En una ocasión, Jesús Reyes Heroles explicaba la conveniencia de la reforma política de 1977 a Fernando Gutiérrez Barrios. “Prefiero a la oposición dando gritos en el Congreso que disparando en las calles.” Eso es la política, evitar la violencia y canalizar las diferencias propias de toda sociedad mediante mecanismos parlamentarios. Procesar debates entre las diversas corrientes políticas en una institución abierta a la representación de todos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) supone el mismo principio aplicado a las relaciones internacionales. Es preferible tener a los países intercambiando ataques verbales e intrigas de salón que misiles nucleares.

Todos los años hay comentaristas escépticos condenando a la ONU con el argumento de que no sirve para nada. No obstante, el propósito fundamental cuando se creó la Organización era prevenir una tercera guerra mundial y hasta el momento ha cumplido. Si bien no ha podido evitar genocidios como el de Ruanda (uno de sus grandes fracasos), ninguna otra institución ha hecho tanto en la defensa y promoción de los derechos humanos en el mundo. México fue uno de los países fundadores del organismo y ha tenido embajadores de primer nivel ante la ONU: Luis Padilla Nervo, Martín Luis Guzmán (representante alterno), Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa o Alfonso García Robles. Estados Unidos por su parte ha estado representado en la ONU por figuras de la talla de Adlai Stevenson, Madeleine Albright, Richard Holbrooke, Susan Rice o Samantha Power.

La Organización de las Naciones Unidas llega a su 75 aniversario en un escenario de múltiples crisis internacionales. Pandemia, calentamiento global, nueva guerra fría entre Estados Unidos y China, amenazas de terrorismo por la vía de piratería digital, proliferación de armas nucleares y un larguísimo etcétera. En su discurso de inauguración de la Asamblea General este año, el Secretario General de la ONU António Guterres manifestó "en un mundo interconectado, es hora de admitir una sencilla verdad: la solidaridad es en interés propio. Si no logramos entender eso, todo el mundo saldrá perdiendo… Esta pandemia es una crisis como ninguna otra que hayamos visto, pero también es el tipo de crisis que vamos a ver en distintas formas una y otra vez. La COVID-19 no es sólo una llamada de atención, es un ensayo general para el mundo de desafíos que están por venir.”

El problema más grave de la ONU en la actualidad es el desdén estadounidense por el multilateralismo y la cooperación internacional. Si el parlamentarismo constituyó la gran contribución política de los británicos al mundo, el multilateralismo y el orden internacional basado en reglas fue la gran aportación civilizatoria de Estados Unidos en el siglo XX. “Hemos buscado y seguiremos buscando activamente hacer de las Naciones Unidas un instrumento efectivo de cooperación internacional” declaró Dean Acheson, probablemente el más grande Secretario de Estado en la historia de Estados Unidos y el arquitecto del sistema internacional moderno. Estados Unidos es cada vez más renuente a respaldar el multilateralismo precisamente en la etapa histórica en la que requerimos mayor cooperación internacional. Ningún estado en lo individual podrá enfrentar por sí solo los grandes desafíos del siglo XXI, llámese cambio climático, control de la pandemia, amenazas nucleares, terrorismo, radicalismo religioso, migración masiva u olas de refugiados. Dicen que la ONU necesita una reforma urgente. Sí, y ojalá que México en su carácter de miembro fundador contribuya decisivamente a hacer realidad el famoso verso de Tennyson citado por Paul Kennedy, de modo que tengamos en la ONU “el Parlamento de la Humanidad, la Federación Mundial.”

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