Una película puede empezar por un suicidio, que con frecuencia importa un enigma inquietante. Una superstición considera que en la muerte se cifra paradójicamente una existencia, pero un suicidio depara dudas e incertidumbres, conjeturas y preguntas sin respuesta, el desconsuelo de la lógica, acaso una provocación y una certeza: una persona ha decidido prescindir libremente de la vida —o por obligación moral, como Ayax. “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio”, escribió Albert Camus en El mito de Sísifo: “Es el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de ser vivida, es contestar a la cuestión fundamental de la filosofía”.

No por azar, en el principio de Crystals of the Mind, el film de Tufic Makhlouf Akl, hay un suicidio. Se refiere a él escuetamente, sin afectaciones dramáticas ni suspicacia. Ocurrió en la hacienda de San Francisco Cuadra, en Taxco, donde Luis Buñuel había filmado su adaptación de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë: Abismos de pasión. Lo cometió con una pistola un hombre que había liquidado su cuenta de hotel y no tenía deudas. Como lo había dispuesto, en su entierro lo acompañaron tres mujeres con las que había convivido.

A Tufic Makhlouf Akl y al guionista Enrique R. Mirabal parece seducirlos menos la historia de ese suicidio que la del hombre que se decidió por él, entre otras cosas, porque se trataba de un pintor que halló un devenir creativo peculiar, en el que se le puede reconocer inexorablemente, a pesar de que se bifurca constantemente, en el que convergen la antropología y la pintura, el surrealismo y la ciencia, la imagen y el pensamiento, el azar y la prehistoria, la prefiguración y la intervención de la realidad como obsesiones naturales; ese hombre había nacido en Baden, un balneario vecino a Viena, y se llamaba Wolfgang Paalen.

Producida por Aube Breton-Elléouët y Oona Elléouët como otros films acerca de surrealistas, entre ellos Remedios Varo. Misterio y revelación y El gabinete surrealista de Alan Glass, también de Tufic Makhlouf Akl, en Crystals of the Mind, cuyo título procede de un cuadro de Wolfgang Paalen, la biografía de ese creador “elíptico”, como lo ha llamado Alberto Blanco, no se reduce a un anecdotario especulativo (una tentación en la que se complació Arthur A. Cohen en la novela Acts of Theft), sino que se ensaya como una aproximación a su obra: los testimonios de su participación en París en el grupo Abstraction-Création, su adhesión al surrealismo acaudillado por André Breton, que luego reprobó su “surrealismo disidente”, el hallazgo de esa forma de “pintura automática” que puede ser el Fumage, su llegada a México donde fue recibido por Diego Rivera, Frida Kahlo y Juan O’Gorman. La narración de su viaje a Norteamérica con su esposa Alice Rahon y Eva Sulzer importa una recreación de ese viaje que se publicó por entregas en la revista DYN, que editaba Paalen, con fotografías de Sulzer: “Paysage totémique”.

En Crystals of the Mind, de Tufic Makhlouf Akl, la obra de Paalen no resulta una justificación cinematográfica ni la ilustración de una película; es la esencia de un film que no elude la complejidad múltiple de Paalen: sugiere el interés que cultivaba Paalen por las culturas ajenas a lo que llaman “civilización”, la fascinación que experimentaba por su arte como un rastro antropológico, como una manifestación natural, como objeto. Ese arte terminaría por conformar su obra. No desdeña sus textos y teorías infinitas acerca del tó dynaton, “lo posible”, concatena sus ideas y la propagación de ideas por medio de revistas y exposiciones, y ensaya que esa obra se integre a su film con un ritmo preciso por la edición de Laila Heiblum y la concepción musical de Emiliano González de León, sin prescindir del sentido del humor.

Crystals of the Mind se estrenó al mediodía del sábado 21 de septiembre en el Museo Franz Mayer, el DVD se presenta hoy en el Centro Pompidou en París y el 8 de octubre en el museo del Palacio Belvedere en Viena, donde se podrá ver mucho de la obra de Paalen en una exposición. A fines de octubre se proyectará en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

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