Tenemos que tener mucho cuidado de no quedarnos en el lugar equivocado por mucho tiempo, debido a que a todo nos acostumbramos los seres humanos, hasta a lo malo.

Las relaciones humanas en su gran mayoría son complicadas, ya que están sujetas a diferentes enfoques, pero definitivamente cuando nos quedamos el suficiente tiempo en un lugar donde no nos sentimos cómodos, terminamos por convertirnos en ese lugar, de la misma manera ocurre, cuando compartes más del tiempo debido con las personas equivocadas, en la relación que sea; ya sea de pareja, en familia, con amigos, colegas, o socios, en ocasiones nos podemos equivocar, pensando “ahí es”, pero eso no significa que estamos obligados a quedarnos para siempre.

Debemos de ser conscientes que el amor y la esperanza de que algo cambie, no sustituirán las acciones concretas que se nos presentan en este momento. Es muy común, que cuando sentimos una emoción hacia con alguien, e insisto puede ser en cualquier tipo de relación, al principio no le demos mucha importancia a lo que para nosotros pudieran ser defectos, que las otras personas nos muestran, o al menos los minimizamos, esperando que con el tiempo se den cuenta de su error y puedan llegar a cambiar, esto puede estar más familiarizado con respecto a las parejas, el enamoramiento; la emoción del momento nos puede hacer perder de vista, algunos detalles que posee la otra persona y los pasamos por alto, pensando equivocadamente que cambiará, pero lo que sucede es que el encanto se pierde y entonces esos “detalles” insignificantes parecen tomar importancia.

Es muy difícil mantenernos en la línea, entre lo que es y lo que yo quisiera, ya que muchas veces con tal de que las personas se queden con nosotros somos capaces hasta de cambiar nuestra forma de ser, y no es que esto sea malo, la adaptación es parte importante de la vida, siempre y cuando esto nos lleve a mejorar de manera personal, pero si los cosas “insignificantes” que hay en las otras personas son parte de su personalidad, entonces debemos tener cuidado. Primero tenemos que asimilar que nadie puede cambiar para que encaje con nosotros, ni se trata de que nosotros cambiemos para que alguien nos pueda aceptar. Los cambios deben de ser desde nuestra plena consciencia, debido a que así se quiere y se desea, con base en una autorreflexión, pero no por o para alguien. Insisto y lo subrayo, esta línea es muy delgada, porque por supuesto existen actitudes, comportamiento o ideas, que podemos tener nosotros que a lo mejor son erróneas o equivocadas, por eso se requiere de mucho autoconocimiento y estar siempre poniéndonos atención.

Ese sentido de pertenecer nos puede llevar a relaciones dañinas para nosotros, el tener que “soportar” situaciones que a nosotros no nos hacen bien, con tal de encajar, con tal de formar parte de la vida de alguien, definitivamente ese no es el camino a la felicidad, porque si lo hacemos y no nos sentimos plenos, allí no es.

Si en algún momento sentimos que no nos dan nuestro lugar, o que no nos respetan como personas, definitivamente, allí tampoco es, y tenemos que movernos, la vida es movimiento y el quedarnos inmóviles nos causara daño, ten cuidado de tener esa necesidad de estar o de seguir donde mismo, repito, a todo nos acostumbramos las personas, hasta a lo malo. Acostumbrémonos, a ser felices, a sentirnos plenos, respetados y valorados, porque si no nos sentimos de esa manera con las personas que compartimos nuestra vida definitivamente allí no es.

La brújula perfecta siempre, es no pasar sobre nosotros mismos, y no dejar a un lado nuestra esencia como persona, lo que somos solo para encajar en un lugar o con personas que no son las correctas para nosotros, ¿y para ti, allí es?

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