Las ambiciones de Mark Zuckerberg son conocidas.
No solo concibió la posibilidad de transformar el imperio que forjó en las redes sociodigitales -Facebook, Instagram, Facebook Messenger, WhatsApp- en su universo virtual (Meta). Además, ha pretendido emitir e imponer su criptomoneda.
En teoría, el negocio resultaría perfecto. Los usuarios de Internet serían convertidos en contribuyentes cautivos y entusiastas consumidores de todos los productos y servicios disponibles en el universo de Zuckerberg (Zuckerlandia), donde todos tendrían que emplear la criptomoneda de Zuckerberg; además, tendrían que observar los dictados de Mark en materia de economía.
En junio de 2019, Facebook anunció Libra, su criptodivisa, una stablecoin que mantendría un valor estable al tomar como referencia el valor de una moneda estatal, como el dólar estadounidense.
Con la introducción de Libra, Zuckerberg pretendió generar una profunda revolución en el sector financiero. Libra incluso fue anunciada como el inicio del “Internet del dinero”.
Para convertir a Libra en la criptodivisa dominante, Zuckerberg destacó la necesidad de reunir varios beneficios: fácil de crear, menos comisiones, más accesible a gente sin cuenta en bancos tradicionales y más resistente y expansiva gracias a la descentralización.
La firma Calibra proporcionaría los servicios financieros de Libra. Calibra definió a Libra como “una criptomoneda de baja volatibilidad, basada en blockchain descentralizado con el objetivo de crear una nueva oportunidad para la innovación de servicios financieros responsables”.
El propósito inicial de Zuckerberg era introducir su criptodivisa en el “mundo en desarrollo”, donde 1,700,000,000 de personas, quienes representan 31 por ciento de la población mundial, no tienen cuenta bancaria. El atractivo y lucrativo mercado de los pobres.
Sin embargo, algunos de los socios iniciales de Libra decidieron abandonar el proyecto al advertir el posible rechazo de los reguladores.
Por ello, Facebook determinó cambiar el nombre de su monedero Calibra por Novi. El nuevo nombre del monedero es un acrónimo de las palabras latinas “novus” y “via”, y hace referencia a una nueva forma de usuar el dinero.
Además, en abril de 2020 se dieron a conocer importantes cambios al proyecto Libra.
Libra finalmente no sería una stablecoin, sino una moneda virtual en una red de pago a la que serían vinculadas las monedas locales donde opere Libra. Por ende, la renovada Libra sería una plataforma de pagos similar a PayPal.
El primero de diciembre de 2020, la Asociación Libra cambió de nombre a Asociación Diem. Esta organización sin fines de lucro estableció su sede en Suiza. Además, se informó que el Silvergate Bank se encargaría de emitir la Diem USD.
Sin embargo, como los reguladores suizos no se pronunciaron por aprobar los cambios anunciados en la Asociación Diem, el Silvergate Bank decidió permanecer en suspenso, dejando a Diem en el limbo.
A los reguladores suizos particularmente les preocupaba el lavado de dinero que se podría dar con la moneda digital.
La Asociación Diem pretendía lanzar un programa piloto a finales de 2021. En el programa piloto explorarían el desarrollo de los pagos entre personas. El programa además respondería a la necesidad de probar el servicio.
En noviembre de 2021, David Marcus, el principal responsable de Diem, renunció a Meta. Algunos miembros del equipo fundacional del proyecto Libra también presentaron sus renuncias.
La semana pasada, algunos medios informativos dieron a conocer que en Meta pretenden vender los recursos y activos del proyecto Diem.
The Wall Street Journal afirma que la Asociación Diem cierra y será vendida a un pequeño banco de California, Silvergate Capital Corp., dedicado a atender empresas de bitcoin y blockchain.
Por ahora, Mark Zuckerberg no podrá disponer de su propia criptomoneda en Meta, su universo.