Quienes han estado en consulta conmigo saben que mi recomendación de siempre para elegir un queso es que sea el más blanco y el que menos de derrita, eso de alguna manera te garantiza la menor cantidad de grasa. Obvio, habrá que buscar que no sean altos en sodio ni utilizarlos como la única fuente de proteína animal en la dieta. Acuérdense que una dieta correcta también contempla la variedad de alimentos.

Así pues, leyendo un poco más del tema me encontré con un queso que es queso, pero no lo parece: el tipo petit suisse.

La confusión viene, me imagino, de que en los supermercados está expuesto junto a los yogures, postres, natillas, leches y gelatinas. ¿Es entonces una especie de queso-helado-yogurt? Pues, sí. Es un clásico de la infancia de casi cualquiera de nosotros (los que no crecimos sometidos al terrorismo nutricional donde todo hace daño). Es un producto elaborado a partir de la cuajada de leche de vaca, un queso fresco, al que a veces se le adiciona crema y a veces no, no tiene corteza pero sí un altísimo grado de humedad, por eso se confunde con un yogurt.

Su origen no es suizo sino francés y en su receta original contenía casi 40% de grasa, ahora ya no es así. Hoy por hoy se le añade azúcar y fruta, lo que hace de ellos una excelente fuente de hidratos de carbono para niños muy activos y que necesitan reponer sus reservas de energía.

Si bien en el mercado mexicano no hay muchos tipos de quesos petit suisse, vale la pena recordarlos de vez en cuando. Finalmente, a los niños les gustan y pueden ser una alternativa de postre, de colación después del ejercicio o en el lunch.

De acuerdo a un estudio de Profeco, aportan en promedio 53 kcal en 45g pero suficiente calcio (100-112 mg) y proteína (2,5-2,7g) como para no satanizarlos. Si bien contienen azúcar (6 g o 1,2 cucharaditas) una parte es glucosa o sacarosa (azúcar común) pero otra es lactosa y fructosa, azúcares de la leche y la fruta respectivamente. Estos carbohidratos los niños los necesitan para crecer y desarrollarse.

La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que el consumo de azúcar no debe superar el 10% de las calorías totales de la dieta. Esto quiere decir que para un niño activo que necesita 2000 kilocalorías diarias, 200 (máximo) pueden provenir de azúcar. Un vasito de queso petit suisse aporta 25-30 de esas 200.

Es importante decir que al estar hechos de leche, aportan vitamina D, zinc y calcio. De hecho, hay una marca que contiene el doble (de calcio), hay que leer las etiquetas siempre para que elijas la mejor.

Finalmente, y como siempre digo, no hay alimentos buenos ni malos. Añadir a la lonchera de tus hijos un botecito de queso petiti suisse o que lo consuman después de su entrenamiento deportivo puede ayudarle a estar sanos, fuertes, con energía y de buen humor. La clave está en no excederse, pero hay que recordar que finalmente, es una alternativa más para comer cosas ricas.

Una última idea, uniéndolo al texto de la semana pasada: mantén siempre tus quesitos en refrigeración. Si los sacas, consúmelos lo antes posible o cómpralos en empaques especiales que guardan el frío por más tiempo.

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