¿Cuántas veces has ido a una cita médica y tienes que esperar hooooooras (que no son horas, pero se te hacen eternas) para que te reciban? Seguramente muchas y te molesta una barbaridad. A mí también me choca que me hagan esperar, de hecho tengo muy poca tolerancia al respecto y justo por eso trato de ser lo más puntual posible cuanto me toca a mi recibir pacientes. Pero ahí les va cómo se viven las cosas desde este lado del escritorio, como el especialista.
Llevo dando consulta más de 12 años, a estas alturas ya se cuánto tiempo me toma cada paciente: si es de primera vez, de seguimiento, si vienen en pareja o con algún amigo o familiar. De hecho, de muchos ya se si los veré rápido o será más tardado. Por ello es que yo manejo mi agenda y yo organizo los horarios. Habrá algunos que en 15 minutos terminamos y otros a los que les dedico una hora o más. Esa fue mi decisión desde el día uno que di consulta: a cada paciente el tiempo que necesite. No me arrepiento y hasta la fecha así es (parte del concepto de ayuda personalizada con el que me desempeño) justo por eso organizo las citas holgadas, para no hacer esperar a los que vienen después pero ¿qué pasa si el paciente es el que llega tarde? Todo se complica y… pasa muy seguido.
Como pacientes nos choca, enfada y enfurece que nos hagan esperar en la salita con revistas viejas, tele en el peor canal o radio de fondo pero no nos damos cuenta que la mayoría de las veces somos los responsables de eso. Miles de veces (y digo miles porque han sido miles) he recibido mensajitos con el “ya casi llego”, “hay mucho trafico”, “perdón, perdón, ya estoy cerca” e infinidad de disculpas para explicar que vienen tarde a su cita.
De hecho, ubico perfecto a los pacientes que siempre les toca tráfico, Waze los mandó mal o justo su jefe les pidió algo de última hora. Son siempre los mismos y cuando llegan vienen acelerados, corre y corre y con una historia increíble en la boca. Yo creo que ya saben cuánto me molesta, pero yo se que no les importa tanto (si no, no lo harían).
El hábito de llegar tarde es eso, un hábito. Levantarse tarde, perder el tiempo, no calcular los trayectos (incluyendo el horroroso y ya predecible tráfico de esta ciudad, la estacionada, la caminada hasta el consultorio, llegar directo al baño, etc), hacer otra cosa antes o no pensar en la cita que tienes es de pésima educación. Claro, el día que llegan tarde, esperan ser recibidos y que se les dedique todo el tiempo que necesiten para sus dudas, chistes y disculpas (y además, sin prisas bien y de buenas).
El día que de milagro llegan a tiempo, les choca esperar. Pero puede ser que ese día alguien más hizo lo mismo que ellos suelen hacer y ya todas las citas se retrasaron. A lo mejor no lo saben pero si cada paciente llega tarde “sólo” 10 minutos, el último puede ser que lo reciba una hora y media después. No es justo.
En especial yo no lo hago. Doy tolerancia de 15 minutos y si el paciente llega después, hay que reagendar (y deberá pagar el 50% de la consulta, porque su espacio estaba listo para el). Generalmente se enojan mucho de que no los reciba y más de que tengan que pagar pero me parece un gesto de respeto hacia los que vienen después y hacia mi, que sí valoro mi tiempo. Si prefieren, pueden esperar y en el primer momento que tenga disponible los paso, pero resulta que tampoco quieren. Suele ser un problema enorme.
A veces como pacientes no entendemos lo complejo de una agenda médica. Claro, también se que hay especialistas que ponen una cita cada 15 minutos sabiendo que se tardan 30 con cada uno, pero sus razones tendrán. Yo lo que me imagino es que hay tantos pacientes que cancelan o simplemente no llegan que hay que poner miles de citas, una sobre la otra, para que mas o menos cubran el mínimo para pagar la renta, pero tampoco se vale.
Yo lo que propongo es que aprendamos a respetar el tiempo de los demás. Tienes una cita, llega a tiempo… no puedes ir, cancela con anticipación o reagenda… eres el médico, organízate para que tus pacientes no tengan que esperar más de 10 minutos. Vámonos respetando todos y así, sólo así podremos exigir respeto a los demás.