Imagino que por la necesidad de dirigir con propiedad la música para cine que comenzaba a escribir mi padre, Raúl Lavista, en 1937 se inscribió, como ya conté a ustedes, en la clase de dirección de orquesta que impartía el gran músico Silvestre Revueltas en el Conservatorio Nacional de Música, destacando como “alumno asistente del profesor S. Revueltas”, como está escrito en su carnet de calificaciones. Esto le dio el conocimiento de adentrarse en la comprensión y responsabilidad de pararse frente a una orquesta de 80 músicos para dirigirlos… tenía entonces 23 años de edad, estaba recién casado y esperaba el nacimiento, hacia el fin de ese año, de su hija primogénita.

El destino se bifurca: del cine al radio (XVI)
El destino se bifurca: del cine al radio (XVI)

No sé exactamente cómo empezó a dirigir formalmente conciertos de música clásica. Los documentos que encuentro en su archivo me sorprenden:

El destino se bifurca: del cine al radio (XVI)
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En este programa dirigió al barítono Ramón Vinay, quien con el tiempo se convirtió en un divo del “bell canto”. Un amigo poeta, al que le gusta mucho la música, incrédulo, me lanzó una sonrisa sardónica cuando se lo conté. (Continuará)

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