Potencias regionales y globales, actores no estatales locales y transnacionales, todos compitiendo por poder en y a través de una zona de guerra. La guerra interna se vuelve un instrumento que cobra cada vez mayor importancia para esa serie de actores, quienes están dispuestos a invertir recursos materiales y humanos con tal de ganar la competencia y debilitar a uno o más de sus rivales. Esto ocasiona que el conflicto se prolongue, pues no basta lograr que las partes enfrentadas a nivel local negocien, sino que se requiere del acuerdo regional y a veces global entre potencias y actores varios. Algo así ocurrió (y sigue ocurriendo) en Siria, país que vive todavía al menos cuatro conflictos paralelos con las características que señalo. También ocurrió algo similar en Libia y en Yemen. No es casual que este último conflicto comienza presentar su mayor distensión justo ahora, cuando Arabia Saudita e Irán se encuentran normalizando sus relaciones en un acuerdo mediado por China. Lo de Sudán es diferente, por supuesto, pero el conflicto está ya exhibiendo las disputas internacionales más allá de lo local. Recupero y actualizo algunos elementos al respecto.

Siria como ejemplo

Lo que ocurre en Siria desde 2011 no es una guerra a dos bandos, sino una multiplicidad de conflictos locales, sumados a una serie de rivalidades y confrontaciones regionales, transnacionales e internacionales. El presidente Assad es apoyado por Rusia, por Irán y por las milicias proiraníes procedentes de sitios como Irak. Otra de las fuerzas que le respalda es Hezbollah, un grupo chiíta de Líbano. Rusia interviene militarmente para defender a su aliado desde 2015. Irán ha enviado a militares, ha establecido bases de operación y continuamente traslada armamento. Tanto las posiciones iraníes como las de sus milicias aliadas han sido blanco de bombardeos israelíes desde hace unos seis años.

Del otro lado, la rebelión siria fue apoyada inicialmente por Turquía, Arabia Saudita y Qatar a nivel regional, pero también por Estados Unidos y sus aliados internacionales. Posteriormente el asunto se complicó pues la oposición contra Assad no estaba formada por un solo ejército sino por distintas milicias, algunas laicas, otras islámicas. Ello representó un área de oportunidad para organizaciones transnacionales como Al Qaeda, quien penetra el conflicto tanto por afinidades locales que ya tenía, como por el ingreso a la guerra de su rama en Irak que posteriormente se transformaría en lo que hoy conocemos como ISIS, la cual llega a conquistar media Siria. Ahora entonces, Washington formaría una coalición regional y global de países para combatir a los jihadistas.

Es así como el territorio sirio se convierte en un espacio de competencia y enfrentamiento entre potencias regionales y también entre superpotencias. Y por si ello no basta, las cosas entre países aliados (como Turquía, Qatar y Arabia Saudita, por ejemplo), también se complican, llevando sus rivalidades al terreno sirio. Al final del camino, los mayores ceses al fuego han sido negociados precisamente por Turquía, Rusia e Irán.

El tema es incluso más complejo, pero no me meto más, pues la intención es solo aportar un ejemplo de lo que puede suceder en un caso extremo.

El caso de Sudán

Primero, hay un tema que tiene que ver con la posición y dimensión geográfica de Sudán, el tercer país más grande de África en términos territoriales. Siendo un país árabe, su ubicación cercana a la península arábiga, así como su colindancia con Egipto o con Chad, le hacen pieza fundamental de la geopolítica de la región. Pero también el Nilo cuenta, el potencial agrícola y alimentario (en tiempos de crisis en esa materia), y otros recursos como las minas de oro.

Segundo, esos factores geográficos, además de la importancia política de Sudán, atraen intereses de distinta índole. Así, actores regionales como Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) o Irán, han tejido vínculos en distintos momentos, con diversos actores en Sudán. En el pasado, por ejemplo, se reveló que Sudán era un eslabón clave en el tráfico de armas que llegaban desde Irán hasta Gaza y que, por ese motivo, Israel llegó a bombardear instalaciones en ese país. Pero en otro momento, Sudán fue uno de los países contemplados por la administración Trump para normalizar relaciones con Israel a cambio de que la Casa Blanca eliminara la designación de Jartum como patrocinadora de terrorismo. Esa normalización, por cierto, se estancó en 2021 con el último golpe de Estado.

