Hace unos días iniciaron las campañas locales y federales para las elecciones de julio de 2018. Este año se elegirán Presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales y 2,818 autoridades locales. Es un momento decisivo que determinará el rumbo de nuestro país, pero también es una oportunidad para disminuir la brecha política de género. Los invito a impulsar el liderazgo político de las mujeres y una agenda de género para contribuir en la construcción de una democracia verdaderamente representativa.

En los últimos años, ha habido avances significativos con relación a la participación política de las mujeres en México. Cabe destacar el presupuesto de los partidos políticos destinado para la capacitación en liderazgo político de las mujeres; la aprobación de cuotas en las listas electorales a cargos de elección popular; y la reforma en materia de paridad de género para los poderes legislativos. El INE también ha tomado medidas para garantizar este principio. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer para elevar el nivel de influencia de las mujeres en el ámbito político. Los avances logrados hasta ahora ponen sobre la mesa nuevos retos. Las acciones afirmativas no son suficiente.

Las mujeres en la política todavía son una minoría que se enfrenta con obstáculos institucionales, culturales, económicos y sociales que limitan su participación, incluso dentro de las esferas de poder. Sólo por mencionar una situación, en el Congreso la mayoría de los coordinadores son hombres. Se requiere que las mujeres también participen activamente en las negociaciones y en los acuerdos, así como evitar prácticas discriminatorias comunes en la política mexicana como las “juanitas” y colocar candidatas mujeres en los “distritos perdedores” sólo para cumplir con la cuota. Asimismo, el electorado no ha eliminado por completo los absurdos prejuicios que consideran que las mujeres no cuentan con las capacidades necesarias para ejercer de manera satisfactoria un cargo público.

En las próximas elecciones, las mujeres todavía representan un porcentaje menor del total de las candidaturas a la Presidencia, senadurías y diputaciones federales. Es momento de cambiar esta situación. Las mujeres están interesadas y están preparadas para ocupar cargos públicos. Es nuestra responsabilidad, como miembros del electorado y ciudadanos libres, abrir nuevos caminos. Utilicemos nuestro voto para apoyar el liderazgo femenino y a los candidatos con propuestas sólidas en materia de género.

Está en nuestras manos promover la participación política de las mujeres para la consolidación de la democracia y para alcanzar una sociedad justa e inclusiva, en donde las demandas de todos los sectores de la población se traduzcan en cambios legislativos y en políticas públicas. La visión de las mujeres es fundamental para el progreso de México.

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