Una triste historia- el rescate del tesoro (tercera parte)
Una triste historia- el rescate del tesoro (tercera parte)

Habíamos encontrado un tesoro sonoro y en nuestras manos estaba llevar a cabo su rescate, asaz importante por los antecedentes de la destrucción total de las grabaciones originales de la música para el cine mexicano anteriores a 1957.

Entonces corría el año de 1996 y Sibylle Hayem con verdadera pasión decidió darse a la tarea titánica de salvar lo que quedaba. ¿Por qué?

Porque de no hacerlo ella nadie más lo haría y se perderían inexorablemente las grabaciones originales, por lo tanto considero que Sibylle, francesa de nacimiento, es una heroína por su labor en favor de la historia sonora de nuestro cine, algo que para mí es la esencia de la identidad del alma de nuestro pueblo, que ante la pobreza y los avatares de la vida, oír y ver a sus ídolos cantar las canciones mexicanas dentro de una historia que les cuentan, los reconforta y anima aunque sea un poco. ¡Viva México...! no faltaba más.

No era fácil el rescate y yo de técnica sonora no sabía nada, así es que delegué en Sibylle, por el entusiasmo que manifestaba, todo el trabajo porque ella sí podía. Empezó por ordenar el caos de las cintas magnéticas dispersas por todos lados al tiempo que planificaba técnicamente, con los pocos recursos disponibles, cómo hacerlo.

Se entrevistó y pidió consejo a los ingenieros Cerón y Leal, del departamento de sonido de los Estudios Churubusco, quienes determinaron que el material estaba muy dañado por el virus del vinagre y que solamente se podían pasar las cintas por las máquinas una sola vez antes de deshacerse completamente. Con líquidos especiales para suavizar y poder pasar las cintas por las máquinas reproductoras empezó Sibylle a salvar cinta por cinta para digitalizarlas en respaldos magnéticos mas modernos, aunque aún faltaba mucho para los avances que hay ahora. Además empezó a catalogar las películas y a crear un método de clasificación, tarea que le ha llevado años. Afortunadamente, para el rescate hubo muchas personas y autoridades que ayudaron a Sibylle y creyeron en su proyecto.

Fue arduo y complicado. Hubo que esperar seis meses para conseguir un cable importado que era la única manera para poder digitalizar la cintas. No nada más se dedicó Sibylle a salvar lo que encontramos en la bodega de los Churubusco, investigó dónde habría más grabaciones. Buscó a productores, como los hermanos Rodríguez, fue a Los Estudios América y por aquí y por allá fue reuniendo las diferentes grabaciones de música para el cine, convenciendo a los productores de que le entregaran sus cintas sonoras para ampliar el acervo encontrado.

Gracias al apoyo de autoridades de los Estudios Churubusco, la Cineteca Nacional, IMCINE, y el entonces Conaculta, entre otros, se logró conseguir un sueldo raquítico para Sibylle y se le proporcionó un cuartucho en los Estudios Churubusco, donde se puso a trabajar en la laboriosa tarea de salvar y clasificar cada una de las cintas.

Personalmente me dio mucha emoción cuando me citó Sibylle en su cuartucho para que escuchara yo la voz de mi padre, quien dirige la orquesta, dando instrucciones a los 90 músicos que la conforman, en una de las tantas cintas grabadas con su música que hay en el acervo encontrado y rescatado por la tenaz Sibylle Hayem:

“¡¡¡Toma uno, títulos de “La rosa blanca”!!!”, grita el ingeniero de sonido y suena la música de mi papá… (Continuará)

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