ninis y el mercado laboral.

Presidente del Comité Técnico Nacional de Capital Humano del IMEF
patricia@calimeria.com

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