En los últimos días se ha desatado un movimiento en las redes sociales utilizando #MeTooEscritoresMexicanos. El objetivo ha sido destapar la violencia de género y el terrible acoso sexual en el medio literario. Es impresionante la cantidad de denuncias que han salido a la luz, evidenciando casos de abuso hacia las mujeres. En poco tiempo este hashtag se convirtió en tendencia en Twitter y se extendió a otras áreas.

Un artista no es alguien que merezca consideraciones especiales en el momento de ser señalado como un abusador. De hecho en ninguna persona, famosa o desconocida, debe ser tolerado este tipo de comportamientos. El movimiento que empezó como un #MeToo, desatado por el famoso productor de Hollywood Harvey Weinstein, se extendió al medio literario mexicano y en poco tiempo al periodismo y la música. Lo más preocupante es que no es exclusivo de los cineastas, los escritores, los músicos o los periodistas. Lamentablemente, es un problema sistémico que afecta la integridad de las mujeres en todos los ámbitos, no solo en el cultural. Muchas de ellas, la mayoría, se quedan calladas y viven este infierno en silencio.

Los movimientos sociales son una forma de acción colectiva y transformadora. Las redes sociales le han dado otra dimensión, que no por ser más popular y accesible, le quita el valor y el potencial de mejorar la situación para los afectados. Este tipo de movimientos le otorgan visibilidad a un problema y crean consciencia acerca de una situación verdaderamente alarmante.

Tener el valor de denunciar a un agresor, ponerle nombre y apellido, es definitivamente un paso hacia adelante. Sin embargo, no es suficiente.

Yo espero que este movimiento no termine en denunciar públicamente actos de violencia. Este tipo de delitos se deben perseguir y castigar. La justicia debe ser impartida con una perspectiva de género que proteja a las mujeres y asegure la imparcialidad. Deben existir mecanismos legales para que las mujeres tengan la confianza de denunciar la violencia de género, sabiendo que el sistema les va a responder y las va a respaldar. Más que un hashtag, este movimiento es un grito de desesperación y debemos creerles, escucharlas, hacer todo lo que está en nuestras manos para generar un cambio.

Sigamos rompiendo el silencio. El cambio también está en nuestra capacidad para levantar la voz, exigir nuestros derechos, cuestionar, protestar contra las injusticias, no ser indiferentes, no conformarse y no tolerar absolutamente ningún acto de violencia, abuso o discriminación.

Yo me solidarizo con todas las mujeres que han tenido el valor de denunciar a sus agresores, pero también con las que se quedan calladas con miedo y resignación. La voz de una es la voz de todas. No estamos solas.

Empresaria, inversionista de impacto y defensora de los derechos de la mujer

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