Tal vez a muchos no les diga nada si se menciona a Carlos Cesar Sánchez Hernández pero la mayoría se cuadra ante el nombre Vaquero Rocanrolero, Charlie Monttana, quien se fue esta semana al olimpo del rock mexicano. Un infarto terminó con la vida de este querido amigo conocido como El Novio de México y Elvis del Vive Latino.

Monttana, quien inició su carrera en Nezayork, tuvo varias pruebas de fe en el rocanrol nacional. Primero estuvo con Perro muerto, luego pasó a Vago y de ahí enfiló a Mara antes de volverse rockstar de nivel calle, que lo mismo viajaba en el Metro, hasta ser reconocido como imagen del whysky Jack Daniels, menos en el otrora racista Tennessee, de Polanco.

Con tres últimos discos compactos (Obra, Trabajo y Legado), Charlie, precursor de los dúos de rock en que todos querían grabar con él, dejó no sólo buenas, emblemáticas y provocadoras canciones sino un par de documentales (no trabajos escolares, como ahora se estila) que hablan del contexto en que le tocó vivir se sube a escenarios de primera con visión de producción.

Si de coristas se trataba, él fue innovador. Si de vestirse como artista era, apantallaba. Él sabía, casacas puestas, cómo deslumbrar y si de como ser casi el mismísimo Rey Elvis, se mandó a hacer un traje de chaquira blanca con el que mató en el Vive Latino, con rolas para dejar boquiabierto a cualquiera como “Empanízame la mojarra”, “El Vaquero rocanrolero” o “Bájale de huevos”.

Las pistas de vida al borde del abismo de Minezota, con pasaporte al primer nivel de Polanco (El Lunario), el confidente de Jacinto metalero, actúa como él mismo en dos rockumentales con todas las de la ley de preservación de su imagen y futura leyenda memorable y referencial: Akiestamos (2012), de Alejandro Ramírez Corona que lo pone en su vida loca en el underground al lado de Ali Guagua (Ultrasónicas) y Eduardo Charro Montesinos.

Y el más reciente: Soy yo Charlie Monttana (2020), de Ernesto Manuel Méndez, quien lo disecciona tanto en el culto musical que muchos le profesan, como en su controvertida figura dentro del propio negocio de la música, vida cotidiana, estrategias de supervivencia, management y mil usos del rock popurbano.

Sus divertidos bailes, tremendas botas, sus canciones de letras retadoras, su look entre Axl Rose y David Lee Roth, sus poses y netas de gente auténtica… Eso quedará en la memoria de sus fans, entre los que, por supuesto, me cuento.

pepenavar60@gmail.com

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