En términos del conflicto actual entre Abdel Fatah al-Burhan (el líder del ejército y líder de facto en Sudán) y el general Hamdan (conocido como Hemeti), líder del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), ya se puede observar al menos lo siguiente:

1. Arabia Saudita y EAU forman parte del denominado “Quad”, un grupo de cuatro países que además incluye a EU y a Reino Unido, el cual ha estado activo en las negociaciones para la transición que en teoría debía resultar en elecciones democráticas y un gobierno civil. Esto es también una forma mediante la que las potencias occidentales y regionales buscan ganar influencia, o competir con otras potencias rivales como Rusia y China en el caso de EU. No obstante, la situación actual puede tener efectos de distinta naturaleza sobre los actores de ese grupo de mediación.

2. En concreto, EAU, quien ha ofrecido ayuda y ha invertido en Sudán, ha estado interesado en el potencial alimentario de Sudán, así como en otros recursos, además por supuesto, del interés geopolítico que el país suscita. Como hemos dicho, las RSF comandadas por Hamdan, controlan la industria minera de oro en Sudán y venden este oro a compradores de Rusia y Medio Oriente, incluido EAU, el mayor importador de oro sudanés (Geopolitical Monitor, 2023). Así, Abu Dabi ha tejido una relación económica y política considerable con Hamdan. Combatientes de las RSF fueron a Yemen a apoyar a EAU y a los actores locales que ese país respaldaba en el conflicto yemení. No obstante, hay que recordar que, en aquel conflicto, también Arabia Saudita peleaba del mismo lado que EAU, de forma que, las RSF sudanesas estuvieron combatiendo también del lado de Riad como parte de la coalición que el reino saudí lideraba.

3. Egipto, en cambio, está apoyando al ejército de Sudán, es decir al general Burhan. Esto se debe a que Cairo ha considerado a Sudán como uno de sus bastiones estratégicos. Buena parte del liderazgo militar de Sudán ha recibido educación y entrenamiento en Egipto, incluido el general Burhan. Así, la cooperación entre Egipto y ese general ha venido creciendo, incluidos ejercicios militares conjuntos. De acuerdo con Geopolitical Monitor (2023), “la cooperación bilateral se consolidó aún más en medio de las crecientes tensiones entre Egipto y Etiopía tras la construcción de la represa al-Nahda por parte de ésta, lo que representa una amenaza para la seguridad nacional de Egipto derivada de los posibles impactos agrícolas y sociales negativos del control río arriba sobre el caudal del río Nilo. Esto ayuda a explicar la presencia continua de miembros de la fuerza aérea egipcia en las bases de Sudán”. De hecho, hace algunas semanas, el grupo paramilitar comandado por Hamdan (RSF) detuvo a casi 30 soldados egipcios que se encontraban en Sudan, pues Hamdan temía que estas tropas pudiesen intervenir en el conflicto apoyando a sus enemigos. Además, Hamdan mantiene fuertes lazos con el gobierno y el primer ministro de Etiopía, algo que contraria los intereses estratégicos de Egipto. Esta serie de factores estuvieron cerca de arrastrar a las fuerzas egipcias al combate directo, pero al final, las RSF liberaron a los soldados egipcios. Lo que sí queda claro es que Cairo seguirá respaldando a Burhan, y habrá que ver hasta qué punto lo hace en la medida en que el conflicto se prolongue.

4. Hay también reportes de que el Mariscal Khalifa Haftar, una de las partes beligerantes de la guerra en Libia, está respaldando y armando a Hamdan.

