En la mira están los aficionados mexicanos al futbol, los dueños de los clubes y los presidentes de la Liga MX y Femexfut . El grito homofóbico no se detiene, por más campañas, mensajes, castigos y multas que reciba la Selección nacional o algún club.

Por supuesto que esto es un problema que se debió atender desde hace muchos años, Yon de Luisa y Mikel Arriola h eredaron una bomba de tiempo.

En Rusia 2018, la situación se volvió más grave. La FIFA amenazaba con expulsar jugadores del estadio y sancionar a la Selección Nacional. Sin embargo, en los últimos meses, la Femexfut se topó con pared, recibió un golpazo por parte de la comisión disciplinaria de FIFA : dos partidos de veto y multa por los gritos homofóbicos realizados en el Preolímpico de Concacaf en Guadalajara. ¿Cómo era posible que el máximo rector del balompié mundial sancionara a una de las federaciones consentidas? Se aceptó el castigo, aunque metieron una apelación para la reducción del mismo, que fue de un solo juego —ante Jamaica— en el inicio de la eliminatoria.

Se hicieron campañas de nueva cuenta, discursos viejos que parecían de político de los años 90. La situación se volvió a salir de control ante Canadá y Honduras , cuando la afición —de nueva cuenta— lanzó el grito y una vez más FIFA sancionó a México con dos partidos de veto. El tema es que siguen apelando, no aceptan el castigo, buscan la manera de evitar perder una entrada económica fuerte, en lugar de tomar cartas en este asunto.

Quien sí tuvo mano dura fue Mikel Arriola, al vetar a un equipo de la Liga de Expansión y a Cruz Azul con un partido sin público; en el caso de La Máquina, para la Liguilla. Cabe mencionar que no en todas las plazas se escucha el grito. Está muy claro que sucede con mayor frecuencia en la CDMX, aficiones de otros clubes no lo hacen.

Finalmente, urge revisar el protocolo que se activa en caso de que el árbitro lo considere. En el duelo Cruz Azul vs León de mitad de semana, la afición celeste gritó y gritó hasta que Fernando Guerrero decidió activar la primera etapa del protocolo; sin embargo, en la recta final del partido agregó 11 minutos. ¿Por qué? Aquí es donde no funciona el protocolo, imagínese que La Máquina le empata a La Fiera . Qué culpa tiene León de que los hinchas celestes griten y el silbante compense ese tiempo perdido, no tiene lógica.

Se necesita mano dura, activar la fase uno y detener el juego y, si lo vuelven a gritar, detener el partido y darle los puntos al equipo afectado. De alguna manera, la afición debe entender que si sigue así, las consecuencias serán más graves.

@JC_Zuniga

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