El texto de hoy, uno más de seguimiento de los muchos que he estado escribiendo, se enfoca a analizar los recientes ataques de represalia por parte de Estados Unidos y Reino Unido en contra del grupo de los houthies en Yemen. Coloco, además, tres comentarios sobre el juicio que se está llevando contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por cargos de genocidio.

Ataques de EU y RU contra los houthies

Para quienes no han leído mis últimos textos, recupero unas líneas de contexto sobre los houthies, y luego actualizo el análisis.

1. Los houthies son un grupo insurgente de Yemen, quienes predominantemente pertenecen a una subsecta del islam chiíta, llamada zaidi. Los houthies participaron en las revueltas de la Primavera Árabe en 2011. Se trata de una agrupación apoyada por Irán desde los años noventa, aunque el respaldo iraní en ese entonces era mucho menor que en la actualidad.

2. Los rebeldes houthies tomaron en 2014 control de la capital del país, Sanaa, y lanzaron una gran ofensiva de expansión amenazando ahora a Adén, ciudad a donde tuvo que huir el gobierno formalmente reconocido, liderado por el presidente Hadi. Desde entonces los houthies libran una guerra contra ese gobierno, así como contra una coalición de países liderada por Arabia Saudita. El conflicto en Yemen ha pasado por distintas fases. En 2023 hubo varios ceses al fuego que colapsaron. No obstante, parte del tema actual es que el reino saudí se encuentra altamente interesado en mantener vigentes esos ceses al fuego y por tanto prefiere por ahora distanciarse de cualquier escalamiento con los houthies.

3. Al igual que el resto del eje de milicias proiraníes, desde el inicio del actual conflicto entre Israel y Hamás, los houthies señalaron que apoyarían con fuego a sus aliadas en Gaza: Hamás y la Jihad Islámica.

4. Esto ha sido implementado por los houthies de dos maneras. De un lado, hasta ahora, esa agrupación ha lanzado 14 ataques contra Israel, lo que incluye una gran cantidad de misiles crucero, misiles balísticos y muchos más drones, enviados desde Yemen hacia el sur israelí. Es notable la cantidad de ocasiones en las que buques estadounidenses han intervenido para interceptar esa serie de proyectiles, pero también es interesante considerar que otros países, incluidos Francia, Reino Unido o hasta la propia Arabia Saudita y Egipto, han tenido que interceptar drones y misiles houthies en esa zona.

5. La segunda forma ha sido la disrupción a la navegación comercial en el Mar Rojo que los houthies han puesto en marcha como medida de presión, ya no solo contra Israel. Los houthies han secuestrado o atacado con drones y misiles a embarcaciones que esa organización indica que tienen lazos con Israel o que efectúan operaciones comerciales con ese país. Sin embargo, la realidad es que esto ha afectado a compañías europeas y asiáticas, al grado de ocasionar que muchas de éstas suspendan operaciones en ese importante mar que conecta Asia y África con Europa.

6. Como expliqué hace unos días, los riesgos de escalamiento en este frente se mantienen creciendo desde hace varias semanas. Ante los ataques houthies, Estados Unidos conformó una coalición de defensa que amenazó a esa agrupación en caso de continuar con sus ataques. De hecho, EU ya había hundido embarcaciones houthies hace algunas semanas. Ello había ocasionado que ahora fuese Irán quien trasladase un buque militar a la región mandando también sus propias señales de apoyo a esa organización aliada.

7. No obstante, debido a que los houthies sostuvieron sus ataques en el Mar Rojo, e incluso atacaron embarcaciones con intereses estadounidenses, Biden estaba ya presionado para cumplir las amenazas que había emitido, y enviar un mensaje de fuerza que pudiera ser leído no solo por los houthies, sino también por Irán. Así, hace unos días Washington lanzó, junto con RU, diversos ataques contra posiciones y arsenal de los houthies en Yemen, hechos que por supuesto, escalan las hostilidades. Ya desde ayer y hoy se reportan ataques houthies contra barcos estadounidenses.

8. Hay que entender que parte de la estrategia de Irán y sus aliados como los houthies, consiste en presionar a Biden justo en un año electoral, frente a amplios sectores de su propia sociedad que están reprobando su gestión del conflicto Israel-Hamás y, sobre todo, ante millones de estadounidenses que se oponen a que su país se vea arrastrado a una nueva guerra en Medio Oriente. El líder de Hezbollah, Nasrallah, lo planteó de forma clara el fin de semana: todo está conectado con el conflicto en Gaza. Si Estados Unidos desea detener las hostilidades desde Líbano hasta el Mar Rojo, debe presionar a Israel para que detenga su guerra contra Hamás, indicó.

9. Por tanto, en esta guerra de mensajes y contra mensajes, mediante los ataques en Yemen, la Casa Blanca, evidentemente busca comunicar que Washington está determinada a escalar las operaciones todo lo que sea necesario, si los ataques de los houthies en el Mar Rojo contra embarcaciones civiles continúan, independientemente de consideraciones de política interna o internacional.

