Cerrados los caminos internos para impulsar un cambio real en el deteriorado rumbo democrático e institucional en Nicaragua, los opositores disponen de escasos instrumentos para obligar a Ortega y a Murillo a sentarse a negociar y están sujetos a la intensidad y al efecto —a mediano y largo plazo— de las sanciones económicas de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea (UE).