«En un lejano lugar retacado de nopales

Había unos tipos extraños llamados intelectuales.»

Los intelectuales, canción de Rodrigo González.

El filósofo y teórico marxista italiano Antonio Gramsci, decía que los intelectuales orgánicos son aquellos que emergen de una clase social específica y actúan como sus representantes, articulando y promoviendo sus intereses y valores; diferencia a los “intelectuales tradicionales,” que tienden a verse a sí mismos como independientes y apartados de la lucha de clase.

El día 20 de mayo se dio a conocer un posicionamiento de notables, no todos ellos intelectuales, que manifestaron su apoyo a la candidata del PRIAN Xóchitl Gálvez. Voy a narrar la forma como nació el desplegado que pretende representar la “intelligentsia mexicana” en un acto de proselitismo electoral. Los hechos los rescato y los uno en un hilo conductor a partir de unos seis testimonios que obtuve.

Por tratarse de representantes de la cultura, me tomo alguna licencia literaria que solo es responsabilidad mía.

Todo comenzó en una conversación en torno a un tequila, no podría asegurar que fue un “7 Leguas”, pero era blanco. Al capaz activista, orador principal en el mitin de las candidaturas del PRIAN en el Zócalo, Guadalupe Acosta Naranjo, se le ocurrió que era importante conseguir el respaldo a su proyecto político de un sector importante de notables.

Fue en la casa de Roger Bartra donde se fraguó todo. Acudieron Enrique Krauze y Cristopher Domínguez, de letras libres; y representantes de Nexos (Héctor Aguilar Camín no pudo asistir a la primera cita). Comenzó con la idea de organizar un acto de apoyo a Xóchitl, pero no faltaron las voces de algunos de los convocados, remilgosos en un principio, que pidieron que hubiera un manifiesto que justificara su legítima participación. La reputación, ante todo. El texto redactado en su versión original por el propio Bartra quedó medio maltrecho, pero logró el consenso.

Así nació lo que podemos llamar la coalición de notables. Dos frentes adversarios en el pasado, el de “Letras Libres” (originalmente de derecha liberal) y

el de “Nexos” (originalmente vinculado a Carlos Salinas de Gortari), se unen para denunciar “la deriva autoritaria” y apoyar a la señora candidata presidencial del PRI y del PAN.

Destaca el hecho que las firmantes Ofelia Medina y Lorena Maza, quienes no fueron consultadas y tuvieron que pedir públicamente que borraran sus firmas. O, el caso de Agustín Basave quien, como dirigente del PRD, en Palacio Nacional, invitado por Enrique Peña Nieto, peleaba por una foto con el Papa Francisco de visita en México. Basave es el político que influyó fuertemente en Luis Donaldo Colosio y ahora con su hijo que lleva el mismo nombre, es diputado federal con licencia de Movimiento Ciudadano. Ah, y el suegro de Jorge Álvarez Máynez, Rubén Aguilar, ex portavoz de Vicente Fox (“lo que Fox quiso decir”) también firma, pero los suegros, suegros son.

Aquí no reprochamos el derecho a manifestar el apoyo político electoral de nadie. Es más, lo celebramos. Nos congratula que Krauze y Camín vayan de la mano cuando hace algunos años sus diferencias ideológicas les impedían saludarse. Lo que nos sorprende es que lo que los una sea el odio, que sea porque fueron desplazados de los círculos de poder que frecuentaban como válidos. Lo que nos sorprende aún más, es que no se percaten que transmiten un mensaje elitista y clasista.

“Nosotros, los dueños de la inteligencia y la cultura, los privilegiados, estamos con la candidata que defiende los privilegios que nos ha quitado el mal gobierno”, parecen decir. No han entendido por qué la mayoría apoya a un gobierno y a un proyecto de transformación que habla a nombre, representa y apoya a la mayoría frente a los privilegios y contra el clasismo y el elitismo.

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