La Oficina de Análisis Económico (BEA por sus siglas en inglés) dio a conocer que el PIB de Estados Unidos (EU) cayó 4.8% en el primer trimestre (T1) de 2020 comparado con el cuarto del año pasado el 29 de abril. El dato fue mayor a lo estimado por los expertos; por ejemplo, el Wall Street Journal esperaba una contracción de 3.5%, pero no causó tanto impacto.

Al día siguiente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) anunció que el PIB de México bajó 1.6% en el primer trimestre. No sobra decir que en ambos casos las cifras están ajustadas estacionalmente o desestacionalizadas. De una lectura superficial de la información parecería que a nuestro país no le fue tan mal como a EU. Los especialistas sabemos que no es así, pero el público en general y los políticos se pueden ir con la finta, como así sucedió.

En nuestro vecino país, por convención se calcula el crecimiento promedio anual con una fórmula de interés compuesto (https://www.bea.gov/help/faq/463), mientras que en México es la simple variación porcentual del dato actual contra el anterior. Si hacemos la medición de la caída del PIB con la forma de cálculo de EU, la contracción fue de 6.2%: le fue peor a México. A la inversa, la caída del PIB de EU sería sólo de 1.2% con la tasa simple.

Cabe comentar que la convención de EU es la más utilizada en todo el mundo, por lo que México debiera usarla para que los comparativos internacionales fueran útiles. Tal vez no se hace porque las fuertes variaciones podrían asustar a muchos en estos momentos.

El resultado no debiera extrañarnos si consideramos que la economía mexicana tiene una apertura mucho mayor a la de EU, a pesar de que en el vecino país la contingencia sanitaria comenzó más temprano, casi inmediatamente a la declaratoria del Covid-19 como pandemia mundial el 11 de marzo.

Para 2020, la Oficina de Presupuesto del Congreso predice una caída del PIB de 5.6% en EU, mientras que el FMI espera que sea de 5.9%. En el caso de México, las proyecciones son mucho más variadas y van desde 6.6% del FMI, pasando por el 7.1% anunciado por la encuesta del Banco de México a especialistas del sector privado, pero con estimaciones de algunos bancos de hasta 9.9%.

En el caso de EU, la disminución será considerable y se está apostando a una recuperación en V, considerando el impresionante apoyo fiscal al que se ha comprometido el gobierno. El WSJ reporta que se aportarán préstamos por más de 4.5 billones de dólares para el año fiscal que concluye el 30 de septiembre y que la deuda se triplicará respecto a la registrada el año pasado (1.28 billones de dólares). Adicionalmente, el apoyo monetario que ha dado la Reserva Federal ha sido impresionante, buscando respaldar a las empresas pequeñas y medianas que podrían irse pronto a la quiebra.

Para México no hay una política contracíclica para impulsar la reactivación económica, sino todo lo contrario. El 23 de abril se publicó un decreto en el Diario Oficial donde se anuncian muchos recortes y reasignaciones de gasto, que violan la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH). Primero hay que aclarar que el artículo 21 menciona ingresos previstos, lo que fue advertido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al presentar el pasado 1 de abril los Pre-Criterios 2021 de Política Económica.

La ley establece dos opciones: si la contingencia implica que la caída es menor a 3%, el Ejecutivo Federal deberá enviar “un informe que contenga el monto de gasto programable a reducir y la composición de dicha reducción por dependencia y entidad” a la Cámara de Diputados dentro de los siguientes 15 días hábiles (no naturales, como varios analistas mencionaron).

Pero si el monto es superior a 3%, se “enviará a dicha Cámara en los siguientes 15 días hábiles a que se haya determinado la disminución de ingresos, el monto de gasto a reducir y una propuesta de composición de dicha reducción por dependencia y entidad”. Este es el caso y el plazo venció el pasado 24 de abril, considerando como inhábiles jueves y viernes de Semana Santa.

De acuerdo con las estimaciones de la SHCP, es una obligación que no se ha cumplido, pero que extrañamente nadie ha reparado en ello. Considerando las cifras de los ingresos presupuestarios aprobados y estimados para 2020 en los Pre-Criterios 2021, su caída sería de 5.4%.

La ley es muy clara al respecto al establecer el procedimiento y la facultad para que la Cámara de Diputados modifique y apruebe esa propuesta en un plazo no mayor a 15 días hábiles. Sin embargo, no ha sido recibida o no se ha hecho pública, si fuera el caso, y el plazo concluiría el 18 de mayo.

Lo más absurdo de todo es que como el decreto del 23 de abril violaba la LFPRH, el Ejecutivo federal envió ese mismo día por la tarde una reforma al artículo 21 que le permitiría modificar discrecionalmente el presupuesto en caso de emergencia económica. Finalmente, los legisladores de oposición integrantes de la Comisión Permanente no permitieron que se convocara a un periodo extraordinario para dictaminar y aprobar esa iniciativa, aunque se disfrazó la decisión con el argumento de que no se podría convocar al Pleno en la Fase 3 de la pandemia.

Ante una caída esperada de los ingresos presupuestarios, el Ejecutivo federal decidió recortar el gasto en contra de lo que está haciendo todo el mundo y recomiendan expertos, y además lo hizo violando la LFPRH y otras disposiciones legales. En conclusión, no hay contrapesos reales.

Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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