Un día después de haber tomado posesión como gobernador de Oaxaca, el morenista Salomón Jara ya tiene listo un diagnóstico sobre las irregularidades cometidas por su antecesor en el cargo, el priista Alejandro Murat . En el escritorio del primer gobernador no priista de la historia política oaxaqueña, de acuerdo con fuentes cercanas al mandatario morenista, hay un expediente elaborado por su equipo de transición que detectó un alto endeudamiento en créditos y financiamientos bancarios contraídos por la administración muratista bajo el motivo de “la realización de obras de infraestructura” para el estado.

Hasta ahí todo suena normal, pero el problema que ha detectado el nuevo gobernador oaxaqueño y que ya ha dado pie a que ordene una serie de investigaciones y auditorías sobre la contratación de deuda por varios miles de millones de pesos, es que muchas de las obras que aparecen en la justificación para la contratación de endeudamiento financiero a nombre del Gobierno de Oaxaca , no aparecen materializadas a la hora de supervisar y constatar la realización de dichas obras públicas.

Es decir, que en manos del gobernador entrante en Oaxaca, hay información, auditorías y expedientes que documentan que la contratación de deuda por parte de su antecesor en el cargo, que se justificó por la construcción y realización de diversas obras públicas, no corresponde a las obras terminadas, iniciadas o proyectadas durante la administración de Alejandro Murat, el gobernador saliente del PRI, que hoy se ha declarado un aspirante a la Presidencia de la República para el 2024.

Eso le da sentido al discurso que pronunció durante su toma de posesión el primer gobernador morenista en la historia de Oaxaca, el pasado 1 de diciembre: “Hoy comienza una nueva etapa en la historia de Oaxaca, ha sido un largo camino, décadas de lucha, resistencia y esperanza, siglos de corrupción y desigualdad, pero ese pasado difícil, complejo, duro, es también el que nos permite estar aquí y nos da la oportunidad de construir un mejor futuro a todas las oaxaqueñas y oaxaqueños. Se acabó el saqueo”, dijo Salomón Jara el jueves pasado, cuando la clase política y morenista y de la 4T , acudió a arroparlo en su ascensión a la gubernatura oaxaqueña.

Para nadie es un secreto que entre el gobernador entrante de Morena y el mandatario saliente del PRI nunca hubo una relación cercana ni mucho menos política; desde sus orígenes personales, hasta sus militancias políticas, Salomón Jara Cruz y Alejandro Murat Hinojosa pertenecen a mundos e ideologías opuestas. Socialmente, Jara es hijo de campesinos del istmo y eso lo marcó para convertirse primero en estudiante e ingeniero del Instituto Politécnico Nacional y luego en fundador de la Unión Campesina Democrática y militante de la izquierda, primero del PRD y luego de Morena; mientras que Murat, hijo del exgobernador oaxaqueño José Murat y de Guadalupe Hinojosa, estudió en universidades del extranjero, se especializó en temas financieros y de administración pública, para después convertirse en funcionario público del Estado de México y luego del gobierno federal, de la mano del expresidente Enrique Peña Nieto.

Políticamente tampoco coincidieron en ningún momento. Jara Cruz fue militante del PRD y formó parte del gobierno del exgobernador Gabino Cué , como secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero; mientras que Murat Hinojosa no sólo nació en familia priista, sino que además fue parte del gobierno peñanietista y llegó a la gubernatura impulsado lo mismo por su apellido que por el apoyo del expresidente Peña , como parte de la llamada “nueva generación de priistas” que pregonó y encumbró el peñismo.

Por eso, aunque el presidente López Obrador siempre buscó que entre Murat y Jara hubiera entendimiento y que se evitara el golpeteo político, pues los Murat (padre e hijo) son vistos como aliados políticos por el tabasqueño, mientras que Jara lo acompañó durante sus recorridos como opositor por los 570 municipios oaxaqueños , la realidad es que nunca hubo entendimiento y mucho menos acercamiento entre los dos políticos, aun cuando Salomón decía, ya como gobernador electo, que habría “una transición pacífica y tersa” con el gobierno de Alejandro Murat y que no habría persecución en contra del exmandatario priista.

Hoy, el equipo de Salomón Jara , en sus primeras horas como gobernador de Oaxaca, afirma tener “indicios y evidencias” de que, desde el gobierno de Oaxaca, en la administración saliente de Murat, se contrató deuda millonaria con el pretexto de realizar y financiar obras públicas, pero a la hora de constatar y verificar esas obras, se encuentran en su mayoría “proyectos inconclusos” o de plano obras que aparecen en la justificación de los créditos contraídos por la anterior administración, pero que cuando se mandan a verificar en la realidad “hay obras fantasma o inexistentes” que no fueron realizadas o se dejaron sin terminar por parte de la administración muratista.

¿Será entonces que estamos ante una investigación y eventual acusación de la administración saliente de Alejandro Murat y que a eso se refiere el nuevo gobernador Salomón Jara cuando dice que “se acabó el saqueo” en Oaxaca bajo su naciente administración? Veremos qué tantas pruebas y documentos tiene el primer mandatario morenista en la historia oaxaqueña de la simulación de obras para la contratación de deuda estatal y, también, qué tanto el presidente López Obrador apoya al nuevo mandatario oaxaqueño o decide proteger a sus aliados priistas, los Murat.

NOTAS INDISCRETAS…

Este fin de semana concluye la Feria Internacional del Libro de Guadalajara , que en su edición número 36 resultó ser todo un éxito, no sólo por el número de asistentes, que puede superar los 800 mil asistentes, sino porque, a pesar de los pretendidos boicots y berrinches, tanto del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro , como del presidente López Obrador , la FIL se confirma que el principal evento cultural y editorial de México y Latinoamérica, y uno de los más grandes e importantes del mundo, que está por encima de las grillas, caprichos y desplantes autoritarios de los políticos y gobernantes. Con todo y que el gobernador Alfaro pretendió sabotear el mayor evento cultural, literario y comercial, en cuanto a la industria editorial se refiere, y que el presidente López Obrador la desdeñó como un “foro del conservadurismo”, la FIL logró exhibir 1.5 millones de títulos editoriales en todos los idiomas del mundo, incluido el árabe, que fue la lengua del país de Sharjam homenajeado en esta edición, por lo que la autoridad de ese Emirato Árabe reconoció a la Feria Internacional del Libro “como una de las mayores ferias del libro del mundo en compra y venta de derechos literarios”. Si a eso se suma que una parte importante del público asistente a la FIL eran jóvenes, adolescentes y niños, está claro que los políticos que creen que pueden sabotear y boicotear a un evento tan noble, como reconocido internacionalmente, no sólo no entienden la importancia de la cultura y la lectura para un país y una sociedad, sino que además muestran la pequeñez y la mezquindad de sus pretensiones políticas. Para decirlo claramente, si Alfaro no fue capaz de dimensionar la importancia de la FIL para su estado, más allá de su pleitos y reyertas políticas, difícilmente tendrá el tamaño para buscar una aspiración presidencial, mientras que López Obrador, ya desde la Presidencia, le da más valor e importancia a una marcha de incondicionales que lo adulan y lo adoran, que a un evento cultural en el que niños, adolescentes y jóvenes descubren el fascinante mundo de la lectura…Los dados mandan Serpiente Doble. Semana de caídas ligadas.

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