10. Ahora bien, para realmente dañar la capacidad material de los houthies, no bastaría atacarles unos días, sino que tendría que implementarse una campaña sostenida, y aún así, ello sería muy difícil de lograr. Esa agrupación lleva años resistiendo ante los bombardeos de Arabia Saudita, EAU y su coalición, y entiende muy bien cómo movilizarse en su territorio, cómo resguardarse, y cómo flexibilizar sus tácticas gracias a una gran experiencia y habilidad operativa, aunada a un poderoso arsenal con el que Irán ha robustecido su poder de lucha. Por tanto, esa agrupación difícilmente será disuadida de continuar su estrategia pues sabe que EU tendría que embarcarse en una aventura de largo plazo en su contra y pagar costos que, asume, Biden no está dispuesto a pagar.

Como resultado, nuevamente y como lo indica Nasrallah, todo termina conectándose con la guerra Israel-Hamás y es difícil que, si ese conflicto se mantiene vivo, se detengan los otros ataques de la red de milicias y organizaciones proiraníes en la región, los houthies incluidos. El riesgo, por tanto, está en un escalamiento mayor a raíz de una lógica de acción-reacción que eleve las espirales. Es por ello que los países árabes cercanos a EU como Arabia Saudita o Egipto, están suplicando a Washington no seguir adelante con esa escalada pues sus propios intereses se verán perjudicados. Al final del camino, y paradójicamente, esos países quedarían, una vez más, envueltos en una dinámica que les asocia con Israel en momentos en que ese país es menos popular que nunca entre sus poblaciones.

Tres comentarios sobre el juicio contra Israel ante la CIJ

El juicio por la denuncia de Sudáfrica en contra de Israel por genocidio en Gaza ante la Corte Internacional de Justicia apenas inició. Su dimensión jurídica merece y seguirá mereciendo, sobre todo, un análisis especializado por parte de personas expertas en temas de derecho internacional. En mi caso, el análisis que estaré efectuando tiene que ver más con los efectos políticos del juicio y su impacto en términos de otras dimensiones del conflicto como lo son su evolución y potencial desenlace. Por ahora, y dado que estamos en fases demasiado tempranas de dicho juicio, señalo lo siguiente:

1. Independientemente de las opiniones políticas o jurídicas que se están vertiendo en medios y redes, lo realmente crucial estará en las valoraciones que la corte efectúe al respecto de los alegatos, las evidencias para soportar esos alegatos, y su jurisdicción para determinar hasta qué punto puede intervenir en el caso y en distintos tiempos. Dado que se espera que este juicio dure meses o años, el primero de esos tiempos, y eso sí está en el corto plazo, son las posibles medidas cautelares que la corte dicte. Estas medidas podrían llegar incluso a ordenar a Israel detener su ofensiva contra Hamás en tanto el juicio transcurra. Eso, por supuesto, ya tendría un impacto de mayor relieve en lo inmediato dado que, muy probablemente, Israel no acatará dicha medida, lo que podría conllevar otra serie de efectos políticos y diplomáticos como un mayor aislamiento de ese país, o mayores tensiones con Washington. Eso nos conecta con el siguiente factor.

2. Más allá de la dimensión jurídica del proceso legal, vemos acá un componente adicional de la guerra narrativa y la polarización que este conflicto tiende a producir, no solamente desde 2023, sino desde muchísimos años atrás. Por ejemplo, los alegatos iniciales de la semana pasada, tienden a “parecer” buenos, malos, sólidos, robustos o débiles, dependiendo del campo en donde la audiencia en turno se ubica. Y en ese sentido, como ha sucedido en infinidad de otros temas, este juicio parece estar desde ya contribuyendo a un proceso que acá hemos descrito desde el inicio: Hamás combate menos una guerra material, y mucho más una guerra política, simbólica y psicológica (que usa la guerra material como instrumento). Esa agrupación logra eficazmente insertar sus ataques del 7 de octubre dentro de una narrativa mayor, que es la de la lucha e historia palestina contra la ocupación israelí. A medida que su guerra (incluso sus métodos) tienden a legitimarse, la imagen de Israel, su ofensiva en Gaza y sus motivaciones para llevarla a cabo, pierden legitimidad, mucho más cuando ese país decide implementar una estrategia de guerra masiva y total como represalia, con el costo humano que estamos apreciando, un costo que Hamás ha proyectado con todo detalle (se puede revisar las entrevistas a su liderazgo para entender este punto, declaraciones como “queríamos provocar un estado de guerra permanente”, y similares). Al final, Israel está teniendo que defenderse por cargos de genocidio y demostrar que no está violando una convención que ese mismo estado impulsó décadas atrás. Esto es ya, un golpe narrativo para ese país que no fácil de absorber.

3. Estos elementos no pueden analizarse al margen de lo que sucede a nivel político en lo internacional muy independientemente de opiniones personales o individuales al respecto. Los estados tienen intereses, metas, agendas. Luchan, rivalizan y compiten. Así, este juicio se inserta en la competencia entre bloques de países que se manifiesta no solo en este sino en muchos otros rubros. Por tanto, las dinámicas que mueven a los bloques de países que se vienen acomodando desde la invasión rusa a Ucrania (y desde mucho antes), Sudáfrica incluida, también se observan en el conflicto en Medio Oriente, y en términos de sus posicionamientos actuales. Habrá que seguir estas otras dinámicas pues, como dije, rebasan la dimensión jurídica del juicio, y se entretejen con la narrativa, el discurso y la lucha política que estamos observando en muy distintos temas.

Seguiremos hablando sobre ambos temas en los próximos días.

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