Hoy es poco común ver mujeres con tubos de plástico en la cabeza para rizar su cabello y es que estos objetos de belleza femenina, ya no son tan utilizados para peinarse como lo fueron en la época de nuestras abuelas.

Los nacidos en la década de los años 70 seguro recordarán ver a las mamás o abuelas despertar con estos tubos en la cabeza y tener el valor de salir a la calle con ellos tratando de cubrirlos con una mascada o pañoleta, en la mayoría de los casos con poco éxito, pues su tamaño y forma siempre los delataban.

Incluso su presencia en la televisión mexicana se hizo común en el programa de El Chavo del Ocho, donde doña Florinda nunca se los quitaba, ni para recibir a su eterno enamorado, el profesor Jirafales para tomar juntos la famosa taza de café; tampoco le restaban valor ni autoridad a la hora de discutir con Don Ramón en el patio de la vecindad y terminar propinándole una bofetada de antología.

Entre los inquilinos que acompañan a “El Chavo” en sus aventuras dentro de una vecindad se encuentra Doña Florinda, una ama de casa que usa un vestido floreado, mandil y unos característicos tubos para rizar el cabello, ella es madre de Quico un niño consentido que siempre molesta al chavo. Foto: Archivo El Universal.
Entre los inquilinos que acompañan a “El Chavo” en sus aventuras dentro de una vecindad se encuentra Doña Florinda, una ama de casa que usa un vestido floreado, mandil y unos característicos tubos para rizar el cabello, ella es madre de Quico un niño consentido que siempre molesta al chavo. Foto: Archivo El Universal.
¿Pleitos?, ¿Tristeza?, ¿Cansancio? Todo puede suceder en el programa del canal 2, “El Chavo” estelarizado por Chespirito, Quico, Doña Florinda, Don Ramón, La Chilindrina, El señor Barriga, Doña Clotilde “La Bruja del 71” y El profesor Jirafales. Se transmite todos los días a las 20:00 horas, a todo color con la dirección de Enrique Segoviano.  Foto: Archivo El Universal.
¿Pleitos?, ¿Tristeza?, ¿Cansancio? Todo puede suceder en el programa del canal 2, “El Chavo” estelarizado por Chespirito, Quico, Doña Florinda, Don Ramón, La Chilindrina, El señor Barriga, Doña Clotilde “La Bruja del 71” y El profesor Jirafales. Se transmite todos los días a las 20:00 horas, a todo color con la dirección de Enrique Segoviano. Foto: Archivo El Universal.

Ramas, trapos o barro, lo importante era lograr el ondulado

Para muchos los antecesores de estos artículos surgieron en las grandes culturas antiguas como en Egipto, donde las mujeres enredaban sus cabellos en ramas que cubrían con barro, para luego secarlo al sol y lograr el tan deseado efecto ondulado.

A principios del siglo XX, la modernización de estos objetos se atribuye al invento de la máquina para hacer permanentes, en 1905, la cual lograba peinados de larga duración, a través de barras de metal en las que el pelo se enrollaba para lograr darle la forma deseada a base de calor generado por energía eléctrica.

Según el sitio All Things Hair antes de los también llamados ruleros las mujeres ondulaban sus cabellos con trapos donde enredaban mechones húmedos para irse a la cama con ellos y despertar al día siguiente con el cabello seco y rizado.

Hoy se usan más las rizadoras o cepillos especiales para ondular a base de calor, incluso delgadas pinzas metálicas que son más fáciles de colocar y retirar.

Estas técnicas y aparatos para ondular las cabelleras femeninas e incluso las masculinas, han ido mejorando siempre en búsqueda de lograr resultados efectivos en menor tiempo y sin maltratar tanto el pelo.

Los ruleros y otros productos de los años 40

En los años 30 surgieron los ruleros de goma espuma que, según el sitio All Things Hair, tenían pequeñas barreras de plástico para enredar el cabello, su función era similar a usar trapos, pero eran muy incómodos para dormir, por eso el look de la pañoleta en la cabeza se hizo popular entre las mujeres.

En los años 40 nacen los ruleros de plástico que son los más comunes y en los 50 los de velcro llegaron al mercado de la belleza. En las páginas de los 40 de este diario también es común encontrar anuncios que invitaban a la gente a probar las técnicas de belleza de moda en exclusivos salones de belleza de los Estados Unidos, a través de permanentes y peinados con rizadores.

Productos como “Superonda” garantizaban a la mujer devolver su dinero si el permanente no duraba como “otros costosos permanentes en frío”, se anunciaba como “Regio permanente. Lo usan las estrellas de Hollywood y millones de mujeres en los Estados Unidos lo prefiere… además deja a usted libre para atender los asuntos de su hogar, charlar o jugar con sus amigas, mientras su permanente se termina solo”.

