En Bolivia, Evo Morales intenta torcer –una vez más– las leyes y busca imponerse por cuarta ocasión como presidente. Fue un muy desaseado proceso de recuento de votos que fue interrumpido cuando la tendencia, a pesar de favorecer al aún presidente, indicaba que habría necesidad de acudir a una segunda vuelta electoral.

Hace apenas unos meses, en este mismo espacio, llegábamos a la conclusión de que su propia candidatura a la presidencia era anticonstitucional de acuerdo con los cambios que él mismo impulsó para poder reelegirse. No es de sorprenderse; Evo acumula ya una historia de ignorar las leyes (aún las que él mismo ha confeccionado). En 2014 fue candidato para reelegirse por tercera vez, violando un acuerdo signado por él mismo en 2009 en el que había hecho el compromiso de no presentarse nuevamente a elecciones.

El resto de la historia es muy reciente. La derrota de Evo en referéndum buscando modificar el artículo 169 de la Constitución Boliviana que sólo permite la reelección por una vez más lo llevó a pasar por encima de la Constitución y de la voluntad de los ciudadanos para convertirse por cuarta ocasión en candidato gracias a una muy endeble interpretación del Tribunal Constitucional.

En estas elecciones muchas cosas ocurrieron por primera vez en mucho tiempo: que la oposición superaba finalmente la barrera de 30% de votos y que, ante esos primeros resultados, Evo no lograría ganar en primera vuelta.

Sin embargo, con el correr de las horas las cosas darían un giro muy drástico que llevaría al país a un estado de emergencia debido a las violentas protestas en las calles frente a lo que ha sido calificado como un fraude electoral. Veamos. La Constitución establece que el ganador en primera vuelta será el candidato que obtenga el 50% + 1 de los votos o el que obtenga el mayor número de votos y la diferencia entre el primero y el segundo lugar sea superior al 10%.

Con un 83% de avance en el conteo de los votos, los resultados electorales indicaban que Evo ocupaba el primer lugar con 45% de los votos frente a 38% del opositor Carlos Mesa , resultado que, por lo señalado arriba, obligaría a una segunda vuelta. Las posibilidades de la oposición se incrementaban al unificar el voto opositor en un único candidato.

En este escenario, el Tribunal Electoral ordenó, de manera inexplicable, suspender el recuento de votos, el cual retomaría 24 horas después y anunciaría el resultado final: 46.85% a favor de Evo contra 36.74%, un resultado que, por unas cuantas décimas permitía salvar a Evo de ir a la segunda vuelta. El fraude se había consumado y el resto es historia viva.

Evo ha decretado estado de emergencia para combatir a la ciudadanía que ya antes se había opuesto a su candidatura y que ahora mostró estar dispuesta a votar por otras opciones. Entre la elección de 2014 y la actual, Evo perdió alrededor de 15 puntos porcentuales de votación pasando cayendo del 60%. Sin embargo, esto no parece representar ningún problema ante sus claras intenciones de no abandonar el poder. Con estas elecciones, Evo ha dejado de ser un dictador en potencia para ingresar formalmente en la lista de dictadores latinoamericanos.

Twitter: @solange_

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