La indignación y el hartazgo de la sociedad mexicana serán la fuerza que aliente el cambio del régimen presidencialista. Este año nuevo inició con desesperanza, violencia y un golpe a la economía de las familias debido al ineficiente modelo de seguridad y las malas decisiones económicas del gobierno federal.

El PRI no entiende que su modelo económico neoliberal está agotado, pues ha condenado a generaciones completas de mexicanos a la pobreza. Iniciamos el 2018 con el dólar en los 20 pesos, incrementos en gas, gasolinas, tortillas y varios productos de la canasta básica.

El régimen priísta, como de costumbre, pretende cargar los costos de su carísima e ineficiente burocracia a los mexicanos.

Con todo esto, de poco servirá la imagen de ciudadano que pretenden construir a su candidato a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, quien en septiembre de 2017, cuando era titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entregó en la Cámara de Diputados el Proyecto de Paquete Económico 2018, mismo que refrendaba la supuesta política de austeridad del gobierno federal.

¿Cuál austeridad? Se refería quizás a, aquella en la que el priísmo ha pretendido mantener al pueblo durante décadas. Meade no representa el cambio que México necesita, todo lo contrario, a su paso por las diferentes Secretarías hubo disimulo a las estafas maestras, sobornos de Odebrecht, desvíos millonarios a campañas electorales en Chihuahua, Estado de México, Quintana Roo y Veracruz.

Pepe, como le dicen sus compañeros del régimen priísta, es integrante de una generación de gobernantes que carecen de valores como honestidad, honradez y ética. Los Duarte, los Borge, los Yarrington, los Moreira.

El ex secretario de Hacienda bien podría ser un personaje orweliano, y bajo su dominación lo único claro es que, como en La Granja de George Orwell, todos los mexicanos son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Y es que la camarilla de burócratas que, junto a él, mal gobernaron al país, desviaron miles de millones de pesos hacia minorías privilegiadas, y han fracasado en los rubros más elementales, vulnerando la estabilidad económica, debilitando la seguridad pública y minando el tejido social.

Por ello, en ese continuismo que representa el candidato del PRI, no puede dejarse de lado la estela de violencia y corrupción de quien lo impuso, y aunque Meade se presenta como la antítesis de Peña Nieto, ambos se deben al establishment que colapsó a México.

En una nueva visión del país, la coalición Por México al Frente plantea retomar ideas fundacionales del país: “moderar la opulencia y la pobreza y lograr así una mayor igualdad social”, como lo soñó Morelos.

Por eso planteamos establecer una política de Estado que combata la pobreza, desigualdad y marginación. Establecer un salario mínimo digno y suficiente para las personas que trabajan; y garantizar el derecho a una renta básica universal a todos los mexicanos.

La resignación no es nuestro camino. No seremos esa sociedad mexicana en cuyo seno anidan el temor y la desesperanza, sin poder acceder a la justicia, que sufre los efectos de un modelo económico que propicia la desigualdad social, con programas sociales que sólo han servido para apuntalar agendas electorales. México merece una nueva oportunidad.

Ex secretaria general del PRD

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