Alexandre Koyré, nacido ruso en 1892, sabelotodo francés de la Escuela de Altos Estudios, refugiado en Estados Unidos durante la guerra mundial, publicó en 1943, Reflexiones sobre la mentira (libro reeditado en Francia en 2016, Réflexions sur le mensonge). La primera frase del libro reza: “Nunca se mintió tanto como en nuestros días. Ni se mintió de manera tan sinvergüenza, sistemática y constante”. Me dirán que, a la hora de la segunda guerra mundial y de las tiranías fascistas, nazi, soviética, su afirmación era indiscutible, pero que, felizmente, esa terrible época no es la nuestra. Ustedes saben que eso no es cierto y que “nunca se mintió tanto como en nuestros días”. Criollo nuevo, no hablaré de nuestro querido país. El mismo Alexandre Koyré reconoce que la mentira es tan vieja como el mundo y que, según la Biblia, el Diablo es el padre de la mentira, del engaño del cual fue víctima la primera mujer, Eva.

Los tiranos de todas las épocas han mentido, pero la novedad, desde el invento de la imprenta, luego de la gran prensa y finalmente de todos los medios de comunicación masiva hasta TikTok, es que la mentira alcanza las masas, está destinada a las masas. Hitler lo intuyó a su manera genial, genialmente diabólica, y se volvió un maestro de la radiofonía. Fue su fiel Doktor Goebbels quien formuló el principio: si dices una mentira, tiene que ser enorme, tan grande que el público la acepte; así teorizaba el desprecio absoluto de la verdad y de la verosimilitud. Cuando Poncio Pilatos pregunta a Jesús “¿Qué es la verdad?”, habla como filósofo. Los grandes tiranos como los pequeños autócratas le niegan todo valor a la verdad y dan por verdad su mentira porque su palabra no ayuda a entender la realidad, sino a transformar y manipularla. Vladimir Putin dice que los ucranianos son nazis antes de afirmar que Ucrania nunca ha existido. Su gobierno acaba de aprobar los nuevos manuales de historia para los dos años de prepa con un nuevo capítulo para “explicar” la Operación Militar Especial y su “contexto”. El contexto es que Ucrania no ha existido y nunca debe existir. Es más, se deja de emplear la palabra “Ucrania” para hablar únicamente de “Pequeña Rusia”.

La mentira forja el mito y el mito derrota la verdad porque llega a las tripas, fomenta y excita las pasiones básicas (miedo, envidia, odio, rencor, venganza). La mentira derrota la inteligencia que habla al cerebro, a la razón. Eso lo saben y lo manejan a fondo Donald Trump y la cadena Fox-News que sabe perfectamente que mentía cuando decía que los demócratas de Biden le habían robado la victoria a su hombre. Tan es así que acaba de correr a su mentiroso más popular y de pagar una suma astronómica para no ir al tribunal. El caso estadounidense manifiesta que la mentira funciona también en las sociedades democráticas y las redes sociales contribuyen, queriéndolo o no, a la erosión de la democracia. Vean el caso de Francia. ¡Qué no han dicho sobre el pobre Emmanuel Macron! ¡Cuántas mentiras! Bien dijo Voltaire: “¡Calumnien, calumnien! Siempre quedará algo”.

El colmo es que, en ciertos casos, el mentiroso dice la verdad; si usted lee Mein Kampf verá que Hitler, antes de llegar al poder, anunció públicamente su programa de acción nacional e internacional. El papa Pío XI, que había leído el libro, convocó al embajador de Francia cuando, en 1936, Hitler ocupó la Renania, en violación del tratado de Versalles, sin reacción de París y Londres. Le dijo: ustedes perdieron la última oportunidad de parar a Hitler y de evitar la guerra; no sé en cuál orden lo hará, pero tomará Austria, luego Checoslovaquia y finalmente Polonia. Así fue.

Putin, desde 2004, y en muchas ocasiones, anunció su proyecto de tomar control de Ucrania. En julio de 2021 publicó un largo texto que justificó, con ocho meses de anticipación, la Operación Especial de 2022. Nadie lo creyó, de modo que la verdad, demasiado cruda para ser creída, funcionó como medio para engañar. Alexandre Koyré, al presentar el caso de Hitler, habla de “conspiración a la luz del día”, un oximoron puesto que, por definición, la conspiración es secreta y nocturna.