5. Pero, como sucede continuamente en esas zonas del mundo, las cosas se complican en este punto. Durante los últimos años, Egipto y Emiratos Árabes Unidos han estado normalmente alineados junto con Arabia Saudita en distintos conflictos y asuntos de la geopolítica regional—incluida Libia en donde EAU y Egipto apoyan precisamente a Haftar—sin mencionar que Abu Dabi, además de Riad y otros aliados, ha estado invirtiendo y respaldando financieramente al Cairo. En el caso sudanés, en cambio, Egipto con Arabia Saudita y EAU (así como el mariscal Haftar), por lo pronto, parecen estar apoyando a actores rivales.

La rivalidad entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos creciendo en Sudán

Resumo estos elementos que señala Talal Mohammad en Foreign Policy al explicar los múltiples centros de poder que se están estableciendo en Sudán:

a. Como contexto, la rivalidad entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes se ha intensificado en los últimos años debido a cambios geopolíticos y económicos, como la diversificación de sus economías y la competencia por influencia regional y aliados internacionales.

b. En el caso concreto de África, Arabia Saudita y los EAU han intensificado su competencia especialmente en Sudán. Mohammad indica que, aunque ambos países financiaron al Consejo Militar de Transición que tomó el poder tras el derrocamiento de Bashir con inversiones significativas en la economía sudanesa, en este punto, tanto Riad como Abu Dabi están buscando controlar los recursos, la energía y las rutas logísticas de Sudán al aliarse con Burhan y Hemeti, respectivamente. Esto les está colocando en bandos opuestos en la confrontación.

c. En un plano mayor, mientras Arabia Saudita colabora con Egipto para respaldar a Burhan, EAU está colaborando con el Grupo Wagner (si bien hay que decir que en estos días no es posible afirmar que el colaborar con Wagner implica automáticamente estar colaborando con el Kremlin; tal vez sí, pero eso se irá decantando en el futuro) por temas como el oro.

d. Por otro lado, Arabia Saudita se presenta como mediador y humanitario en Sudán, mientras que EAU mantiene un relativo silencio en cuanto a su alianza con las RSF de Hemeti (percibidas como asesinas y atroces).

e. Dado el crecimiento del conflicto en Sudán, es probable que aumenten las tensiones entre ambas potencias regionales. Una victoria para el ejército sudanés fortalecería la posición de liderazgo de Arabia Saudita en el mundo árabe e islámico, mientras que los logros del RSF debilitarían el control de Riad en la región, beneficiando a Abu Dabi.

Un componente más, el islamismo

1. Como expliqué hace unos días, miles de hombres que trabajaron como agentes de inteligencia bajo el expresidente Omar al-Bashir y tienen vínculos con su movimiento islamista están luchando a favor del ejército, según tres fuentes militares y una fuente de inteligencia, fuentes citadas por Reuters hace unos días.

2. El ejército ha negado durante mucho tiempo las acusaciones de vínculos con esos islamistas. El jefe del ejército, Burhan (una figura quien, aunque fue cercana a Bashir, no es islamista), ha negado públicamente las afirmaciones de que los islamistas están ayudando a sus fuerzas. Sin embargo, exoficiales de la desaparecida Agencia Nacional de Inteligencia y Seguridad de Sudán (NISS), una institución poderosa compuesta principalmente por islamistas, confirmaron la participación de esos islamistas en el conflicto. El riesgo no es el islamismo, sino concretamente, los potenciales procesos de radicalización entre miembros específicos de esa militancia.

3. Para entender la relevancia de este tema, considerar dos factores: (a) Sudán fue uno de los sitios en donde Osama Bin Laden operó durante años. El exdictador Omar al-Bashir concedió asilo al líder de Al Qaeda en 1990, y aunque Bin Laden fue expulsado de ese país en 1996, el arraigo de la ideología islamista radical tiene décadas en la zona, un tema que el exdictador supo canalizar a su favor, y (b) según la investigación, el mayor predictor de emergencia de terrorismo es el conflicto armado. Desde que el Índice Global de Terrorismo es publicado, más de nueve de cada diez actos terroristas ocurren o se originan en sitios en conflicto.

Así que necesitaremos ir observando paso a paso cómo se irán acomodando las fichas pues como vemos, el tema no es exclusivamente local.

IG: @mauriciomesch

TW: @maurimm

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