Una de las funciones institucionales del INAI es la protección de los datos personales, en todo lo que concierne como derecho humano, naturaleza importante que no hay que perder de vista así como el de identificar retos y desafíos que enfrenta. Adviértase que los datos personales son la descripción íntegra de una persona que revela su vida y movimientos, por lo que tan importante es personificar como impedir que se exhiban sin razón. Hoy en día, su guarda y su publicidad se cuestionan por la intensificación del uso de redes sociales tan sofisticadas. En esas condiciones la difusión crea riesgos y alta vulnerabilidad. Esto es lógico, estamos en una sociedad viva que por su propia naturaleza renueva sus modos y hábitos para facilitar tareas cotidianas como ocurre con el celular, que al mismo tiempo funciona como grabadora y cámara, cronómetro, calculadora, brújula y muchas cosas más; tiene correo y sistema de mensajes que puede transmitir casi instantáneamente cualquier dato prácticamente a todo el mundo, en menos de un segundo. Este pequeño gran aparato se ha vuelto parte de las personas y es un auténtico portador de datos, que amén de facilitar tantas funciones, genera igualmente grandes riesgos como puede ser el manejo indebido de la información que puede estar vinculada con temas de seguridad personal, de seguridad pública y hasta de seguridad nacional, en algunos casos. El aparato suele llevar el nombre de la persona, su perfil y a veces su domicilio, las rutas que ha seguido, sus contactos, record de llamadas, fotos y hasta datos médicos, de tal forma que el uso indebido o sin el consentimiento del titular de esos datos puede generar riesgos desde simples hasta muy graves con lo cual se puede exponer la integridad física, psicológica y económica, además de correr peligro valores morales que pueden dañar a la persona en su prestigio y en su honra.

El tema de datos personales es cuestión de intimidad porque incluye la dignidad del ser humano, lo cual debe tomarse en cuenta al referirse a la Inteligencia Artificial (IA) cuya utilidad es tan grande como el riesgo que implica involucrar los derechos humanos. El Consejo de Europa ha definido la IA como un conjunto de ciencias, teorías y técnicas cuyo propósito es reproducir en una máquina las habilidades cognitivas del ser humano de tal forma que se le puedan encargar tareas antes delegadas a seres humanos ( www.coe.int/en/web/human-rights-rule-of-law/artificialintelligence/glossary ) lo que sustenta la importancia de que toda aplicación de IA proteja de antemano los datos personales, lo cual debe ocurrir con disposiciones específicas como las que provee el Convenio 108 Modernizado, en proceso de ratificación por muchos países, como en su caso fue el Convenio 108.

La IA es producto de un complejo proceso cuya formación requiere la creación y el uso de algoritmos sobre los cuáles deben crearse dispositivos de vigilancia que aseguren la protección de datos personales como derecho humano, tanto por parte de quienes los generen o desarrollen, como de los proveedores de los servicios, cada uno respecto de las responsabilidades que les correspondan.

La IA no es una ficción, son construcciones de la inteligencia humana natural que pueden llegar a sobrepasarla y ser usadas con fines ilícitos. No son temas menores y no son cuentos de hadas ni de héroes, simplemente es una realidad como lo es la cibercriminalidad; una amenaza que nos urge enfrentar. Una más…

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