¿Cómo leer Revolución. Una novela ? El español se encontrará frente a una guerra de traiciones e intrigas políticas; y el mexicano pensará: ¿cómo un español escribe de nuestra Revolución? Y quizá la pregunta tenga mayor sentido en un tiempo donde la visión maniquea de las autoridades a desterrado el pasado, presentándolo lleno de odios y heridas abiertas. Esto no es así, los siglos han demostrado que la herida de la Conquista ha sido cicatrizada por el lenguaje, y que la marca dejada es la memoria de lo sucedido y la unidad de dos culturas que han formado la América Latina que hoy conocemos.

La novela de Arturo Pérez-Reverte aparece en un tiempo donde se necesitan fortalecer los lazos entre México y España, y la mejor manera para lograrlo es mediante la cultura.

En Revolución. Una novela (Alfaguara, 2022) el autor deja al descubierto que: ha estudiado la historia de México; leyó la novela de la Revolución Mexicana y tiene conocimiento del lenguaje utilizado por la sociedad mexicana de principios del siglo XX: “Es la mera verdá. Hasta los pobres se cansan de dar sudor, sangre y mais pa conseguir tan poco. En eso no cambian las cosas, ¿qué no?... O llegas arriba y robas, o te quedas abajo y te roban.”

Reverte se permite mirar a la Revolución desde la distancia, para ello se aproxima desde uno de los grupos revolucionarios: el villismo, con un ingeniero español, Martín Garret Ortiz. ¿Hay un guiño a la historia? ¿Martín representa el mestizaje? ¿Martín Garret es Martín Cortés, el hijo del conquistador? El minero permite ver el tránsito de la Revolución y lo hace desde adentro: en los estados de la república, el pueblo cerrado a la realidad nacional al igual que Agustín Yáñez lo hizo en Al filo del agua (1947), pero Reverte traspasa la frontera de la novela de la Revolución: transita a la ciudad, espacio donde llegan los grupos triunfantes y se desencadena una etapa sangrienta después del asesinado de Francisco I. Madero. La novela se abre a la historia y a su tránsito por el territorio de México. Narra la batalla, el choque de las balas contra los cuerpos de la milicia, la pugna entre grupos “cuando villistas y carrancistas se fusilaban casi a quemarropa en el borde mismo del canal de riego, entre rugir de disparos, relincho de caballos y gritos de hombres que mataban y morían.”

La novela es un pasado más lejano a la misma Revolución, en varios momentos Martín Garret aparece para dialogar con ese tiempo incómodo y poco entendido. El gachupin recuerda a la

Conquista: “Aquí no nos gustan los españoles –dijo al fin el coronel, vuelto de nuevo hacia el joven-. Nos fregaron hace tres siglos y lo siguen haciendo.” O “Ah, qué bueno. Porque yo, aquí donde me ve, soy malinchista. De Tlaxcala, como dije. De ahí eran los indios que lucharon al lado de los españoles contra Moctezuma, que los tenía oprimidos…”. El autor conoce bien lo que fue el proceso histórico, por ello presenta la asimilación del pasado, pensando que la Revolución sirvió para que los norte supieran que existían los del sur. Esas miradas que eran ajenas encontraron el punto de confluencia en los problemas comunes que compartían.

Pérez Reverte demuestra que un español puede escribir de la Revolución Mexicana de la misma manera como un mexicano lo puede hacer de la Guerra Civil española. Al asimilar a la otra nación nos encontramos con ese pasado en común donde se localizan las respuestas al presente.

Revolución. Una novela se teje en los conflictos generados por las pasiones y ambiciones que desata el poder; describe de manera muy cuidadosa la personalidad de Francisco Villa y Madero; se deja al descubierto la constante rotación en los personajes que llegaron al poder: Madero traicionado por Huerta, Villa y Zapata por Carranza, Carranza por Álvaro Obregón.

Si algo añade Reverte a la novela escrita sobre el proceso armado es la descripción precisa que hace de lo que sucede en el campo de batalla “Casi con sobresalto, recordó a Genovevo Garza. Lo había visto por última vez durante la carga, pues cabalgaba cerca uno del otro, perdiéndolo en la polvareda final, cuando villistas y carrancistas se fusilaban casi a quemarropa en el borde mismo del canal de riego, entre rugir de disparos, relinchos de caballos y gritos de hombres que mataban y morían.”

En la estructura que Reverte crea aparecen tres mujeres: Maclovia Ángeles –la soldadera, quien juega un papel fundamental en el desarrollo del conflicto armado, no solo alimenta a la tropa, también agarra la pistola y pelea contra el enemigo, carga con la familia y sigue a su marido-; Diana Palmer –la periodista norteamericana viene a describir lo que sucede al otro lado de la frontera, se entera de las conspiraciones y retrata a los personajes, como Villa o Madero, en el extranjero-; y Yunuen Ladero –mujer aristócrata que representa aquella vida del Porfiriato. Su presencia bosqueja la manera en que esa clase social supo navegar en la tempestad para mantener sus privilegios-. Las tres mujeres tienen un vínculo con Martín Garret, forman parte del proceso, y se involucran en él desde las posibilidades que les permite su personalidad misma.

Arturo Pérez-Reverte regresa a un conflicto que marcó la historia de México, lo hace en un tiempo donde es urgente volver a entender ese pasado; lo realiza en un momento donde se vuelve indispensable retomar el diálogo entre España y México, y es con Revolución. Una novela que se tiende el puente que tanto se necesitaba.

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