En los últimos días del mes del mes de marzo, un tuit de Elon Musk sacudió las entrañas de Sillicon Valley: “Dado que Twitter sirve como la plaza pública de facto, no adherirse a los principios de la libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia. ¿Qué debe hacerse?”.

En ese extraño mensaje, Musk deslizaba la posibilidad de afirmarse como defensor de la democracia y la libertad de expresión en el mundo, o bien, tramaba algo con Twitter. Musk efectivamente había consiguió acaparar los reflectores. Las alarmas se encendieron en la poderosa industria de Internet y las telecomunicaciones.

El suspenso que generó el tuit del exitoso empresario sudafricano, finalmente fue despejado en los primeros días de abril, cuando algunos medios informativos revelaron que había adquirido 9.2% de las acciones de Twitter. Gracias a esa compra hostil, Musk consiguió convertirse en el principal accionista del popular sistema de microblogueo.

La referida operación inmediatamente disparó el valor de las acciones de Twitter en la bolsa de Nueva York, las cuales alcanzaron un incremento estimado en 7.3% en las 24 horas inmediatas al anuncio.

Elon Musk también envió una carta a Brett Taylor, presidente de la junta directiva de Twitter, a quien manifestó la intención de adquirir la compañía por la suma de 43,400 millones de dólares.

En la referida misiva, Musk afirmó que su objetivo es contribuir a que Twitter descubra su “potencial de ser la gran plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo”.

Resulta difícil creer que Musk estaría dispuesto a pagar 43,400 millones de dólares por Twitter -54.20 dólares por acción-, por el simple capricho de afirmarse como celoso guardián y protector de la libertad de expresión en todo el mundo.

Musk, quien es poseedor de las nacionalidades sudafricana, canadiense y estadounidense, y es considerado como uno de los empresarios más exitosos y visionarios, seguramente infirió la posibilidad de realizar un gran negocio con Twitter.

En los primeros días de abril, la revista Forbes distinguió en sus listados a Elon Musk como el hombre más rico en el planeta, y estimó su fortuna en 219,000 millones de dólares.

Forbes además se refirió a Musk como el hombre que "ha revolucionado el transporte, tanto en la tierra con Tesla como en el espacio mediante los cohetes SpaceX".

El éxito empresarial de Musk es incuestionable. Tesla, por ejemplo, propiedad de Musk, el año pasado incrementó su valor de marca en 184%, según lo asentado en el reporte Best Global Brands 2021, realizado por la firma Interbrand.

La firma Kantar, que también realiza un estudio anual sobre las marcas más valiosas en el mundo -Kantar Brandz Most Valuable Global Brands-, reconoció a Tesla como la marca que registró el mayor incremento en su valor durante 2021: 271%

Twitter hoy no precisamente representa un atractivo negocio para posibles inversionistas. De acuerdo con lo asentado en el reporte Digital 2022 Global Overview Report, realizado por las firmas We are Social y Hootsuite, Twitter fue ubicada en la decimoquinta posición entre las plataformas y redes sociodigitales más populares en el mundo.

We are Social y Hootsuite estimaron el total de usuarios de Twittter en 436 millones, de los cuales, 43.6% son mujeres y 56.4% hombres.

Se estima que Twitter tiene alrededor de 200 millones de usuarios activos diarios en el mundo, de los cuales, 37 millones residen en Estados Unidos, que representaba el principal mercado del sistema de microblogueo.

Por el número de usuarios, Twitter se encuentra muy lejos de Facebook, que sigue siendo la red sociodigital más popular en el mundo, con 2,910 millones de usuarios, de los cuales, alrededor de 2 mil millones de usuarios son considerados activos -cifra similar al total de usuarios activos que reporta YouTube-. TikTok cuenta con más de mil millones de usuarios activos.

En años anteriores Twitter había sido ubicada en mejores posiciones en la relación de las redes sociodigitales más populares en el mundo, según los reportes de We are Social y Hootsuite. El modelo de negocios de Twitter no precisamente favorece el crecimiento en el número de usuarios.

Si bien las cifras que reporta Twitter en materia de usuarios activos admiten ser consideradas como modestas, la influencia de Twitter en la formación y circulación de opinión pública internacional es incuestionable.

La cuenta más seguida en Twitter corresponde al ex presidente de Estados Unidos Barack Obama, quien cuenta con 130,500,000 seguidores.

La penetración de Twitter particularmente resulta significativa en los círculos políticos, periodísticos y culturales de la sociedad y, por supuesto trasciende las fronteras de la Unión Americana, desbordando, y por mucho, la capacidad de Facebook para influir en el llamado “círculo rojo”. En definitiva, Twitter es el sitio idóneo para ser escuchado por las personas con poder.

La relevancia política de Twitter representa un efectivo atajo para ganar la atención de la prensa. Ello la saben todos los políticos, y algunos multimillonarios excéntricos comprenden las ventajas de la notoriedad instantánea que Twitter puede producir.

Elon Musk ha mostrado particular interés por las redes sociodigitales. En no pocas ocasiones ha cuestionado el comportamiento empresarial de Mark Zuckerberg y de Facebook, a quienes incluso responsabilizó del penoso asalto al Capitolio, registrado el 6 de enero de 2021.

En noviembre de 2021 finalizó una época en Twitter. Jack Dorsey, quien en marzo de 2006 creó con Biz Stone, Evan Williams y Noah Glass el referido servicio de microblogueo, decidió presentar su renuncia como CEO de la firma. Parag Agrawal asumió el cargo que dejó Dorsey.

En abril dio inicio una nueva era en Twitter, plataforma que podría representar una importante alternativa al metaverso que pretende imponer Mark Zuckerberg en la agonía de la edad de las redes sociales

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