¿Mi deseo para esta Navidad? Que la regordeta figura de Santa Claus (excepto la versión atlética de El Palacio de Hierro) se sustituya por una reencarnación camp de Ted Bundy o Jeffrey Dahmer y, de ese modo, todas las erogaciones absurdas, los compromisos sociales insufribles y los regalos deleznables sean eliminados a sangre fría, pero con mucho estilo.