Miente el presidente Enrique Peña Nieto al afirmar que: "La reforma energética introdujo cambios estructurales que impulsan a la industria petrolera en su conjunto y promueven la productividad y la competitividad de Pemex”.

Falso. Durante la administración de Peña Nieto, las reservas de petróleo crudo cayeron en -45.1 por ciento; las reservas probadas de gas natural lo hicieron en -36.8 por ciento; en tanto que la producción de hidrocarburos cayó en -17.5 por ciento; la producción de crudo en -15.5 por ciento, y las exportaciones de petróleo crudo en -4.9 por ciento.

Los trabajos de exploración y desarrollo se han desplomado, la tasa de utilización de la capacidad de refinación se ha reducido a menos del 50 por ciento, la producción de petrolíferos se ha derrumbado y las importaciones han crecido desmesuradamente.

La balanza petrolera es deficitaria desde 2015. En 2017 las exportaciones de petróleo crudo sumaron 23 mil 600 millones de dólares, mientras las importaciones sumaron 42 mil millones de dólares, 18 mil 400 millones de pesos más. Esto significa que se importa más del 70 por ciento de los combustibles que se consumen en el país, con su consecuente incremento en los precios.

Peña Nieto miente al afirmar que el sector energético está atrayendo más inversiones que nunca: "Al concluir este sexenio se habrán formalizado compromisos de inversión por 200 mil millones de dólares, que serán la base para el crecimiento de este sector a lo largo de los próximos años”.

Falso. En los poco más de cuatro años transcurridos de la contrarreforma constitucional, se han invertido solo poco más de 3 mil millones; esto es, el 1.5 por ciento de lo ofrecido, mientras que antes de la reforma Pemex invertía de tres a cinco veces más cada año que el total de lo invertido tras la reforma.

Miente al afirmar que Pemex no era rentable, que era imperativo crear un nuevo régimen legal que le permitiera a la empresa fortalecer sus operaciones: “La reforma energética introdujo cambios estructurales que impulsan a la industria petrolera en su conjunto, al tiempo que promueven la productividad y la competitividad de Pemex”.

Falso. Se ha profundizado el desmantelamiento de Pemex. Más allá de la corrupción que representan las operaciones ilícitas de Odebrecht o el robo de hidrocarburos, el Gobierno federal está obstinado en entregar a manos privadas, al que fuera el monopolio estatal, por ejemplo: La Comisión Reguladora de Energía obligó a Pemex a ceder al sector privado el 70 por ciento de sus contratos de venta de gas. Además, con la construcción del mercado de gas natural, Pemex fue despojado de la red troncal de gasoductos, sin que se le pagara una correcta indemnización, al tiempo que la paraestatal ya no comercializa los hidrocarburos de la nación, ya que el gobierno contrató a la empresa trasnacional Trafigura, la que le cobra 18 centavos de dólar por barril comercializado.

Pese a las evidencias del fracaso de la reforma energética, el Gobierno continúa depredando la riqueza nacional y empeñando el futuro y la seguridad energética del país. Durante la Ronda Uno, se concesionaron 20 mil 424 km2 del territorio nacional, en plazos que van de 35 a 50 años en tierra, aguas someras y aguas profundas. Durante la Ronda Dos, se entregaron en el Golfo de México 42 bloques con un área de 69 mil 696 km2, y se prevé la entrega de 231 bloques más que sumarán 165 mil 218 km2. Es decir, en solo cinco años, se habrán concesionado a particulares cerca de 255,338 mil km2, que representan la quinta parte del Golfo de México que equivalen al 10 por ciento del territorio nacional, que sumadas a las concesiones mineras que comprenden más de 600 mil km2, cerca de la mitad del territorio nacional estará bajo el dominio de empresas privadas, en su mayoría extranjeras.

La reforma energética fracasó y es necesario revertirla, las pruebas son contundentes; sin embargo, el gobierno y los intereses a los que sirve, quieren hacernos creer que la reforma energética es irreversible, que se han suscrito contratos e instrumentos legales que impiden cualquier cambio a la situación impuesta.

Falso. La reversión de la reforma energética es viable. Es posible que los hidrocarburos y el servicio público de electricidad vuelvan a considerarse estratégicos y de gestión exclusiva del Estado. Que habrá litigios con las empresas concesionarias, los habrá, pero México debe hacer valer sus instrumentos constitucionales para garantizar el desarrollo del país, su seguridad energética y con ello, su seguridad nacional.

Este es el país al que aspiramos muchos mexicanos, el país que se debatirá en las urnas el próximo 2 de julio. Un país que es posible alcanzar.

Senador de la República

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