“Una tirada de dados
jamás abolirá el azar”

Stephane Mallarmé

Quiso el infalible azar, destino, coincidencia o como se llame, que naciera yo un 18 de junio. También coincide que esta vez mi colaboración quincenal en este periódico cayera el día de mi cumpleaños, por lo que, por una vanidad irresistible, decidí dedicarlo a mí.

Nací a las cinco de la mañana (a deshoras). Y como ya conté a ustedes, cuando los amigos de mis padres fueron al hospital a felicitarlos por mi nacimiento, al verme, de broma, les dijeron que por mi naricita de mango parecía yo más bien hija de Stravinsky, sin embargo, por el dichoso azar también el compositor Igor Stravinsky, el beatle Paul McCartney, el poeta Efraín Huerta y el arquitecto Felipe Leal, amén de muchos otros más, imagino, nacieron un 18 de junio. A los cuatro caballeros que menciono los admiro mucho y me siento muy orgullosa de compartir mi día de nacimiento con ellos. Soy amiga personal de Felipe Leal y admiradora de su obra arquitectónica, con él tengo grandes conversaciones sobre arte que me deleitan; Stravinsky es uno mis compositores favoritos, su música me estremece y no podría yo vivir sin escucharla casi a diario; de Efraín Huerta admiro sus poemas sobre la Ciudad de México, me conmueven; y cuando era joven bailé un montón (en minifalda) a ritmos “a gogo” con la música de Paul McCartney.

Igor Stravinsky, Paul McCartney, Efraín Huerta, Felipe Leal, el destino y yo... I
Igor Stravinsky, Paul McCartney, Efraín Huerta, Felipe Leal, el destino y yo... I

Hoy cumplo la friolera de 75 años, nada menos ni nada más.

Nunca me he quitado la edad, sería absurdo, mis arrugas y canas de hoy son el reflejo y consecuencia de lo vivido.

Lo que más atesoro es mi memoria porque me da la posibilidad de recordar mi vida con sus altas y bajas, con los retos que el destino me impuso y tuve que vencer, y sobre todo revivir las alegrías y los buenos momentos. No ha sido fácil, pero sí fascinante vivir ya tantos años y tantos cambios.

Pensé en hacerme un selfie para hoy, pero como no tengo celular y estoy encerrada en casa, como casi todos los mexicanos, recurrí a buscar en mi archivo un autorretrato que me hice frente a un espejo cuando estaba yo en el apogeo de mi vida, feliz y enamorada de Salvador Elizondo, que ha sido el mejor regalo que el azar me ha dado: ser su mujer durante 37 años y tres meses, los mejores y más memorables de mi vida.

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