La semana pasada el Banco de México dio a conocer las minutas de la última reunión de política monetaria de 2018, en la que la Junta de Gobierno decidió por unanimidad incrementar en 25 puntos base la tasa de referencia ubicándola en 8.25%, su máximo histórico.

Las minutas muestran que los miembros de la Junta de Gobierno aludieron a la disminución marginal que ha presentado la inflación en los últimos dos meses. No obstante, respecto al índice subyacente –el cual elimina los componentes más volátiles de la medición de la inflación, como los precios de los bienes agrícolas, los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno– todos los miembros de la Junta coincidieron en que ésta ha mostrado una resistencia a la baja, debido al contagio ejercido por el incremento de los precios de los energéticos sobre los costos de producción.

Con relación a la economía mexicana, la mayoría de los miembros destacó la desaceleración de la actividad económica durante el último trimestre de 2018. En particular, la Junta aludió a la trayectoria descendente de la inversión fija bruta y se destacó que “los indicadores de confianza de las empresas han registrado en los últimos meses un deterioro generalizado”. Con ello, la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno coincidieron en que el balance de riesgos para el crecimiento económico se debilitó respecto a la reunión anterior.

Cabe destacar que los comentarios de los miembros de la Junta de Gobierno, al igual que una diversidad de indicadores económicos y los resultados de las últimas encuestas de expectativas sugieren que el crecimiento económico de 2019 será menor al de 2018. Al respecto, algunos integrantes de la Junta “advirtieron que el paquete económico no mejora la estructura del gasto y que la nueva estrategia del gobierno federal pareciera privilegiar el consumo sobre la formación de capital físico y humano, lo que también podría repercutir en el crecimiento potencial”. De hecho, se señala que “en el nuevo presupuesto, la inversión pública no aumenta en proporción al PIB y será destinada a proyectos cuya rentabilidad financiera y social no es evidente”.

Dadas las consideraciones anteriores, si bien la inflación subyacente continúa en niveles elevados y ha mostrado resistencia a la baja, es probable que durante los próximos meses el banco central decida mantener la tasa de referencia sin cambio, considerando el contexto que prevalecerá de desaceleración de la demanda agregada propiciada parcialmente por la trayectoria descendente de la inversión. En este marco de referencia, cabría reconocer que incrementos adicionales en la tasa de referencia podrían desincentivar aún más la inversión fija bruta, ya que el costo de invertir aumenta en la medida que las tasas aumentan.

No obstante, hacia adelante hay varios factores que podrían detonar un incremento en la tasa de referencia en 2019, entre los que destacan: (1) Una mayor incertidumbre respecto al crecimiento económico global, particularmente de Estados Unidos (EU), que podría incentivar una mayor aversión al riesgo con relación a mercados emergentes, lo que generaría a su vez distorsiones en los mercados locales, particularmente sobre el comportamiento de la divisa mexicana; (2) un incremento inesperado en la trayectoria de la inflación que podría verse afectada por los aumentos a los salarios mínimos, incluyendo en la zona fronteriza; y (3) alzas adicionales en la tasa de referencia de EU. Respecto a este último aspecto, es importante destacar que la reciente apreciación que ha registrado la divisa mexicana se explica principalmente por la expectativa de que la postura monetaria del Banco de la Reserva Federal se mantenga sin cambio durante el presente año. Ello ha generado una recuperación de los precios de los activos de las economías emergentes, incluido el peso mexicano. No obstante, en el último anuncio de política monetaria del Fed, la mayoría de los miembros del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) estimaban dos incrementos adicionales en el rango objetivo de tasas en EU.

De materializarse dichos aumentos, la divisa mexicana podría presentar presiones hacia depreciarse, lo que pudiera conducir a que el Banco de México considere incrementar la tasa de referencia.

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