¿Qué tan definida está la elección del 1° de julio? Ya se sabe que estamos en un escenario volátil, por eso lo que hoy indican las encuestas publicadas puede ser diferente al resultado de los votos. ¿Qué posibilidad hay de que la fotografía de las encuestas sea muy diferente a la elección? Estas preguntas no se pueden responder con certeza, sólo se pueden hacer algunas aproximaciones.

Si revisamos las últimas tres sucesiones presidenciales, se puede observar que ha habido tres procesos diferentes. En el año 2000, el candidato puntero era Francisco Labastida, del PRI; la oposición panista estaba en un segundo lugar con Vicente Fox (hoy de triste memoria), y el candidato de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, estaba en un lejano tercer lugar. En el resultado Fox rebasó al puntero y ganó la elección. Seis años después hubo una polarización en donde el puntero, AMLO, fue alcanzado por el segundo lugar, Felipe Calderón; vimos una intensa guerra sucia, alianzas vergonzantes y errores de la misma izquierda y se llegó a un resultado de casi un empate, con unos comicios muy cuestionados por el rompimiento de la legalidad. En 2012 el puntero del PRI, Peña Nieto, se mantuvo arriba durante todo el proceso y ganó la elección; mientras que el tercer lugar, AMLO, rebasó al segundo lugar, la panista Josefina Vázquez Mota, pero no pudo ganar. En síntesis, hemos tenido un rebase sin conflicto, un empate catastrófico y un ganador de inicio a fin. ¿Cómo será este año?

En cada una de las tres últimas elecciones ha habido una temática que se presenta como un dilema a resolver en las urnas. En el año 2000 era si había llegado el momento de terminar con los gobiernos del PRI y tener una alternancia o seguir con el mismo partido gobernante. En 2006, con un PRI que se rezagó al tercer lugar, el dilema se planteó sobre el tipo de modelo de desarrollo: seguir con la misma estrategia de administración de la pobreza y una inserción internacional con mano de obra barata o dar un giro para impulsar el mercado interno y poner el acento en la redistribución de la riqueza. Después de seis años de guerra por una estrategia equivocada del segundo gobierno panista, el dilema era sí o no al regreso del PRI con la consigna de que ellos “sí saben gobernar”. El proyecto de regreso se construyó desde una maquinaria económica y mediática con la oferta de restablecer la seguridad y cumplir las promesas de campaña. Hoy ya sabemos que en los tres casos hubo un fracaso: alternancia inútil (2000-2006), violencia descontrolada (2006-2012) y corrupción sin límite más violencia (2012-2018). La primera alternancia terminó en un acomodo frívolo a los intereses dominantes y generó un enorme desencanto. En 2006 se violentaron los acuerdos de la transición y el gobierno foxista y los grupos empresariales más conservadores alteraron la equidad de la competencia. En 2012 el país llegó exhausto de violencia por el desastre de un gobierno irresponsable que sólo agravó el problema sin tener una estrategia adecuada. Hoy existe un gobierno reprobado por sus excesos de corrupción e impunidad, y, además, por tener las peores cifras en inseguridad y violación de derechos humanos. El viejo PRI regresó en una versión más atrasada y cínica de abuso de poder.

Si dejamos de lado a los tres independientes, que en realidad no lo son y tienen un apoyo minoritario, se presentan tres candidatos, pero sólo dos opciones: una de ellas con Meade y/o Anaya, PRI y PAN, que representan una continuidad del modelo económico y una profundización de más de lo mismo en distintas versiones: una tecnocrática y la otra tipo youtuber. El PRI y Peña tienen un amplio rechazo y el PAN arrastra dos gobiernos con una evaluación negativa. La otra opción la representa el puntero, AMLO (acusado de populista), que marca la agenda y puede hacer una ruptura por los cambios en el modelo económico (mercado interno, redistribución del ingreso y combate a la corrupción), pero quizá la oferta más importante de este candidato sea la de pacificar al país.

La decisión estará cruzada por filias y fobias, por temores y expectativas, por esterotipos y estigmas. Tres candidatos, pero sólo dos opciones…

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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