Mira, esto es el mundo ¿ves? ¿Sabes por qué es lindo este mundo? ¿Ehee? Porque es una maqueta. ¡El original es un desastre!” Nunca como ahora estas palabras de Mafalda tomaron tanto sentido.

Luego de casi 60 años, la lucidez dela frase, lo que significa y lo que la realidad nos presenta se alinean de una manera extraordinaria. Un desastre climático, sanitario, económico, social.

Lo extraño es que tras seis décadas, las preocupaciones que corroían a aquella niña solemne e inconformista, son las mismas que nos inquietan hoy. Pareciera que lo que evoluciona en el mundo, no es la sociedad, es sólo su contexto.

Retomo frases y viñetas creadas por Joaquín Salvador Lavado Tejón, mundialmente conocido como Quino, en homenaje a su legado, tras dejar este mundo a los 88 años de edad.

Vivirá, podría decir que eternamente, porque fue capaz de dibujar e ironizar los anhelos, defectos y virtudes de la sociedad. Porque como lo dijera el Príncipe Felipe al otorgarle el galardón más importante de España, Quino es “simplicidad de trazo y profundidad de pensamiento”.

La muerte de Quino, y las miles de búsquedas que se realizarán en internet sobre su trabajo y las tiras de Mafalda, son una oportunidad de, a través de sus viñetas, explorar el mundo y a nosotros mismos, intentemos, junto con esa niña que vivirá por siempre, resolver el dilema de quiénes somos los buenos y quiénes los malos en este mundo.

Nuestra tarea es lograr, que por primera vez en 60 años y los que vengan, Mafalda se equivoque y esa niña no encuentre frase alguna para describir lo absurdo de la humanidad y las tonterías de las que somos capaces.

Tal vez lo logremos, o es posible que no, nos queda determinar desde nuestro entorno y la convivencia con los demás, hacia dónde queremos ir o lo que debemos hacer, y el primer paso podría ser encontrar la respuesta a otro de los cuestionamientos de aquella irónica infante “¿Por dónde hay que empujar este país para llevarlo adelante?”.

Lo que nos toca, como Quino y Mafalda, es apelar a la prospectiva y preguntarnos ¿No sería más progresista preguntar dóndevamos a seguir, en vez de dónde vamos a parar? ¿Y si en vez de planear voláramos un poco más alto?

La vigencia de Mafalda, Miguelito, Manolito, Susana, Libertad, Guille y Felipe, es una señal de que Quino vio el futuro, o de que como sociedad realmente no hemos evolucionado, “¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida? ¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?

Sigamos el ejemplo, pensemos dos, tres o más veces lo que nos toca a cada uno, lo que debemos hacer para superar una de las peores crisis de la humanidad, ese “sándwich de carne entre el cielo y la tierra”. “Ya que amarnos los unos a los otros no resulta, ¿por qué no probamos amarnos los otros a los unos?

Hoy, frente al Covid-19 y los estragos que provoca, tal vez hace falta voltear a ver al de junto, encontrar aliados y no enemigos, tal vez en alguien, o en nosotros mismos, hallemos a ese héroe o heroína iracunda, irónica, o no, que nos recuerde que “una cosa es un país independiente y otra un país in the pendiente”.

Luchamos, peleamos, hacemos esfuerzos inconmensurables para encontrar la vacuna y la cura para el Covid-19, pero, tal vez y solo tal vez, primero deberíamos encontrar “la cura, para las deficiencias en la glándula de la coherencia humana”.

Hasta ahora lo único cierto parece ser “que el hombre es un animal de costumbres”, o será que como Mafalda dice, “más bien de costumbre el hombre es un animal”.

“Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante” y eso genera un riesgo enorme para nosotros, porque si no hacemos algo “lo peor es que el empeoramiento empieza a empeorar”.

Hagamos algo, cuestionemos todo y creamos nada, superemos el inútil precepto de las mentes cerradas y las bocas abiertas, cuestionemos “¿Cómo es el asunto? ¿Uno va llevando su vida adelante o la vida se lo lleva por delante a uno?”.

Desde cada lugar en el que estémos, hagamos algo, por nosotros y los demás, por ejemplo para el momento en que vivimos, usar cubreboca y mantener la distancia porque “¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!

O es acaso que preferimos que nuestros niños al final nos reprochen ¿Y por qué habiendo mundos más evolucionados yo tenía que nacer en éste? O que nos pregunten “Papá, ¿podrías explicarme por qué funciona tan mal la humanidad?”

En ese caso, con compromiso y verdad recordaremos que “No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice”.

¡Gracias Quino, Gracias Mafalda!

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