Transcurría el 2002 cuando un grupo de empresarios ofreció al entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubón, el apoyo para establecer contacto y/o comunicación con Rudolph Giuliani, alcalde de la ciudad de Nueva York, quien recién había concluido su labor en el cargo.

El connotado exalcalde adquirió fama pública, principalmente gracias a la mitigación de la incidencia delictiva que, en forma preocupante, asolaba a la urbe de los grandes rascacielos. Con tales credenciales, Giuliani fue invitado al otrora Distrito Federal, haciéndose acompañar por Bernard Kerik, Comisionado del Departamento de Policía de Nueva York.

Al finalizar su estancia, algunos de los asesores del señor Giuliani permanecieron en México compartiendo análisis y puntos de vista con nosotros, en la Secretaría de Seguridad Pública capitalina. Se llegó a conclusiones interesantes que eran factibles de realizarse, en la medida de las posibilidades operativas y de orden jurídico, técnico, policial y financiero del Distrito Federal; pero quizá la invitación que nos hicieron para conocer el sistema de trabajo de la Policía de Nueva York, y principalmente el programa CompStat, resultó entre lo más aprovechable que obtuvimos.

El CompStat tuvo su origen en Nueva York como un sistema de evaluación periódica y permanente que para tal efecto funcionaba en dicha ciudad. Su denominación inicial fue gráficos del futuro y consistía en ubicar en un mapa, a los diferentes tipos de delitos cometidos en una zona determinada, relacionando con dicha información al elemento policial responsable de atender cada caso.

El concepto CompStat surge al concatenar las palabras ‘comparación’ y ‘estadística’. De forma paulatina, su metodología se perfeccionó dando paso a la captura adecuada, procesamiento de información y acceso a la ubicación de actos delictivos de forma inmediata, con la consideración de aspectos como: el lugar y la hora del incidente, el tiempo de reacción de la propia policía y los resultados de su intervención. A su vez, agregó el factor de comparabilidad entre hechos similares sucedidos en otras fechas y sitios.

Las reuniones CompStat en el entonces Distrito Federal, fueron concebidas, de alguna manera, a semejanza de lo observado en Nueva York. Aprovechamos su estructura y formato para calificar el funcionamiento de los cuadrantes en forma oportuna y precisa. En las sesiones, realizadas de manera programada, periódica e ininterrumpida se revisaban las instrucciones previamente acordadas con el grupo de trabajo, sus procesos y logros.

Asimismo, reconocíamos la buena labor efectuada, o bien, se determinaban llamadas de atención, sanciones y castigos, según el caso. Fue tan importante este proceso de evaluación que condujo a relevar de sus funciones a quien no cumplía con las expectativas e incluso, permitió justificar el cese institucional de algunos servidores públicos de la corporación policial. Destaco que, dada la relevancia de la reunión CompStat, la convocatoria, asistencia y participación se restringían exclusivamente a los mandos y personal autorizado. Sólo mediante invitación expresa e individual podrían sumarse exprofeso algunos funcionarios o especialistas.

El sistema CompStat representó una gran oportunidad para la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, y se incorporó como un método de evaluación y control que día con día arrojaba información sobre los resultados, así como los datos de incidentes delictivos atendidos, llegasen o no a convertirse en denuncias formales ante el Ministerio Público. De esta forma fue posible comprender parte de la llamada ‘cifra negra’.

Entre lo más trascendente del CompStat puedo señalar el conocimiento que desarrollamos acerca del escalafón de mando en su totalidad: regiones, zonas, sectores y cuadrantes. Ningún policía, cualesquiera que fueran su nivel y responsabilidad, escapaba de ser sometido a dicho examen. A su vez, la fuerza policial también se vio satisfecha porque se sabía supervisada, calificada y reconocida. Esto sirvió para obligarle a cumplir de forma óptima con sus niveles de expectativa, sabiendo que los indicadores ya presentes, debían mejorar para alcanzar y superar las metas comprometidas.

Recordemos que para la formación de cualquier elemento policial, nuestro modelo de capacitación se centró en tres componentes básicos e indispensables: la eficiencia que implica actuar con miras a la excelencia, la conducta en el marco de la más absoluta honradez y, por último, procurar proyectar la mejor actitud para establecer un lazo amable, gentil y empático con la sociedad a la que estaba obligado a atender.

Estoy convencido, -y ruego no se tome esta confidencia como una inmodestia, sino como la descripción de lo que fue posible lograr durante la referida administración- que los cuadrantes y el CompStat fueron pieza clave en los resultados obtenidos durante la Jefatura de Gobierno a cargo del Lic. Marcelo Ebrard para la población del Distrito Federal. Todavía hoy escuchamos comentarios al respecto que mucho enorgullecen y satisfacen.

Todo esto demuestra y lo enfatizo nuevamente, que con instrucciones claras, herramientas idóneas, formación personal en los valores y la técnica policial adecuada, así como el respeto a los derechos humanos, el debido manejo de la fuerza y el conocimiento idóneo del territorio, es posible prevenir y acotar a la delincuencia, ofrecer tranquilidad y mejorar la calidad de vida de una metrópoli cosmopolita como la Ciudad de México.

Retomo aquí la expresión que he utilizado, siempre, como una máxima en mi desempeño como funcionario público: ‘Dime cómo sí y no el por qué no’.

Ex Comisionado Nacional de Seguridad.

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