La pandemia de Covid ha tenido un efecto severo sobre las economías del mundo. La enfermedad ha desafiado las predicciones respecto a su desarrollado y magnitud. En donde se creía que se le tenía controlada se está viviendo un nuevo rebrote quizá más fuerte que el anterior. El contexto económico se ha complicado, pues los países ya utilizaron el confinamiento, su principal arma, durante mucho tiempo. Con los infectados, muertos y hospitalizados al alza, México no escapa al dilema: soltar las amarras de la economía o redoblar el confinamiento. La crisis generada por la pandemia ha sido profunda y cualitativamente distinta. Aparecen simultáneamente dificultades para producir y reducciones del gasto de consumo y de inversión, debidas al confinamiento, a la caída de los ingresos y el aumento del desempleo. Ahora se pueden ver los resultados del confinamiento con las estadísticas disponibles.

De acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), la economía mexicana estuvo estancada entre marzo de 2019 y febrero de 2020. En marzo-agosto de 2020, el IGAE se desplomó al decrecer en un promedio mensual anualizado de 13% (todas las comparaciones se refieren al mes correspondiente del año anterior). En abril y mayo las caídas fueron de alrededor de 20 puntos porcentuales. Todavía en julio y agosto, el IGAE se contraía a un ritmo de 10%. En contraste, de febrero de 1995 a enero de 1996, la caída promedio fue de 7% con una disminución máxima de 10% en abril. En noviembre de 2008-diciembre de 2009, la caída promedio mensual fue de 5%, con dos meses de caída de 10%.

En marzo-abril de 2020, el consumo privado se redujo en un 17% en promedio mensual, con una caída de 25% en mayo. En febrero-diciembre de 1995, la disminución promedio fue de 5%, con una reducción máxima de 8% en noviembre. En octubre de 2008-noviembre de 2009 la caída promedio fue de 6%, con una caída máxima en mayo de 2009 de 12%. La formación bruta de capital fijo (FBCF) venía disminuyendo en noviembre de 2018-febrero de 2020 a un promedio de 5%.

Desde marzo y hasta julio de 2020, el ritmo de caída se agudizó a un 27% en promedio con una caída máxima de 40% en mayo. El desempeño de la FBCF hasta ahora parece un poco menos grave que la de 1995, cuando el promedio de caída entre diciembre de 1994 y enero de 1996 fue de 31%, con cinco meses de caída mayores al 40%, pero mucho más severa que su comportamiento en diciembre de 2008-diciembre del 2009, cuando disminuyó en promedio anual en un 11%, con una caída máxima de 17% en abril.

El correlato de la fuerte contracción económica está en la evolución de los trabajadores permanentes y eventuales del Instituto Mexicano del Seguro Social. Entre marzo y septiembre de 2020 disminuyeron, respectivamente en un promedio de 3.2 y 2.5%. La condición de desempleo y de pérdida de ingresos debe ser mucho más drástica para los trabajadores informales. A los efectos inmediatos y directos de la reducción de consumos necesarios para la vida, se añaden los del aplazamiento de la reposición y ampliación del acervo de capital, lo cual repercutirá en los próximos años en una continuación del lento crecimiento de la productividad en el país.

Profesor de la Facultad de Economía, UNAM e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social. caceps@gmail.com

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