No se trata de una utopía sino de un requerimiento imprescindible para trabajar y vivir. La reputación de una empresa determina hasta el 60% de su valor y tal cifra ocurre también en las marcas personales. La honestidad es el valor que ocupa el primer lugar en la percepción social y “paga” dividendos en el incremento de productividad, ventas, atracción de inversiones y talento.

Paradójicamente, se asume que la ética es fundamental pero no se asegura con políticas y prácticas claras en las organizaciones. Actualmente, sólo se menciona dentro de los principios corporativos como algo sustancial y deseable, pero no se legisla sobre el tema.

¿Cómo generar que la honestidad sea una práctica habitual en las empresas de todos los sectores económicos? La pregunta surge a raíz de la iniciativa para reformar los artículos 103 y 107 en materia de ética profesional de Abogados, lo que evidencia el creciente interés por garantizar prácticas laborales apegadas a los mejores intereses de todos.

Éstas son algunas políticas que podrían catapultar la ética de los profesionistas en cada organización:

1. Investigación. Se debe elaborar un mapa de la logística empresarial y detectar puntos vulnerables de buenas prácticas y ética empresarial. Conviene analizar errores en los que se incurrió antaño y la manera de prevenirlos.

2. Establecer un parámetro ético que involucre a clientes, accionistas y empleados. Incluso establecer uno por cada área de producción en la que se determinen acciones que generan el bien común y aquellas que sólo responden a intereses personales. Es conveniente fijar parámetros mesurables de la conducta ética.

3. En el Informe Anual presentar información que denote el uso de los valores empresariales. Vincular ética a los activos monetarios.

4. Formar un Comité de Valores que supervise si la política de la organización es la adecuada para ofrecer los resultados éticos prometidos y para actualizar prácticas acordes a los lineamientos fijados.

5. Generar un Programa de Compras que garantice que los proveedores cumplan con los valores sociales, ambientales y políticos que la empresa defiende.

6. Crear juicios con jurado dentro de la organización cuando se hayan cometido errores para analizar qué se ha hecho mal y por qué.

7. Formar un Consejo de Dirección que incluya a empleados y clientes, lo que incide en el involucramiento de todos los públicos en el gobierno a alto nivel.

8. Establecer Normas de Valores sobre el plazo de entrega, la información al cliente y la coordinación entre comprador y vendedor. Esto permite que los proveedores actúen éticamente en el mercado e incorporen valores relativos al trabajo infantil, el pago de impuestos o la compra de productos en países gobernados por dictadores.

9. Tener Auditores de Riesgos que informen continuamente sobre el equilibrio entre riesgos y beneficios en las inversiones, para que los accionistas puedan elegir y para que empleados y clientes entiendan las consecuencias de la decisión tomada por la empresa.

10. Involucrar al personal en organizaciones caritativas.

11. Generar programas de comunicación interna que resalten los valores y logros de la propia organización.

12. Crear Fondos de Capital Privado para organizaciones sin ánimo de lucro que garanticen un crecimiento sostenible. La ayuda económica debe acompañarse de la exigencia de compromiso y estabilidad para que las organizaciones con mejor rendimiento puedan seguir contando con ese capital.

13. Intermediarios con Información Fiable. Contar con expertos que reúnan información objetiva para ayudarnos a elegir empresas que representen ventajas económicas o de eficacia pero que posean en la misma proporción valores humanos.

Rector del Colegio Jurista

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