El veredicto del jurado en la Corte de Brooklyn, que más allá de la duda razonable encontró culpable a Genaro García Luna el martes pasado, es muy simple: a partir de ese día el señor es un criminal para el sistema judicial estadounidense y solo le resta esperar la condena que le será impuesta en junio. Desde ahora el policía estrella de Felipe Calderón solo tendrá dos opciones: aferrarse a que es inocente y pasar el resto de su vida (o buena parte de ésta) en una prisión de súper máxima seguridad, o reconocer que se alió con el crimen organizado, que fue su alfil dentro del Estado mexicano, que traicionó a las agencias estadunidenses que tanto lo alababan, y delatar a quienes fueron sus cómplices aquí y allá, en Estados Unidos.

La tiene muy fácil: en México, ¿sabían de sus andanzas Vicente Fox, Santiago Creel, Carlos Abascal, Rafael Macedo de la Concha y Daniel Francisco Cabeza de Vaca ? ¿Y Felipe Calderón , Francisco Javier Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez-Mont, Alejandro Poiré y Eduardo Medina Mora? ¿O nadie, ninguno de esos expresidentes, ex secretarios de Gobernación y exprocuradores sabía nada? ¿Ningún órgano de inteligencia civil o militar?

¿Sabían algo esos expresidentes, exsecretarios de Gobernación y exprocuradores generales de la República? ¿No sabían, ni tampoco sus órganos de inteligencia, tanto civiles como militares? Si no sabían, qué mal, por ineficaces. Sí sabían, peor, por corruptos y encubridores.

Creo que García Luna morirá antes de aceptar algo que lo incrimine, pero veremos.

Pero bueno, eso es el pasado. Vengamos al presente: este gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador , Adán Augusto López y Pablo Gómez , con sus órganos de inteligencia civil y militar, está obligado a indagar quién sustituyó a García Luna como aliado de los cárteles durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando siguieron creciendo las actividades criminales y la violencia de los cárteles que se multiplicaban, se expandían horizontalmente, y multiplicaban sus actividades ilícitas (emigraron a la extorsión y la masificaron, por ejemplo).

Pero no solo eso, también, junto a la FGR de Alejandro Gertz Manero, esta administración de la 4T tiene la obligación de pesquisar quién ha estado protegiendo en este sexenio a los cárteles que han crecido desmesuradamente en sus capacidades, violencia, negocios e insolencia, lo cual es impensable sin complicidades dentro del Estado mexicano.

Necesitamos saber quién fue el García Luna de Enrique Peña Nieto. ¿El general Salvador Cienfuegos, como afirma el gobierno de Estados Unidos, y de ahí para abajo? ¿O alguien más? Y en este sexenio, ¿quién, quiénes son los García Luna?

¿O nos esperamos a un nuevo juicio en Estados Unidos, la temporada tres del narco Estado mexicano para 2025?

LA OPOSICIÓN PINTA CARITAS

Si esta semana presenciamos la desmesura antidemocrática de Morena pidiendo extinguir legalmente al PAN, este último partido luce extraviado: Calderón, ni la menor autocrítica, montado en su macho bélico; Fox, tan divagante como sus tuits; y la dirigencia del blanquiazul, defendiéndose con el poderoso alegato de que su super cop… no militaba en el PAN. Y para afianzar su argumentación, a los panistas se les ocurrió… pintarse labios y mejillas de azul. Sí, ya con eso la mayoría de los mexicanos votará por ellos en 2024.

El momento insólito, y quizá la única esperanza opositora visible con talante presidencial durante estos días, fue este discurso que parecía emanar de alguien que usufructuara el poder actual:

“No es retórica, no es discurso. Quien transgrede la ley, quien viola le ley, debe ser sancionado y debe pagar sus culpas, sea quien sea. Del gobierno y del partido que sea. Caiga quien caiga. Y en el caso de García Luna, son gravísimas esas culpas. En primer lugar, por ser un servidor público que tenía la obligación y el deber de combatir al crimen organizado, y lo que hizo fue exactamente lo contrario. Se sumó al crimen organizado. Y eso significa que un servidor público no solo incumple su deber sino que en este caso deja una secuela de daños, de pérdida de vidas y de adicciones que afectan de manera irreparable a las familias.

“El que se decía súper policía, resultó ser un súper traidor. Un traidor a México , a su institución, traidor a sí mismo. Su traición merece una pena doble porque justamente como servidor público debía combatir al crimen organizado y se volvió parte de él. Traicionó a las instituciones de seguridad, pero sobre todo traicionó a las víctimas de la inseguridad y la violencia llenando de dolor a miles de familias. Y traicionó también la memoria de aquellos buenos servidores que dieron su vida por defender a los mexicanos. Ahora le llegó su hora y tiene que pagar por ello y asumir su responsabilidad por los delitos que cometió. Quien la hace, la paga, tope donde tope. Tal cual.”

Rudo. Eran frases que parecían pronunciadas en Palacio Nacional, pero no: se trató de Santiago Creel, el único que esta semana dio la cara, el único que articuló un discurso coherente en la oposición. Yo nunca votaré por un partido que no apoya a las mujeres en las decisiones sobre su propia vida, sobre su cuerpo, como la opción de abortar, pero ante la sequía de personalidades potentes, tal vez por ahí debería voltear a ver la oposición: en la Cámara de Diputados y en actos oficiales, el señor tendrá tribuna y reflectores de aquí al 2024, y podría crecer en conocimiento e intención de voto. Cuenta con una buena experiencia de gobierno (a pesar de que tuvo al lado al inefable Fox), y algo más, sabe competir bien: en la elección del 2000 para Jefe de Gobierno, por si usted lo había olvidado, por poco y le gana al mismísimo López Obrador: el resultado final le dio la victoria al morenista por 37.70% contra 33.40% del panista. Las campañas hubieran durado dos o tres semanas más y Creel arrebata la elección, como hizo Calderón en los comicios presidenciales del 2006, cuando también vino de atrás para ganar. El factor decisivo fue el voto que se llevó el priista Jesús Silva Herzog (22.80%), pero recuerdo muy bien el susto que se llevaron los obradoristas aquellos días previos a la elección: miraban estupefactos la proximidad del panista en las encuestas y la campaña no terminaba.

BAJO FONDO

Ojalá la marcha de mañana sea memorable en números y formas y que todo transcurra pacíficamente, sin provocaciones oficialistas que deriven en violencia. Al país, a cualquier democracia, le hace mucho bien que haya una oposición activa, fuerte, intensa, aunque no tenga una sola cara visible sino muchos rostros.

Lo que sí les recomiendo a los organizadores es que para la próxima vez escojan bien a todas las personas que fungirán como oradores: en esta ocasión una de esas personas sí está bien, el ex ministro de la Suprema Corte, pero la otra es de una estridencia innecesaria, pletórica de calificativos y arrebatos que la hacen un espejo roto de lo que tanto critica todos los días.

AL FONDO

Estados Unidos nos debe muchas explicaciones. Ellos, que tanto abrazaron a García Luna en su momento, al menos públicamente, siendo la potencia de las potencias de espionaje e inteligencia, ¿no sabían nada de las fechorías de su super cop? ¿O aplicamos su viejo adagio de que sus dictadores sudamericanos y centroamericanos sí eran unos dictadores, pero eran sus dictadores (sus sonababiches, decían), y entonces el mexicano sí es un criminal, pero era su criminal? La DEA, la CIA, el FBI, todas las agencias han quedado en ridículo, ya fuera por ineficientes o por corruptas, no hay más.

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