La historia automovilística europea puede ser repasada con detalle y emoción plena a través del famoso museo Cité de L’automobile, que ofrece la colección de los hermanos Schlumpf, integrada por más de 400 máquinas que fueron fabricadas desde 1878 hasta nuestros días.

Portentosa Cité de l’automobile
Portentosa Cité de l’automobile

Este recinto casi sagrado para todo amante de los automóviles se despliega en el interior de una fábrica antigua adquirida por los Schlumpf en 1957. Estos hermanos forjaron su fortuna en la industria textil. Cada uno de los modelos que aquí se exhiben se conservan en perfectas condiciones gracias a la lana de los Schlumpf. También nos referimos al material textil.

El museo se localiza en la ciudad de Mulhouse, al este de Francia. Un dato, de entrada, impresiona: aquí se resguarda la mayor colección de Bugatti en el mundo. La joya (al menos, de la edad contemporánea) es el Bugatti Veyron que se descubre ante los ojos del visitante sobre una plataforma giratoria, para no perder ningún detalle de su diseño. Así es: el museo tiene la misión de hacer crecer su colección con cualquier auto que merezca la pena, sin importar los años que tenga de producido.

Portentosa Cité de l’automobile
Portentosa Cité de l’automobile

Un recorrido de fantasía.

En la principal se hallan 243 ‘piezas’ que en una museografía sencilla y pedagógica, narran la evolución del auto . Estratégicamente la sala es iluminada por 800 candelabros idénticos a los que hay en el puente Alexandre III de París.

La sala siguiente está dedicada al motor de los vehículos de competición. Aquí la experiencia adquiere características no solo intelectuales, sino también sensoriales, ya que los efectos sonoros y visuales permiten al visitante imaginar que encarna en piloto de un Panhard-Levassor de 1908, un Mercedes W125 de 1937 o un Lotus 33 de 1963.

Portentosa Cité de l’automobile
Portentosa Cité de l’automobile

También hay un área dedicada a coches de los locos , locos años 30, como el Panhard-Levassor X26, el Delahaye 1935 y el Rolls Royce Silver Ghost de 1924. Con solo estas tres menciones ya te das una idea del discurso portentoso propuesto por la Cité de l’automobile.

El universo alrededor del auto.

La mecánica pura y dura se explica de forma clara: en un solo punto de encuentro se describe el desarrollo histórico de los motores ; el proceso de restauración de los vehículos y el paso a paso para dar vida a un fierro, desde su diseño hasta la construcción.

Portentosa Cité de l’automobile
Portentosa Cité de l’automobile

Además, el museo también se encarga de las curiosidades que terminan siendo esenciales en la decoración de un auto , como figuras humanas, animales o geométricas (imagina el caso de la estrella de Mercedes-Benz . Como aderezo, se puede admirar una colección de 101 autos de juguete, que se remonta a principios del siglo XX.

La Cité cuenta con su propio autódromo , para actividades programadas. Sobre todo, encuentros de todo tipo de clubes de coches.

Portentosa Cité de l’automobile
Portentosa Cité de l’automobile

Sin embargo, la experiencia máxima se llama My Classic Automobile, que brinda la oportunidad de tocar y manejar una legendaria máquina en el propio circuito, o dirigir el volante hacia una ruta rural, donde el paisaje se embellece por los viñedos Vosges. Tiene un costo extra a la entrada del museo, obvio. Pero, ojo, que pueden ser los euros mejor invertidos de tu viaje familiar francés.

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