YouTube anunció la semana pasada que no permitirá contenido antivacunas en su red. Esto significa que quedará fuera la información, no sólo que los complotistas burdos que consideran que cada vacuna inyecta un chip 5G en el cuerpo humano, sino también los que piensan que las vacunas de sarampión o hepatitis pueden dañar la salud.

¿Sensatez o censura? El mar de grises que existe entre estos dos conceptos evoca episodios del pasado reciente: el bloqueo de las cuentas de Donald Trump por Facebook y Twitter. Ahora toca turno a YouTube, propiedad de Google, que no permitirá contenido “que contradiga a la Organización Mundial de la Salud o a las autoridades de salud locales sobre la información del Covid-19” aunque, como mencioné, es extensivo a otros casos también.

¿Quién debe definir qué es peligroso, qué es falso o qué es conveniente, bajo qué parámetros? Las manifestaciones contra las nuevas políticas de YouTube circulan ya en las redes, algunas de ellas incluso consideran que se trata de la imposición de un nuevo orden mundial.

Y, cambiando un poco de tema, pero no tanto, la prestigiada revista ‘The Lancet Regional Health’, edición Américas, acaba de publicar en su volumen 4 . Este texto de once autores, entre los que se encuentra el exsecretario de salud de México, Julio Frenk, hace un recuento de las políticas públicas de estos dos países y ofrece algunas conclusiones de ciertos datos que fueron reunidos desde la aparición del primer caso, hasta mayo de 2021. También propone ocho hipótesis como marco conceptual de construcción de políticas públicas a aplicar durante pandemias.

Describe cómo estos dos gobiernos, bajo el mando de presidentes populistas -así los llama- Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, han fallado en el manejo de la pandemia porque se han basado en ‘punt politics’ (política de patear el balón, o posponer las decisiones). La falta de liderazgo a nivel nacional y la fragmentación de la respuesta que fue delegada a estados y municipios, ha tenido un efecto negativo en el control de la pandemia. Se da seguimiento a 10 medidas adoptadas: el cierre de escuelas, las campañas de información, el uso obligatorio de mascarillas y las restricciones a eventos públicos, entre otras, revisando cómo éstas fueron implementadas de forma muy heterogénea a nivel estatal, provocando un “collage” de política de salud sin coherencia, sin coordinación y sin estar basada en evidencia científica.

La falta de pruebas suficientes de Covid-19 debilitó la posibilidad de tener un enfoque geográfico; se actuó, por lo tanto, reactiva y no proactivamente, porque se basaron en los muertos y no en los enfermos. México fue el país número 168 de 209, con sólo 72 pruebas por cada mil habitantes.

Por lo que hace a las campañas de información, ambos países enviaron mensajes no basados en evidencia, como la invitación de AMLO a la población a abrazarse o a ir a restaurantes, o bien su resistencia a utilizar mascarilla y a guardar distancia. ¿Eliminará YouTube de su red la mañanera en la que el Presidente López Obrador dijo que él estaba protegido por el amuleto que mostró? ¿Bajará el vídeo en el que López-Gatell afirmó que AMLO era una fuerza moral y no una fuerza de contagio? ¿Qué hará YouTube cuando las autoridades de salud locales no coincidan con la OMS, como ha pasado en México y en Brasil? ¿Censurará YouTube a AMLO y a Bolsonaro?

*Presidenta de Observatel y comentarista de Radio Educación 
Twitter: @soyirenelevy 

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