¿Recuerdas algún acto de magia? Las personas que hacen magia suelen poseer un carisma característico, generalmente en sus trucos meten la mano a su sombrero y sacan una paloma, un conejo, etcétera. El truco que hacen con un pañuelo blanco: lo introducen en su puño y al abrir su mano, ese pañuelo, se convierte en una flor. También el famoso truco de adivinar una carta, ¿recuerdas?, tú o alguien del público miraban esa carta y después de mucho barajarla, el mago sacaba la carta que anteriormente se había elegido.

Es bastante divertido, y los seres humanos en general, al estar inmersos en la cotidianidad de nuestras vidas, solemos maravillarnos con esas pequeñas cosas que suelen ser extraordinarias para nosotros: las disfrutamos enormemente. Así, estoy convencido de que todos tenemos la capacidad para hacer grandes trucos de magia.

Todos poseemos la capacidad de realizar actos de magia, todos y cada uno de nosotros, ¡hacemos magia! Seguramente has de pensar que estoy algo loco, pero meditémoslo por un instante: a todos nos ha tocado en algún momento de nuestra vida, estar con una persona que en ese momento está triste, y con nuestra conversación, nuestra energía y tal vez las palabras adecuadas, logramos cambiar, de una cara seria a una cara alegre a esa persona.

Cuando vemos a una persona sin ánimos, de igual manera con las palabras precisas, que salen de nuestro corazón, podemos lograr impregnar esperanza y ayudamos a encontrar soluciones, donde tal vez, ya no se veían más.

Hacemos magia, cuando podemos transformar nuestra realidad a través de nuestros pensamientos, pero sobre todo con nuestros actos, cuando transformamos algo que no nos agrada, en algo que nos gusta y sin quejarnos. No digo que la queja sea mala o sea negativa, solo digo que aparte de solo quejarnos actuemos en función de lo que nosotros deseamos. Bien lo dijo Mahatma Gandhi: “debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.

¿Qué acto de magia tienes pendiente?, pero, sobre todo ¿con quién? ¿Cuál es esa magia con la que deseas sorprender a alguien? Puede ser para un integrante de tu familia, por ejemplo, alguno de tus padres, tus hermanos, también puede ser para un amigo de esos que se convierten en hermanos, más que de sangre, del alma. Puede ser también para un colega en el trabajo o algún compañero de escuela. Según el caso.

Podemos pedir perdón por los errores que hemos cometido y a quienes hayamos lastimado o herido, podemos perdonar también y liberarnos de todo aquello que no debemos cargar: también esos, son actos de magia, y tal vez, sean los mejores. Todos tenemos un acto de magia pendiente, que no debemos postergar, es un espectáculo que no debe esperar, porque somos los protagonistas y hay personas que esperan de nuestra magia.

Se vive una nueva realidad, a distancia o de manera híbrida, pero las palabras siguen saliendo de nuestro corazón y desembocan, o por lo menos eso pretendemos, en los corazones de las personas a quienes se las dirigimos. Un muy buen amigo un día me comentó: “los mensajes son palabras metidas en una botella de cristal, que navegan sin saber siquiera a donde llegarán”.

Que nuestras palabras sean el vehículo para transformar realidades, pero sobre todo que nuestras acciones sean nuestros mejores actos mágicos. Realmente no requerimos de mucha producción, para el gran espectáculo, a veces solo una palabra de aliento, un gran abrazo, una mirada… o a veces solemos ser tan mágicos que, con nuestra sola presencia basta; solo es cuestión de tener la completa disposición, ¿cómo ves?, ¿hacemos magia?

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