Solo dos cosas ocupan la mente de Andrés Manuel López Obrador en este momento: el éxito de la campaña nacional de vacunación y que Morena mantenga la mayoría en la Cámara de Diputados de cara a las elecciones del próximo 6 de junio. Sus cercanos aseguran que nada más le quita el sueño al mandatario, quien actualmente se recupera del contagio de Covid-19 que le fue diagnosticado el domingo pasado.

Las dos prioridades del Presidente en realidad confluyen en un mismo objetivo: mejorar la percepción de su gobierno en cuanto a la gestión de las crisis sanitaria y económica hacia las elecciones intermedias. Para ello puso a tres de sus funcionarios más confiables a cargo de la estrategia de vacunación, los cuales no se llevan bien y además compiten por entregar los mejores resultados. Hablamos del canciller Marcerlo Ebrard, quien gestionó los acuerdos con las farmacéuticas que producen la vacuna; el vocero de la pandemia, Hugo López-Gatell, quien busca dar un campanazo que lo reivindique con la negociación de la vacuna rusa; y el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, que ha tenido que mediar entre ambos y las farmacéuticas, así como administrar los recursos para las vacunas.

Mientras tanto, la posición intermedia en la que se ubica México en el escenario global de emergencia sanitaria ya puso en riesgo el esquema de vacunación. El país no es parte de las potencias económicas que tienen manga ancha para negociar con las empresas farmacéuticas y tampoco pertenece a las naciones vulnerables a las que la Organización Mundial de la Salud ha pedido dar prioridad.

Por un lado, la sobredemandada vacuna de Pfizer-BioNTech, la única que se aplica en México actualmente, tiene el potencial de hacer inservibles unas 600 mil dosis que ya se administraron entre el personal de salud, tanto del sector público como del privado, y por consecuencia de mandar a la basura una inversión cercana a los 170 millones de pesos, más lo que se acumule en las próximas semanas.

Los retrasos en los cargamentos que Pfizer tiene comprometidos con el gobierno mexicano obligaron a reprogramar las fechas de las segundas dosis; es decir, pasarán 42 días desde la primera aplicación, a pesar de que las pruebas del laboratorio estadounidense indican que para alcanzar el 95% de inmunidad se requiere completar el esquema de vacunación en 21 o máximo 28 días.

Tampoco hay certeza de que las segundas dosis se administren en un lapso de seis semanas, pues aun con el arribo de nuevos cargamentos con hasta 700 mil dosis del reactivo –el primero de ellos programado para la segunda semana de febrero–, la Secretaría de Salud buscará priorizar las primeras dosis con el objetivo de incrementar aceleradamente los números reportados en la jornada de vacunación.

Sociedades médicas y personal de la salud coinciden en que la inmunización de una sola dosis no es suficiente para evitar o disminuir el impacto del virus, y que el suministro extemporáneo de la sustancia no garantiza la protección que se busca para disminuir los índices de hospitalización y los decesos que ya rondan la catastrófica cifra de 150 mil.

Son múltiples los llamados que surgen desde los hospitales públicos y privados para reorganizar los calendarios de las brigadas de vacunación, en los que deberían priorizarse esquemas completos para sacar el mayor provecho a los 5 millones de vacunas Pfizer-BioNTech que se supone llegarán al país durante el primer cuatrimestre de 2021 y que representan una inversión cercana a los mil 500 millones de pesos.

En medio de este dilema, y con recursos cada vez más escasos para adquirir alternativas de inmunización, México volteó hacia Rusia y comprometió recursos para adquirir 24 millones de dosis de la polémica Sputnik V, cuyos análisis clínicos son aún una incógnita para una gran parte del mundo científico y de regulación sanitaria, pero resultan confiables para el subsecretario López Gatell.

El reactivo ruso tiene un costo hasta 30% más bajo que el de las sustancias de las grandes farmacéuticas y una mayor disponibilidad. La Sputnik V se distribuye apenas a 12 países vecinos y aliados o simpatizantes de esa nación.

Las primeras 200 mil dosis de la vacuna rusa llegarán a México a principios de la siguiente semana, y seguirán arribando durante el primer semestre del año hasta completar un cargamento con valor de casi 5 mil millones de pesos, una cifra muy cercana a los 6 mil 500 millones que se habían invertido para adquirir todas las otras alternativas de inmunización.

La apuesta del gobierno de López Obrador está más que clara.

FGR batalla para judicializar casos

A la FGR no se le ve mucha prisa por judicializar las carpetas de los denunciados por Emilio Lozoya relacionados por los sobornos de Odebrecht. En este caso decidió proceder contra el exsenador Jorge Luis Lavalle hasta que el presidente Andrés Manuel López Obrador evidenció la lentitud en las investigaciones, y después, justo cuando el mandatario comenzó su cuarentena por el Covid-19, el organismo que lleva Alejandro Gertz se desistió indefinidamente de la primera audiencia judicial, argumentando que su personal podría verse afectado por el virus.

Las versiones que emanan desde el edificio de Insurgentes aseguran que, más que una falta de condiciones de salubridad, de lo que carecen los Ministerios Públicos es de elementos e indagatorias contundentes contra el exlegislador panista, por lo que prefieren ahorrarse la pena de fallar una vez más ante los juzgados. Ya lo hicieron en el caso de Luis Videgaray y con los llamados “Betos” – Humberto Castillejos , Alberto Bazbaz y Alberto Elías Beltrán –, a quienes tampoco han podido vincular a proceso judicial.

 
@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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