Es probable que en las próximas elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos veamos enfrentarse nuevamente a Joe Biden, actualmente en el cargo, y a Donald Trump, el populista expresidente de bronceado naranja. Será una carrera entre dos personas bien entradas en la tercera edad.

Un cada vez más deteriorado Joe Biden con 80 años anunció el martes pasado su intención de reelegirse sin que, al parecer, tenga nada nuevo que ofrecer. Ni siquiera su slogan “la batalla por el alma de Estados Unidos” parece ofrecer algo distinto pues ha venido utilizándolo desde 2017 sin que al parecer mucho haya cambiado desde ese tiempo y en los tres años que lleva como presidente. Una vez más apelando a defender los derechos de las minorías y a defender al país de la amenaza que encarna Donald Trump y la derecha radical.

Trump por su lado, con 76 años, volverá a las andadas con sus posturas radicales, sus discursos incendiarios contra las políticas progresistas impulsadas por Biden y, por supuesto, sus ataques contra México y los mexicanos.

Sin embargo, la polarización política no es exclusiva de la derecha republicana o de Trump. Los enfrentamientos políticos de los últimos tiempos parecen conducir a posiciones totalitarias a favor o en contra de algo. Ya sea el aborto, la inmigración, los derechos de las minorías, la guerra o la inmigración. Todos ellos son temas que no solo conciernen a los ciudadanos estadounidenses, sino que también pueden tener implicaciones para México y para otros países del mundo.

Trump es un mentiroso, racista y acosador sexual cuyo mayor logro durante su mandato fue la polarización. Bajo el estandarte de enarbolar las preocupaciones del estadounidense promedio, Trump llevó su “Make America Great Again (MAGA)” al extremo cuando sus simpatizantes asaltaron el Capitolio azuzados por sus acusaciones, sin sustento, de fraude electoral. Para México, Trump fue un dolor de cabeza, especialmente por sus constantes amenazas y caprichos. En 2024, de nuevo Trump llevará su gorra “MAGA” a la campaña.

Aun sin Trump, en los últimos meses los republicanos insisten en presentarse como una pésima opción para los votantes de origen mexicano y latino que lo último que desean es que Estados Unidos invada militarmente o bombardee a nuestro país para dar la pelea contra el fentanilo. Ideas y declaraciones que, dicho sea de paso, demuestran que no solamente Trump tiene extraviado el cerebro en aquel partido.

En el caso de Biden, su pelea por “el alma de Estados Unidos” ha pasado por convertir de facto a nuestro país en un centro gigante de detención de migrantes. Luego de que en 2021 suspendiera el Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) heredado de la época de Trump que permitía la deportación de centro y sudamericanos, en enero pasado se anunció un acuerdo por el que México recibirá 30,000 migrantes al mes, deportados de Estados Unidos.

En 2024, previsiblemente dos ancianos pelearán el poder en la ¿todavía? nación más poderosa. Durante años se ha dicho que a México suele “irle mejor” con presidentes republicanos que con demócratas. Al parecer eso no ocurrirá en 2024. Si bien ambos candidatos representan riesgos, también es verdad que ya los conocemos y vivimos a ambos siendo presidentes. Y ahí nos ha ido un poco mejor al menos, con Biden. La esperanza sería que ambos partidos postularan a candidatos más jóvenes con ideas y propuestas más frescas y menos polarizantes. Recuperar la visión de Estados Unidos sin importar el partido político que gobierne. Ya veremos.

Twitter: @solange_

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