Reinas, Reyes, Príncipes, Princesas, Emperadores, Jeques, Dictadores, Presidentes, Jefes de Estado, Políticos, Empresarios multimillonarios, Líderes Tecnológicos, Banqueros etc., en fin, los poderosos que de alguna manera influyen por su posición financiera, empresarial o política en los sucesos históricos de gran importancia, han querido estar cerca o tener a su lado a personajes con gran conocimiento o discernimiento que los ayuden o asesoren en la toma de sus decisiones. Así ha sucedido desde que el hombre ha ostentado el poder.

Tenemos varios ejemplos. Por un lado, los emperadores aztecas o mayas siempre contaban con sacerdotes que los asesoraban. Por otro lado, tenemos con la emblemática figura de Alejandro III de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno (356-353 a.C.), quien tuvo como uno de sus consejeros a la biblioteca viviente Aristóteles.

Otra referencia es el propio Maquiavelo, quien con sus obras como: “El Príncipe” y “Los discursos sobre la primera década de Tito Livio”, han servido de consulta de los poderosos, políticos, etc. Asimismo, Stefan Sweig con “Fouché, el genio tenebroso” y Sun Tzu con “El arte de la guerra”. Por ello, los textos de un sinnúmero de filósofos son consultados por los influencers de la vida política y financiera del globo terráqueo.

Pero Alejandro Magno no se conformó con la biblioteca viviente Aristóteles, según nos narra, sino que mostró un interés especial en los yoguis y santos cuando estuvo en la India.

Así, Alejandro Magno mandó a buscar, a través del mensajero Onesikritos, a un gimnosofista hindú llamado Dandamis, ya que lo quería a su lado por sus conocimientos filosóficos.

El coloquio entre el mensajero de Alejandro Magno y Dandamis es digno de la reflexión, e incluso, la obra que te recomendaré más adelante no solo es para influencers, sino para cualquier interesado en su autobiografía.

Dicho diálogo comienza con la invitación del poderoso Alejandro Magno, que le ofrecía al gurú grandes obsequios a cambio de que se presentara ante él, así la invitación: “El hijo de Zeus, Alejandro, señor soberano de todos los hombres, desea que vengáis a su lado, y si acudís, os colmará de regalos, pero si rehusáis, ¡os cortará la cabeza!”.

Al recibir la propuesta, el yogui en absoluta calma respondió: “Yo también soy hijo de Zeus, si Alejandro es tal –comentó. No deseo nada de lo que posee Alejandro, pues estoy contento con lo que tengo… Alejandro no es ningún Dios, ya que debe morir –continuó el sabio con serena ironía– ¿Cómo puede ser él el amo del mundo, si no ha conseguido instalarse en el trono universal del dominio del interior? Ni ha entrado todavía en el Hades, ni conoce el curso del sol a través de las regiones de la tierra, la mayoría de cuyas naciones ni siquiera ha oído su nombre”.

Podrás preguntarte a cuál libro me refiero, de que filósofo o de cuál época, pues la respuesta es muy sencilla, el texto que podrás agregar para tu consulta es: “La autobiografía de un yogui”, de Paramahansa Yogananda.

Respecto de este texto, el músico George Harrison mencionaba que tenía montones de ejemplares repartidos por su casa y que los obsequiaba constantemente. Steve Jobs lo redescubrió en 1974 y lo leyó todos los años de su vida hasta su fallecimiento (fue su regalo póstumo para todos los que asistieron a su funeral en Stanford).

Así es que, para escribir tu autobiografía, ya sabes a quien consultar.

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