Nuestra cultura es milenaria, profunda y de una riqueza inagotable. En las grandes tragedias la cultura ha rescatado y dado un nuevo esplendor a las civilizaciones, lo podríamos sintetizar con una frase de Ernst Cassirer: “lo primero en emerger del caos fue el mundo de los astros”.

La cultura tiene la característica peculiar de sostenerse en la tradición. Nada de lo que hoy existe, y conocemos, ha surgido de la generación espontánea, todo proviene de una tradición ininterrumpida que ha asumido las riquezas de un pasado mestizo. Mezcla de la diversidad de diversidades nuestra cultura nace de la pluralidad prehispánica y española: cuando se unificaron crearon y recrearon una nación enraizada en la profundidad de sus tradiciones. Nacimos del caos y el desmembramiento de la Coyolxauhqui y nos fundimos a una nación, la española, donde judíos, moros y cristianos la formaron. La cultura de México nace de la pluralidad de nuestra historia y sociedad, no se entiende a Nezahualcóyotl sin San Juan de la Cruz; a Sor Juana sin Góngora; a Velázquez sin Diego Rivera; a Carlos Fuentes sin Cervantes; a Guillermo del Toro sin Buñuel.

Cuando México vive momentos caóticos nuestra cultura levanta la mano y parece decirnos: ¡Aquí estoy, úsame! Y con ese gesto nos regresa a nuestra tradición, nos entrega, de nueva cuenta, la capacidad de imaginar un presente diferente y un futuro mejor, pero tardamos tanto en darnos cuenta que el presente ya es pasado y el futuro se nos sigue escurriendo de las manos.

Pensar en futuro es volver a entender ese pasado del que provenimos, es retomar la pluralidad como un elemento central, porque nos invita, forzosamente, a actuar con tolerancia, respetando e incluyendo todas las formas de ser y de pensar. El fortalecimiento cultural de una nación enriquece a la sociedad y exige gobernantes con cultura y conocimiento.

Todo proyecto de nación que incluya a la cultura, como uno de sus ejes de desarrollo, tendrá que utilizar todas sus instituciones para fortalecerla y difundirla, afortunadamente en México tenemos una riqueza en museos y medios de difusión cultural, que bien utilizadas serán factor fundamental para otorgar a México una nueva realidad.

El primer aspecto, tendría que ser la difusión de nuestra cultura a través de los distintos canales tecnológicos, de comunicación, con los que cuenta el Estado, ellos implica darle una dimensión, más plural y cultural, al Canal 22 y 11 y recuperar pluralidad del Fondo de Cultura

Económica. El desafió es utilizar estos espacios para difundir la cultura desde la integración de todo nuestro pasado y no desde una visión maniquea e ideológica.

El segundo aspecto, es generar el vínculo con la educación, mucho me temo que hoy lo que se enseña en las escuelas públicas no incluye lo que es nuestra cultura, hay un desprecio hacia ella, como si no nos otorgara nada. La educación tiene que ser el otro espacio de difusión donde se enseñe nuestro pasado y presente cultural, así se nutrirá a las nuevas generaciones de vocabulario e imaginación, se les educará en libertad, pluralidad y tolerancia.

En cultura no tenemos nada que inventar, nuestra riqueza es indiscutible, solo se tiene que poner al alcance de la gente, porque una sociedad que conoce su cultura defenderá la pluralidad y por ende será democrática.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

Próxima entrega: Tiempo de propuestas y no de ocurrencias (8): Educación.

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