Al inicio de diciembre, el Inegi presentó los resultados de ECOVID-IE , en su segunda edición. La institución señala que se trata de información estadística que permite conocer el impacto del Covid-19 en las empresas. Pero también da a conocer el estudio demografía de los negocios 2020, que publica regularmente desde hace tiempo. Las cifras sobre el número de empresas afectadas por sus ingresos en el contexto de la pandemia son particularmente elevadas, aun cuando se observa una disminución con relación a los datos obtenidos en la primera encuesta. Disminución de ingresos (79.2%), baja en la demanda (67.6%), escasez de insumos (22.8%).

Todas son cifras menores a las señaladas en la primera edición de ECOVID-IE, elaborada con datos recabados entre el 7 de mayo y el 12 de junio. La segunda encuesta se realizó entre el 1 de septiembre y el 16 de octubre. Las diferencias entre ambas encuestas son importantes y dan cuenta de una disminución en el tamaño de los resultados negativos en el funcionamiento de las empresas y en el número de las afectadas.

No obstante, como sucede en otros espacios de las actividades económicas y sociales hay notables diferencias entre las compañías, teniendo los resultados negativos mayormente concentrados en los grupos de pymes y microempresas (mipymes). Según los resultados de la primera encuesta ECOVID-IE, la disminución de ingresos en el grupo de grandes empresas fue del 33.5%, mientras en las pymes fue de 80.7% y en las microempresas de 85.9%. En la segunda encuesta los ingresos de las grandes empresas bajan en 11.9%, mientras entre las pymes la cifra es de 73.7% y en las micro de 80.3%.

Sin duda, se trata de una situación notablemente desigual que sumada a las distintas condiciones con que operan las empresas, como muy desigual acceso al crédito, tamaño de los ingresos, relaciones con proveedores, implican riesgos muy distintos. En ese escenario es que no sorprenden otros resultados que arroja la encuesta, como el tiempo en que pueden seguir operando. Son las mipymes las que responden que con el mismo nivel de ingresos tienen más dificultades para seguir operando y más de la mitad considera que en este contexto pueden seguir operando únicamente hasta doce meses más.

Otros datos siguen manifestando la desigualdad entre las empresas a partir del criterio de su tamaño. En el retraso en el pago de deudas es mucho mayor entre las mipymes. Pero también, en la modificación de las formas de organización del trabajo. La adopción del trabajo en casa es muy importante entre las grandes empresas, con 44.8% que adoptó esta medida a diferencia de las pymes, con 19%, y las microempresas, con 11.2%.

Estos resultados tienen un carácter estructural. Gran parte de las mipymes opera en actividades que necesariamente son presenciales como los servicios de venta de alimentos, comercio al menudeo y otra gran cantidad de servicios personales. También son actividades realizadas con los elementos mínimos en pequeños locales y en ocasiones utilizando a la vivienda como el espacio en que se desarrolla la actividad comercial.

Son estas condiciones las que explican; por ejemplo, el menor avance del teletrabajo. Pero también la alta fragilidad en materia de ingresos y tamaño de la demanda al existir diversas medidas de confinamiento social. Es un incremento de la desigualdad asentada en las condiciones estructurales en que opera la economía y que para ser superada necesita de la construcción de un desempeño económico con otras características.

El alto número de desaparición, como también el notable número de creación de empresas es una historia regular en el comportamiento de la economía en el país. El punto de partida estructural es que, según datos de los Censos Económicos de 2019, 99.8% de los establecimientos son micro, pequeños o medianos. La vida media de gran parte de estas empresas es menor a los cinco años y constantemente desaparecen y se crean otras.

La estadística que desde hace años genera Inegi indica que entre las empresas con hasta dos ocupados, 37% muere al cumplir o antes de un año. Pero también en las compañías con entre tres y 10 ocupados las cifras de cierre son significativas. En un escenario de cinco años, las cifras son mayores, revelando que se trata de actividades que no logran sostenerse considerando el desempeño que ha tenido la economía del país desde algunos lustros.

Es un hecho que debe modificarse, en tanto se generen nuevas condiciones en materia de ocupación formal, incremento en los salarios, proyectos de inversión sostenidos, articulación entre firmas grandes, medianas y pequeñas y programas de gobierno que impulsen este conjunto de acciones.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
Twitter: @GregorioVidalB

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