Desde enero de 2015 a la fecha, el peso se ha depreciado 35% y la población ha resentido el encarecimiento del dólar directamente en sus bolsillos, advirtió Arturo Huerta González, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

En un comunicado difundido por la máxima casa de estudios y donde se retoman las consideraciones del economista, Arturo Huerta explicó que por la depreciación del peso la población debe pagar más por distintos bienes, incluso por productos básicos como la tortilla.

Refirió que el costo por kilogramo de ese alimento rebasó los 16 pesos en varios establecimientos, un incremento del 33 % con respecto del año pasado.

“La mayoría de lo que consumimos tiene un alto componente de importaciones. En consecuencia, la depreciación se traducirá en alza de precios y menor poder adquisitivo”, sostuvo.

Consideró que la subasta de dólares o recortar el gasto público no solucionará el declive del peso. “Las medidas adoptadas no frenan las presiones sobre el tipo de cambio y demuestran que no hay condiciones internas para sortear esta situación”, dijo.

El también coordinador del Posgrado en Economía estableció que rematar divisas sólo merma las reservas internacionales.

“Esta historia ya la enfrentó México en las crisis de 1982, 1995 y 2009, cuando no se detuvo la fuga de capitales. Más que ofertar dólares para evitar la devaluación, es urgente controlar el movimiento de capitales”, recordó.

El recorte del gasto público afecta la demanda y el mercado interno. Las ventas caerán, se generarán menos empleos y la perspectiva de crecimiento será mínima, detalló.

Consideró que existe un entorno adverso y vulnerable en condiciones donde la paridad cambiaria sólo se mantuvo por la entrada de capitales y variables externas positivas.

“El peso pierde terreno por la caída internacional del precio del petróleo, la desaceleración china, la recesión japonesa, el magro crecimiento de Europa y el aumento de la tasa de referencia de la Reserva Federal de Estados Unidos”, señaló.

Explicó que en estas circunstancias los inversionistas retiran sus fondos de economías emergentes hacia el mercado estadounidense, que garantiza condiciones más atractivas e inversiones más seguras.

“Esto encarece el dólar y devalúa monedas como la nuestra, lo que afecta las finanzas públicas”, indicó el experto.

El 28 de enero, la Comisión de Cambios del Banco de México determinó extender la vigencia del mecanismo de subastas ordinarias y suplementarias diarias con precio mínimo por un monto de 200 millones de dólares cada una, a partir del 2 de febrero y hasta el 31 de marzo.

Al respecto, el economista comentó que la medida no restringe el declive del peso porque no hay perspectivas de que en los próximos meses se recuperen los precios internacionales de materias primas e hidrocarburos o que mejore la economía china.

En los últimos meses han salido más de 26 mil millones de dólares, que podrían ser utilizados para incrementar la inversión, apuntalar el desarrollo agrícola e industrial y generar empleos. “Ese capital está ahora en manos de especuladores”,  apuntó.

En tanto, señaló que el recorte de las finanzas estatales afecta la economía de las familias mexicanas, golpeada por el alza de precios, el desempleo y salarios a la baja y que la contracción de la actividad económica sólo agravará los desequilibrios.

Señaló que día a día estamos frente a la crónica de una gran crisis anunciada. “Las autoridades deben tomar medidas antes de que se manifieste y no mantener estrategias que sólo profundizan la vulnerabilidad de la economía mexicana frente a los embates externos”, indicó.

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