Los primeros tubos para cabello que aparecieron en la historia estaban hechos de metal con un centro de tela o esponja para enredar el cabello, en la imagen podemos ver a una mujer en los años 30 utilizando este modelo antiguo de rizador. Foto: Creative Commons.
Los primeros tubos para cabello que aparecieron en la historia estaban hechos de metal con un centro de tela o esponja para enredar el cabello, en la imagen podemos ver a una mujer en los años 30 utilizando este modelo antiguo de rizador. Foto: Creative Commons.
En este anuncio de 1948 se lee que “Superonda se prefiere porque deja un permanente tan  natural …deja tal suavidad de seda en el cabello que usted será más atractiva…para la mujer exigente…y la mujer moderna... usted puede hacer su permanente si gusta a las 3 de la mañana y amanecer con el peinado más lindo que soñó… de venta en farmacias o almacenes favoritos”. Foto: Hemeroteca El Universal.
En este anuncio de 1948 se lee que “Superonda se prefiere porque deja un permanente tan natural …deja tal suavidad de seda en el cabello que usted será más atractiva…para la mujer exigente…y la mujer moderna... usted puede hacer su permanente si gusta a las 3 de la mañana y amanecer con el peinado más lindo que soñó… de venta en farmacias o almacenes favoritos”. Foto: Hemeroteca El Universal.

Anchoas y pasadores para rizar durante la noche

Para la década siguiente, de los 50, había otras ofertas más sencillas para rizar el cabello corto: las anchoas o permanentes Ensortijillas, los tubos eran sustituidos por lo que hoy conocemos como pasadores y consistía en envolver en un papel especial la punta de una pequeña cantidad de pelo para enrollarla en círculos en forma de dona. El rizo era más apretado en cuanto más corto fuera el pelo.

Incluso en los años 60 este diario destinó el espacio especializado “El Peinado del Mundo” para dar a conocer la técnica de los peinados de vanguardia, muchas veces tomando como ejemplo a los artistas del momento. Aquí el maestro Marcelo, especialista del cabello, explicaba cómo lograrlos, así como variados consejos de otros reconocidos estilistas.

Otro permanente casero era Richard Hudnut en presentación crema enjuague que también ofrecía ondas con apariencia natural y cabello sedoso, “se aplica fácilmente, solo basta que usted sepa enrollar su cabello en los rizadores”, se lee en esta publicidad de 1951. Crédito: Hemeroteca El Universal.
Otro permanente casero era Richard Hudnut en presentación crema enjuague que también ofrecía ondas con apariencia natural y cabello sedoso, “se aplica fácilmente, solo basta que usted sepa enrollar su cabello en los rizadores”, se lee en esta publicidad de 1951. Crédito: Hemeroteca El Universal.
las "anchoas" o permanentes "ensortijillas",  eran un tratamiento para ondular el cabello, debido a que el uso de los artefactos de belleza era complicado, durante la década de 1950 se anunciaban clases para aprender a utilizarlos. Foto: Hemeroteca El Universal.
las "anchoas" o permanentes "ensortijillas", eran un tratamiento para ondular el cabello, debido a que el uso de los artefactos de belleza era complicado, durante la década de 1950 se anunciaban clases para aprender a utilizarlos. Foto: Hemeroteca El Universal.

Tuvieron distintos nombres y materiales para lograr el peinado deseado

Según las décadas a estos objetos redondos de plástico se les conoció con diferentes nombres: rulos, ruleros, rizadores, rollos o tubos, pero también su forma y materiales fueron cambiando.

En los años 60 y 70, predominaron los de plástico duro en colores pastel: rosa, amarillo o azul y en distintos tamaños, según el apretado del rizo que se deseara, o bien, el largo del cabello.

Se componían de dos piezas: el tubo en sí mismo y su tapa de forma cilíndrica con una abertura a lo largo que entraba con un poco de presión para que el pelo permaneciera apretado y en su lugar.

Si se ponían en casa, sin usar el clásico secador de los salones de belleza, había que ponérselos con el pelo húmedo y esperar algunas horas para que el cabello lograra adquirir la forma esperada, pues si se retiraban antes de tiempo, el chino no se lograba, o bien, duraba poco tiempo.

Incluso muchas mujeres dormían con ellos para al siguiente día retirárselos, cepillar, acomodar y al final fijar el peinado con laca o spray, para garantizar que el cabello permaneciera en su lugar aún bajo el sol o cuando había algo de viento.

En la sección social de este diario se publicaban las tendencias de moda, entre ellas se mostraban los peinados más populares, en esta imagen se muestran las tendencias de la década de 1960. Foto: Hemeroteca El Universal.
En la sección social de este diario se publicaban las tendencias de moda, entre ellas se mostraban los peinados más populares, en esta imagen se muestran las tendencias de la década de 1960. Foto: Hemeroteca El Universal.
Las tiendas departamentales ofrecían “el regalo ideal para el arreglo de Mamá a precio especial”. Secadoras de dos velocidades, juego de tubos rizadores con calentamiento al vapor, rizador con vapor o tenazas rizadoras, entre otros. Foto: Hemeroteca El Universa.
Las tiendas departamentales ofrecían “el regalo ideal para el arreglo de Mamá a precio especial”. Secadoras de dos velocidades, juego de tubos rizadores con calentamiento al vapor, rizador con vapor o tenazas rizadoras, entre otros. Foto: Hemeroteca El Universa.

