Hace una semana, el Líder Único nombró titular de la Tesorería de la Federación a la profesora de sociología marxista Elvira Concheiro. Ya está a cargo de la gestión financiera de los recursos y valores del gobierno federal, de sus ingresos, pagos, cuentas, recaudación y demás obligaciones contables y administrativas.

Algunos se desconcertaron: ¿cómo hará eso alquien sin experiencia?, ¿no es corrupción pilotear el avión sin ser piloto?, ¿será un autosabotaje calculado para crear más pobres? No, me dije: el Superior Único no habría encargado una tarea tan técnica a alguien incapaz. Y lo del marxismo, bueno (me seguí diciendo), serán estudios sobre su fracaso, sobre “el pasado de una ilusión” que dijo François Furet…

Así que me asomé al repositorio de “tesis UNAM” (en línea) y encontré la de Concheiro: Las fracciones de la gran burguesía. Es interesante. Lleva un epígrafe de Lenin contra “la era del comercio en la que la burguesía no siente escrúpulos por traficar hasta con el honor y la conciencia”.

Pinche burguesía.

Vivimos una época “en que la mitad del mundo se ha librado del régimen burgués y cuando su principal enemigo, el proletariado, ha ido forjando sólidamente las poderosas armas que le darán muerte”. En México, a ese régimen lo apoya “una burguesía temerosa de las masas revolucionarias” que creó “un estado sólido con reminisencias (sic) absolutistas, como es el presidencialismo”; “una burguesía oscurantista e ignorante, temerosa de la ciencia y de la cultura” que para lograr “la acumulación capitalista” sometió al proletariado con sus tres “revoluciones burguesas”, la independencia, la reforma y la revolución.

Pero si la “clase capitalista se encuentra en un proceso de descomposición” y la burguesía es “una clase política y socialmente reaccionaria”, el proletariado es “la clase más importante” de México y como tal “dirigirá la radical transformación de la sociedad”, o sea la cuarta.

El Estado burgués mexicano es “dueño de todo, pero oculto tras una inmensa y complejísima red de sociedades anónimas, de acciones, bonos y gerentes administrativos”. Y su aliada es “la ausencia de un proletariado consciente”. Mas a pesar de ello, no podrá “evitar que se gesten, a la par de la dominación burguesa, las condiciones y los hombres que acaben con ella”.

Como México “se encuentra ya en la época en que se prepara la revolución socialista”, la clase obrera dirigirá “un cambio radical que requiere de la conversión de la clase obrera en dirigente nacional”. Para lograrlo debe entender bien a “su principal enemigo”, que es la burguesía con su “oligarquía financiera”, su banca, sus consorcios fabriles y comerciales sus CONCAMIN, CANACINTRA, CONCANACO y el Consejo Coordinador Empresarial. Para eso es la tesis, para luchar contra los intereses “de las fracciones gran burguesas” y para fortalecer los de “las fuerzas democráticas y revolucionarias” ante la lucha final que “significaría abrir las puertas de la gran transformación socialista”.

Sí, es una tesis de 1978. Pero todavía en 2019 Concheiro celebró el centenario del Partido Comunista Mexicano (en YouTube) diciendo que “tiene una extraordinaria actualidad su programa de transformaciones democráticas profundas”; que dejó un legado “vigente en la medida en que están por construirse las transformaciones” y sembró una “semilla de transformación democrática que está por germinar”.

Bueno, pues la Tesorería de la Federación ya le pone fertilizante…

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