¿Qué pensaría usted si hoy le dijeran que la materia prima para su negocio será prohibida el próximo año?, ¿cree que podrá ser igual de productivo que como lo está siendo ahora?, Y, ¿cómo se sentiría si le prometieran velar por el desarrollo de la actividad a la que se dedica pero por más que lo intenta, no ve claro?, ¿se imagina a más de 8 mil agricultores sin trabajo? Quizá usted piense que éstas no son formas de iniciar una conversación, pero quería introducirlo en lo que estamos viviendo los algodoneros del norte del país. ¿Sabe cuál es la razón? Que, a dos años de haber iniciado la cuarta transformación del país, nos seguimos preguntando qué ha pasado con la promesa del señor presidente, Andrés Manuel López Obrador; quien en reiteradas ocasiones se ha comprometido a velar por el desarrollo del campo y del bienestar de quienes lo trabajamos. No, no estoy exagerando, es la realidad.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que encabeza el Dr. Víctor Manuel Toledo prohibió la siembra de algodón genéticamente modificado, lo cual no es para nada benéfico para nosotros y representa un gran reto para un sector que se ha reconstruido a través del tiempo, gracias a diferentes generaciones.

Hoy veo las tierras que trabajo y me parece difícil que las autoridades federales no puedan percibir lo que mi familia y yo vemos, es nuestra fuente principal de ingresos que, además, ha dado tanto a la economía local pero aún más a la nacional. Nos ha llevado a competir en las grandes ligas, es decir, a nivel internacional; nos ha permitido cuidar del medio ambiente y emplear a millones de personas. Es más, hoy somos más de ocho mil agricultores los que no tenemos seguridad en cuanto a lo que ocurrirá con nuestro sector. Viendo lo complicado de la situación, creemos que corremos el riesgo de que desaparezca y eso nos preocupa mucho porque, ¿de qué vamos a vivir?

Quizá usted no lo sabe pero, México es uno de los principales productores de algodón, de hecho, está entre los primeros cinco países con mayor rendimiento con una siembra de alrededor de 240 mil hectáreas. Por supuesto, no siempre fue de esa manera, pues a principios de la década de los años 90, la producción disminuyó drásticamente a causa de las plagas y el alza en costos de producción; principalmente. Por ello, en el año 1996, se introdujo el algodón genéticamente modificado que nos ayudó a reactivar la producción de este cultivo; y no sólo elevamos nuestros rendimientos, sino que, además, logramos un eficiente manejo y control de plagas y malezas. Esto último nos trajo beneficios sociales, económicos y ambientales que han convertido al algodón en el cultivo genéticamente modificado de mayor superficie de siembra en el país.

Un cultivo muy noble para el país, ya que requiere de menores recursos -como agua- y es más resistente a las condiciones climáticas. Pero, además de ello, el algodón es un gran generador de empleos directos e indirectos, pues no sólo los agricultores dependemos de éste. No hay que olvidar que hay toda una cadena de valor como la industria textil, quienes son también beneficiarios de la producción nacional. En este mismo sentido, el manejo del cultivo en campo y el proceso de despepite genera 6.2 millones de jornales por año, que corresponden a 48,689 personas contratadas de planta y eventuales. También hay que señalar los procesos de hilado, tejido y confección por la industria textil que generan 1.24 millones de empleos.

Por rendimientos no paramos, ya que desde 1996 el promedio de la fibra de algodón cosechado aumentó de forma importante en alrededor de 77%, pasando de 824.57 kg/ha (3.79 pacas) a 1,465.67 kg/ha (6.73 pacas) en 2019. Como resultado de este aumento en la productividad del cultivo, es que se ha logrado disminuir la importación de fibra para la industria textil en México.

Creo que estas cifras me permiten explicar por qué no comprendo la prohibición que nos han lanzado y que con ésta nos están condenando a un futuro incierto. Ya tuvimos algunos años de producir poco, aprendamos del pasado y hoy que tenemos todos los elementos a la mano, aprovechémoslos.

Sólo pedimos que el señor Presidente nos tenga confianza. Somos productores con años de experiencia, la cual nos fue heredada de nuestros antepasados. Por ello pedimos un espacio para que la SEMARNAT nos escuche pero con apertura al diálogo y a la solución. Queremos trabajar y seguir aportando a la economía nacional, ahorrar recursos, ser amigables con el medio ambiente y por supuesto, ser el sustento y tranquilidad de nuestras familias.


Presidente del Comité Sistema Producto Algodón a nivel nacional

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