Si se acudía con los profesionales de un salón de belleza, el trato era distinto. Se colocaban los rulos y se esperaba el turno para meter la cabeza en una secadora especial para tubos que emitía mucho ruido, lo cual hacía imposible continuar cualquier plática.

A cambio, las clientas podían disfrutar de las revistas de entretenimiento que ofrecía el lugar mientras esperaban, alrededor de 45 minutos o menos según el largo del cabello, cómodamente sentadas en sillas acolchonadas. Para muchas esto era mejor que la tortura de dormir con tubos en la cabeza.

El boom de los aparatos eléctricos para el cabello

A fines de los años 70 e inicios de los 80, la oferta de los productos rizadores ya no solo era a base de tubos, iniciaba el boom de los aparatos eléctricos en la industria de la belleza que hasta hoy vemos.

En tanto que en estos años, además de los conocidos tubos de hule duro, los rulos ya se hacían de hule espuma con una liga que evitaba se cayeran y facilitando a la mayoría descansar por las noches.

También las grandes tiendas departamentales vendían juegos de rizadores en estuche: “Eléctricos, calientan por medio de vapor. De apagado automático”, rezaba la publicidad en las planas de este rotativo en 1981.

También se pusieron de moda los aparatos profesionales para lograr un ondulado rápido con apariencia natural como las pinzas, las secadoras y otros aparatos eléctricos con varios tipos de cepillos que ofrecían secar y peinar al mismo tiempo a base de aire y calor. Foto: Hemeroteca El Universal.
También se pusieron de moda los aparatos profesionales para lograr un ondulado rápido con apariencia natural como las pinzas, las secadoras y otros aparatos eléctricos con varios tipos de cepillos que ofrecían secar y peinar al mismo tiempo a base de aire y calor. Foto: Hemeroteca El Universal.
También se pusieron de moda los aparatos profesionales para lograr un ondulado rápido con apariencia natural como las pinzas, las secadoras y otros aparatos eléctricos con varios tipos de cepillos que ofrecían secar y peinar al mismo tiempo a base de aire y calor. Foto: Hemeroteca El Universal.
También se pusieron de moda los aparatos profesionales para lograr un ondulado rápido con apariencia natural como las pinzas, las secadoras y otros aparatos eléctricos con varios tipos de cepillos que ofrecían secar y peinar al mismo tiempo a base de aire y calor. Foto: Hemeroteca El Universal.
Las tiendas departamentales ofrecían “el regalo ideal para el arreglo de mamá a precio especial”. Secadoras de dos velocidades, juego de tubos rizadores con calentamiento al vapor, rizador con vapor o tenazas rizadoras, entre otros. Foto: Hemeroteca El Universal.
Las tiendas departamentales ofrecían “el regalo ideal para el arreglo de mamá a precio especial”. Secadoras de dos velocidades, juego de tubos rizadores con calentamiento al vapor, rizador con vapor o tenazas rizadoras, entre otros. Foto: Hemeroteca El Universal.

Son todo un clásico para determinados looks

Otras mujeres preferían evitar las constantes visitas al estilista y elegían la antigua técnica del peinado permanente a finales de los 70, con líquidos especializados para rizar el pelo, que tardaban en actuar según el apretado del permanente que se quisiera, aunque sin evitar ciertas quemaduras, pues con cualquier error en la concentración de estos químicos se corría el riesgo de quemar el cabello y hasta la piel, o bien, el abusar de esta técnica tendría resultados contrarios al de tener un pelo natural, suave y brilloso.

Sin embargo, los aparatos de calor acapararon el mercado y desplazaron en gran medida a los rulos de plástico.

A decir de la estilista Alicia López, quien tiene 35 ejerciendo su profesión, eran las mujeres mayores las que los pedían y más para cabello corto. Los tubos eran más de la gente de la ciudad. “A mi me tocó usar más la plancha eléctrica, tenazas, o cepillos eléctricos… se logra el mismo efecto pero más rápido”, dice.

Cuenta que aún se venden en tiendas de artículos de belleza. Una bolsa con 8 o 10 tubos de plástico tiene un costo de alrededor de 45 pesos con 8 o 10 tubos de plástico y que en los mercados ya no se venden.

En el sitio All Things Hair se afirma que los ruleros o tubos siguen siendo todo un clásico, pues no dejan de utilizarse para ciertos peinados “cuando se quiere adquirir determinado look”. Aún se recurre a ellos en las estéticas de barrio y “siguen presentes en las cabezas de aquellas mujeres que supieron llevarlos en sus años mozos”.

Si alguna vez te animas a usarlos, la página web recomienda lavar antes el cabello con shampoo para rizos, aún húmedo el pelo usar cremas peinadoras para rizos y a la hora de retirarlos aplicar en las manos un poco de aceites nutritivos para dar brillo al peinado.

Google News

TEMAS RELACIONADOS