Hace dos meses fui a Culiacán por motivos de trabajo. En una de las reuniones, uno de los asistentes mencionó que la incidencia de homicidio doloso iba a la baja en Sinaloa, pero que esto iba acompañado de un aumento en el número de desapariciones. Dada esta situación, proponía que en lugar de considerar solo el número de homicidios, se sumara a esta cifra el registro de desaparecidos. Aunque entendía la razón de su propuesta, escucharla me dio un vuelco al corazón. Porque no concibo mayor infierno que vivir con la incertidumbre sobre el paradero de una persona querida y el anhelo por saber qué pasó con ella. Dada la situación de violencia que atraviesa nuestro país, no es posible determinar con certeza el destino de los desaparecidos y clasificarlos como homicidios. Sabemos de casos de personas que son secuestradas por organizaciones criminales y obligadas a realizar trabajos forzados. Sabemos de casos de personas que se encuentran detenidas por autoridades y cuyos familiares no fueron notificados. Sabemos de casos de personas en situación de calle que se reportan como desaparecidas. Incluso asumiendo que algunos son homicidios dolosos, no sabemos dónde están sus restos.

Aunque debería ser una obligación de las autoridades encontrarlos, son los familiares los que realizan acciones para dar con sus seres queridos. Menciono esto porque hoy inicia la 5a. Brigada Nacional por la Búsqueda de Personas Desaparecidas. Por quinta ocasión, un grupo de familiares y colectivos en busca de personas desaparecidas, realizarán un modelo de búsqueda organizada para realizar acciones que abonen a la construcción de la verdad. En esta ocasión la brigada se llevará a cabo del 7 al 22 de febrero en el norte de Veracruz y contará con la participación de alrededor de 300 personas, incluyendo a familiares de personas desaparecidas, personas solidarias (antropólogos, abogados, defensores de derechos humanos, etc.) y periodistas. Tal y como describe la página de la Red de Enlaces Nacionales, la brigada nacional tiene los siguientes objetivos: priorizar la localización e identificación de las personas desaparecidas, realizar una búsqueda sin estigmatizar ni criminalizar, fomentar un diálogo sobre la situación de violencia en el país, articular a familiares y comunidades; así como plantear la reconstrucción del tejido social.

Para llevar a cabo estos objetivos, la brigada se organiza en torno a 5 ejes de intervención: la búsqueda en campo, la búsqueda en vida, la intervención en escuelas, la intervención en iglesias y la identificación forense. Cada uno de estos ejes son realizados por los participantes quienes se organizan en grupos para poder realizar las distintas actividades. La brigada nacional requiere de recursos para poder alimentar a las personas que participan en la búsqueda, tanto familiares como aliados, así como para su traslado, seguridad y la realización de talleres. Dadas estas necesidades, se inició una colecta para recaudar parte de los fondos necesarios para llevarla a cabo.

Una amiga fue a la 4a. Brigada Nacional de Búsqueda y al regresar me contó que uno de los acuerdos de convivencia entre la personas “solidarias”, era colaborar con el trabajo de limpieza y cocina, ya que se asumía que la carga emocional no era la misma para todos los participantes. Muchos de nosotros no podemos compartir esta carga emocional con los familiares de personas desaparecidas, ni ayudarlos con estas acciones tan necesarias para la brigada, pero sí podemos solidarizarnos donando a la misma. Para encontrarles, donemos a la 5a. Brigada Nacional de Búsqueda:

https://donadora.org/campanas/5-brigada-busqueda



Directora Ejecutiva de Impunidad Cero

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